Capítulo 23: La Torre Efímera de Elde
Apenas eran las once cuando Emma llegó al Gran Comedor y se dirigió, como era habitual, a la mesa donde se encontraban sus amigos. Quienes, por cierto, se la quedaron mirando con una sonrisa misteriosa en sus rostros. Sin embargo, Adrián, que fue el que habló primero, parecía intrigado cuando preguntó:
-¿Dónde te habías metido? Hemos ido esta mañana a buscarte a tu habitación para bajar todos juntos y tú ya te habías ido. Y eso que era bastante pronto.
A Emma le pilló un poco desprevenida aquella pregunta, porque lo cierto es que lo último que se había esperado es que sus amigos hubieras ido a buscarla. Así que, tratando de ser rápida en responder, solo se encogió de hombros y dijo:
-Solo he ido a dar un paseo. Me desperté temprano y necesitaba despejarme.
Doyle la miró atónito.
-¿Con este frío? -preguntó, impresionado.
Emma sonrío.
-No iba a dejar que el frío frenase mis pies. Estamos en vacaciones. -respondió simplemente.
Timmy asintió profundamente.
-Sí, y por eso estábamos planeando ir a Elde esta mañana. -informó, alegre-. Normalmente a los de primero y segundo se les tienen más restringidas las salidas, pero en vacaciones es diferente. Y aún más si van acompañados de un alumno de algún curso superior.
-Es cierto, no habrá problema. -estuvo de acuerdo Ethan-. Además, no habéis visto Elde todavía, ¿verdad?
Emma les escuchaba con curiosidad. Un día que había pensado largo y tranquilo, un poco aburrido quizá, comenzaba a transformarse en una entretenida salida a las afueras de las escuela.
-Lo malo es que Arthur, Adrián, Oteo y yo no podemos ir. -confesó Doyle-. Habíamos quedado desde hace unos días en ir a echar una partida de damas rojas con unos amigos.
-Sí, y vamos a darles la paliza de sus vidas. -aseguró Arthur, asintiendo con fuerza. Las damas rojas eran un juego de mesa algo peculiar y difícil de pillar el tranquillo. Funcionaba con unas reglas un tanto extrañas y complejas de entender, pero una vez que aprendías los movimientos, la partida se hacía tan intensa que atrapaba completamente a los jugadores, y a todos los espectadores que estuvieran atentos al juego. Siempre se jugaban torneos de damas rojas en la taberna "El Cojo, el Tuerto y el Ignorante", todos los findes de semana. Pero desde que habían empezado los exámenes hasta el comienzo de las vacaciones había habido un tiempo de tregua en el que no se había jugado ninguna partida, pero ahora volvían a retomarse. Y los cuatro antiguos compañeros de cuarto, grandes admiradores y mejores jugadores como eran de las damas rojas, por su puesto que no querían perderse en inicio de esa nueva temporada.
-Vosotros os lo perdéis. -comentó Timmy, con una sonrisa-. Pero Elde se pone precioso en el Culto a la Nieve. Todo lleno de adornos y luces brillantes de colores. Y las calles se abarrotan de puestos y de gente.
Oteo suspiró.
-Tendrá que ser en otra ocasión, compañero, porque nuestros contrincantes nos están pidiendo a gritos que les venzamos con nuestras grandes habilidades.
Ethan sonrió.
-Ya podéis invitarnos a un trago si lo conseguís finalmente.
Adrián asintió, orgulloso.
-Claro que sí, esperad a esta noche, lo celebraremos.
Leyla se acercó con suavidad a Emma y a Vanesa.
-No sé cuan bueno puede ser que se hayan adelantado tanto a los acontecimientos. -susurró-. Esperemos que no se lleven una decepción después.
Vanesa sonrió ligeramente.
-Démosles nuestro voto de confianza. -murmuró. Luego se apartó del corrillo que habían formado las tres y dijo:- Os estaremos apoyando moralmente desde una cafetería caliente con un buen chocolate entre las manos.
Las otras dos chicas rieron.
-No tratéis de darnos envidia. -dijo Arthur, sacudiendo la cabeza-. No nos vamos a dejar convencer.
-No era para dar envidia, solo relataba un suceso seguro del futuro. -contradijo Vanesa sonriente, guiñándole un ojo a su amigo, quien, la verdad, se sonrojó ligeramente.
Leyla, que aún seguía inclinada sobre Emma, y muy cerca de ella, la preguntó en voz baja, para que nadie más la oyera:
-¿Tú no notas nada raro entre estos dos?
Emma sonrió de lado, mirando significativamente a su amiga pelirroja.
-Quizá tenga relación con el hecho de que volviera tan tarde al cuarto de La Residencia cuando dormíamos las tres juntas. -propuso con cierto tono misterioso.
Leyla la miró con los ojos como platos, y se llevó rápidamente las manos a la boca, pillada por sorpresa.
-¿Qué estáis tramando vosotras dos? -preguntó Timmy, arrimándose a ellas, al verlas tan enfrascadas en la conversación que llevaban a parte.
Leyla sacudió con fuerza la cabeza, negando con rapidez.
-Nada, nada, solo hablábamos de las ganas que tenemos de ir a Elde. -dijo Leyla todavía acelerada, ante lo que Emma alzó una ceja, consciente de lo poco creíble que sonaba eso.