Capítulo 2: Eythera.
Arthur frunció el ceño.
-¿Qué demonios le pasa a esta gente?- murmuró una vez Timmy hubo desaparecido.
Leyla rió, pero fue Emma sin embargo la que respondió a su comentario.
-Deben ser las secuelas de permanecer en Eythera por más de dos años.- opinó, entre desconcertada y divertida.
Arthur sacudió la cabeza.
-Qué los Dioses me libren, no me gustaría acabar como ellos. En este autobús mágico ahora mismo no hay nadie que parezca normal.
-A mi me han parecido agradables y simpáticos.- opinó Leyla con una sonrisa.- Me han caído bien.
Emma rió.
-Bueno, tú también eres un caso a parte.- afirmó, echando los brazos a su cuello.- Pero te adoro.
Leyla se deshizo de su agarre, alejándola de ella.
-Sí, sí, muy amigable y amorosa mientras me hace la pelota pero luego, "zasca", las mete por debajo como si nada...
Emma sonrió.
-Cómo te gusta hacerte la víctima.
-Será que no tengo razón.- se defendió Leyla, con falsa indignación. La chica se volvió hacia Arthur, que simplemente las observaba, y le cogió del brazo.- Vámonos, dejemos a la solitaria y egocéntrica Emma a solas con sus pensamientos, ya que no parece necesitarnos.- comentó, y sobreactuando, arrastró a Arthur por el mismo pasillo por el que habían desaparecido minutos antes los otros dos chicos.
Emma sonrió, se recostó en la silla, y se limitó a llevar tranquilamente la taza de café hacia sus labios.
Había pasado ya bastante más de la mitad del trayecto, pero Emma aún no había vuelto al compartimento. Se había limitado a dirigirse a una acogedora zona común con asientos acolchados, mesillas y una pequeña barra de cafetería, y había pasado ahí el tiempo, sin apenas percatarse de su transcurso. Ni siquiera se dio cuenta cuando un chico pelirrojo, alto y con pecas se sentó justo enfrente de ella, pues se encontraba demasiado absorta en el periódico que había tomado prestado de otra mesa.

-Últimamente las cosas están muy tranquilas.- comentó el chico, haciendo que Emma diera un respingo.- Solo hay anuncios de artículos y actualizaciones de minucias.
Emma alzó la vista hacia él, reconociendo al chico que había dicho "el jefe de las habitaciones ha hablado" cuando se encontraron rodeados de la multitud.
-No suelo leerlo. Por eso me apetecía echarle un vistazo.- comentó.
-¿Y ha merecido la pena?- preguntó el chico.
Emma suspiró.
-La verdad es que no.- respondió, dejando el periódico de nuevo sobre la mesa.
El pelirrojo sonrió.
-Soy Max.- se presentó, tendiéndole una mano.
-Emma.- le correspondió la chica, mientras su mente había recordado haber escuchado ese nombre en boca de Timmy.- ¿Tú también eres de Mimbre verdad?
El chico hizo una cara de susto.
-Me tiene localizado.- comentó sorprendido, como si ella no estuviera presente.- Quizá sea alguna especie de acosadora, o un espía.- barajeó para sí mismo, acariciándose la barbilla.
-Timmy lo comentó.- informó Emma, pillando su tono teatrero y queriendo quitarle importancia, para que también fingiera estar decepcionado.
El chico chasqueó la lengua.
-Una lástima, no muy a menudo una chica tan guapa se interesa por ti.- se lamentó.
Emma sonrió.
-He de considerarme alabada por el comentario.- exageró, siguiéndole el rollo.
Max hizo una mueca.
-De qué sirve que te sientas alabada si luego me rechazas.
-No recuerdo que me propusieras nada.- comentó Emma, sonriente.
-Prefiero ahorrarme la vergüenza de ser rechazado...- afirmó, devolviéndole la sonrisa.- Aunque pensándolo bien, algo interesante debéis tener tú o tus amigos para que Ethan os haya aceptado así.- comentó, insepeccionándola e irguiéndose sobre ella.- Sospechoso, muy sospechoso.
Emma no respondió, pudo ver como detrás de esas palabras teatreras y de carácter bromista se escondía un ápice de seriedad y de verdadero interés.
-¿No habías dicho que era porque soy guapa?- preguntó Emma.
El chico se relajó y se dejó caer hacia atrás.
-Quizá...
-¿Dónde has estado?- preguntó Leyla una vez Emma volvió al compartimento. Los cuatro le dirigían miradas curiosas.
-Inspeccionando.- se limitó a responder esta, sin mucha complicación.- ¿Y vosotros?
Leyla sacudió la cabeza.
-Nada realmente. Hemos estado en esta posición prácticamente desde que llegamos. Siento que tengo hasta el culo dormido.- contestó, haciendo círculos con el cuello.- ¿Cuánto queda para llegar?- preguntó, mirando a Timmy y a Ethan, que las observaban en silencio.
-Estamos en último tramo.- respondió Timmy, algo aturdido, probablemente debido a que acababa de despertarse del séptimo sueño.- Debe quedar apenas media hora.
Leyla sonrió, estirando los brazos hacia el cielo.
-Eso es una buena noticia...
Emma, que hasta hora había estado de pie desde su entrada en el compartimento, decidió hacerse de nuevo un sitio entre Leyla y la ventana.
-Antes de volver a perdernos o meternos en el autobús mágico equivocado, ¿podríais decirnos, por favor, qué se supone que tenemos que hacer una vez lleguemos? Porque tengo entendido que llegamos a la comarca donde está Eythera, pero no a la propia escuela.
Timmy asintió.
-Así es. La escuela está demasiado apartada y aislada como para que el teletransportador llegue hasta allí. Lo que por otra parte es de agradecer. Solamente volver a reuniros con vuestro curso y limitaos a seguir a Gale, el guardián y conserje de la entrada, y a Yimbo, su compañero. Ellos son los que guían a los de primero. Nosotros ya conocemos el procedimiento.
-Vale, esperemos tener más suerte esta vez.- susurró Emma, haciendo aparecer en su rostro una mueca.