Aquí estamos de nuevo, tuve que enviar a nuestra querida Emma a un universo al azar, no juzguen corría peligro y fue lo que se me ocurrió, además aun trato de averiguar, por que esta pasando esto. Por ahora veamos en donde se encuentra Emma ahora…
Año desconocido
Hace muchos años el planeta sufrió una de sus épocas más difíciles, las tormentas y tsunamis provocaron que la vida en la tierra desapareciera, y el mar se convirtió en una camino infinito por recorrer. Al poco tiempo la vida resurgio, los dioses que en el pasado caminaban por la tierra decidieron regresar para repoblar un mundo que era en su totalidad agua.
Con criaturas que podían volar o nadar con facilidad, pero una de esas tantas diosas decidió crear pequeños seres que florecían y lucían como hermosas flores, y decidió que vivirían en una pequeña isla.
No todos los dioses eran buenos, aquí resaltaba uno de ellos por su oscuro corazón, lo llamaban de muchas formas, pero el decidió que todo aquel que lo buscará lo llamara Lufus, a diferencia de los otros dioses, Lufus se quedó en la superficie, mientras los demás dioses regresaron a su reino, dejándolo ahí y prohibiendo su regreso.
Isla Vergel
En esta isla fue donde aquella diosa dejó a sus pequeñas flores, los cuales lograron hacer de esta isla su bello hogar, aquí un padre amorosa y trabajador tenía la difícil tarea de lograr que su hija Flora despertará.
Padre: Hija ya despierta.
Flora no respondía.
Padre: ¡Flora no me obligues a subir!
Flora: ¡Ya voy!
Pero curiosamente en esa habitación habían dos pequeñas florecitas, y Flora se dio cuenta de la extraña que dormía junto a ella.
Flora: ¡Papá!, ¡Sube rápido!
Emma: ¿Qué?, ¿Dónde estoy?
Flora: ¿Quién eres tu?
Emma al ver que era una flor hablante comenzó a gritar, asustada y confundida no sabia que hacer, y tampoco ayudaba que Flora también comenzará a gritar.
Padre: ¿Pero que esta pasando aquí?
Flora: ¡Hay una extraña en mi cama!
Emma: Son…son flores.
Padre: No te has visto en una gota de agua niña, ¿Cómo entraste a mi casa?
Emma comenzó a ver su manos y pudo notar que era igual que ellos, pero al verse completamente en una gota de agua se desmayo al ver como lucia.
Treinta minutos después…
Flora: Despierta…oye despierta.
Emma: ¿Eh?...¿Qué pasó?
Flora: Te desmayaste, ¿Qué nunca te habías visto en una gota de agua?
Padre: Toma bebelo.
Emma: ¿Qué es?
Padre: Es agua, tu que crees.
Emma: Lamento mucho el haber aparecido así en su casa.
Flora: Si que me asustaste.
Padre: Explícate niña, ¿de donde saliste?
Emma: No lo van a creer.
Flora: Pruebalo, que tan loco puede ser.
Una explicación algo confusa después…
Emma: Y ahora estoy aquí, siendo una flor, en una casita hecha de ramas y hojas.
Flora y su padre tenían los rostros llenos de confusión e incredulidad.
Flora: ¿Entonces tu eres una persona?
Emma: Si.
Flora: Y crees que la razón por la que no eres una persona y estas aquí es por culpa de un cometa.
Emma: Es una teoría que se me acaba de ocurrir.
Padre: Lo único que tiene sentido de tu historia es lo del cometa.
Flora: Si, solo por que la descripción que diste se parece mucho al cometa qué acaba de pasar hace unos días.
Emma: ¿Aquí también paso?
Padre: Si, son muy comunes por aquí, son regalos de los dioses.
Emma: ¿Dioses?
Flora: Si, los dioses que nos crearon, ¿De donde vienes no hay dioses?
Emma: Solo uno, pero no nos hizo flores parlantes.
Flora: Eso ofendió.
Emma: Perdón…señor flor…
Padre: Solo dime señor.
Emma: Perdón…señor, ¿Dónde puedo encontrar a esos dioses?
El padre solo se burlo ante tal pregunta, pues a pesar de haber sido creados por los dioses, realmente no sabían a donde habían ido, por lo que nadie se molestaba en preguntar donde podían encontrarlos.
Padre: Eso si esta difícil de saber, por que nadie lo sabe.
Flora: Solo podrías encontrar a Lufus…
Padre: No hables Flora.
Emma: ¿Quién es Lufus?
Flora: Es un dios malvado que se quedó no se fue junto a los otros.
Padre: Flora cállate, aquí nadie habla de Lufus.
Emma: Bueno necesito saber, si es un dios talvez pueda ayudarme a regresar a mi hogar.
Padre: Suerte con encontrarlo, y también con que te ayude, yo ya debo ir al jardín…Flora pórtate bien y tu niña…
Emma: Me llamo Emma.
Padre: Emma…asegúrate de que mi hija no se involucre en tus asuntos, si necesitas un lugar donde quedarte puedes quedarte aquí, pero nada de estupideces, de otra manera largo de aquí.
Emma: Si señor.
Padre: Bien, regresaré más tarde.
Flora: No le hagas caso, es una flor muy gruñona.
Emma no podía dejar de pensar en Lufus, podía ser la ayuda que tanto necesita para volver a su hogar y necesitaba encontrarlo, mientras tanto Flora la llevó a recorrer la isla en la que vivían.
Flora: Te va a encantar nuestra isla.
Al salir de la casa Emma pudo notar los inmensa que era, y lo hermoso que todo lucia, al igual que el inmenso azul que los rodeaba.