El Primer Lunes del mes. La oficina es un caos, se llena de papeles importantes. Desde el lugar donde estoy sentada el aire vibra de manera tranquila aunque halla caos.
El día pasa y algunas de las oficinas de vacían por hoy. El Primer Lunes del mes, el más esperado, el trabajo termina temprano.
Una leve presión en la cintura me hace voltear, por instinto. Atrapo la mano
bastante torpe, para evitar que esta pueda huir,veo frente a mí un rostro con una sonrisita de suficiencia.
Kendall Wals: Mi compañero de trabajo y quizá mi único mejor amigo de verdad. Cuando éramos niños nos moliamos a palos, pero ahora somos mayores «y más que el es veinte centímetros más alto que yo» trato de evitar pelear con él. Más bien ahora su altura me es útil. Pará guardar archivos en repisas altas, por ejemplo.
—Eres cada vez más rápida —me dice riendo, mientras se libra de mi mano.
—O tú más lento.
—¿Esperamos a Sebastián? —Pregunta y lo señala con la mirada.
—¿Y..? Desde cuando lo esperamos. —Exprese molestia
—En marcha entonces o nos perderemos la película.
—¡Claro eso sería una tragedia! —Rei
—No te burles sabes que odio no ser el primero en ver las películas.
Kendall toma sus cosas, y avanza rápidamente. Yo tomo mis cosas de una y trató de alcanzarlo. El toma cuenta de ello se para el seco y yo torpemente chocó contra su espalda. El voltea y sonríe de forma juguetona, hago contacto visual con sus ojos verdes azulados.
—Emmy, aveces olvido que eres tan enana.
—Esos es mejor que tener ojos de gato de angora. —afirme y continúe mi camino dejándolo.
—Hoy estas más gruñona.
Llegamos a la plaza, claro todo el camino estuvo lleno de bromas y una que otra pequeña discusión. Kendall cómo siempre, va por las palomitas y me alcanza en la sala de cine.
Kendall y yo hicimos una apuesta el que llore primero invita la cena en un restaurante famoso.
—Tonta, vas a perder
—Por favor Kendall, todos en la oficina saben lo sentimental que eres.
La verdad que me adelante y vi ayer la película. No pienso perder, en su lugar deseo que Kendall page la cena, y yo elegiré un buen restaurante.
—Te llevo a casa
—Dime cuando no me has llevado a casa
—¿Te molesta?
Es obvio que no me molesta. Lo que me molesta esque el viaje a mi casa sea tan corto. Al llegar solo me despido de él con un «Adiós». Mientras subo las escaleras a casa el me ve desde su auto, para luego irse cuando entro a casa.
—Ya llegue—Dijo a la nada, a nadie.
—Siempre hablas sola
Mi instinto me dice que tome cualquier cosa para defenderme ante aquellas voz desconocida. Sin embargo, al dar la vuelta me encuentro con unos cafés castaños claros, una mira más profunda y dominate que la mía.
—No te ofendas —avanza, se acerca. Ella es la persona más rara que he conocido pero a su vez tiene encanto y gracia—. Vives aquí, ¿no?
—Si
Pará la hora que es yo ya no estaba para nada presentable. Mi cabello luce un tanto alborotado incluso tengo una mancha en la blusa. ¿Cómo no lo había notado antes? Él contrasta vivamente conmigo: camisa fina y limpia, zapatos de piel suave que emitían destellos.
—Quiero estar seguro de que tendrás las manos quietas mientra me presento «Haciendo referencia a la pequeña maceta que tomé.» Me llamo Kered, por cierto —
Me tiende la mano. Pero no se la tomo, aun es un desconocido.
—Muy bien, Kered, ¿porqué estás aquí?
—Me mude, viviré en el piso de abajo.
—Pues entonces bienvenido.
—Gracias «buenas noches»
«Él, se fue» Y por alguna razón me preocupa la primera impresión. Me sentí como un calamar a su lado. Pero decidí dejar de pensar en ello dejé algunos papeles del trabajo sobre la mesa, después de eso me fui a dormir.
...
«Buenas noches» Enserio solo dije eso, creo que estoy perdiendo el toque. Ayer salude a mi vecina quería llevarme bien con ella , pero solo la asuste y logre un «bienvenido»
Nada más. No quiero dejar una mala impresión, así que decidí ir a saludar a mi vecina que ahora que recuerdo ni siquiera le pregunté su nombre.
Tome una bolsa, dentro de ella había algunas fresas, algo sencillo pero un buen pretexto para saludarla «Mi, madre me envió muchas».
Eso podría funcionar.
Al pisar el último escalón me tope con otro chico, vestido de oficinista. Un traje elegante pero yo me veria mejor en el. Nos saludos con la mirada. Después toque la puerta suavemente.
—Disculpa, toque hace unos segundos. No querrás molestar a la dueña—Soltó Kendall
—No te preocupes, no se enojara conmigo. —Dijo Kered para luego fijar su vista en la puerta.
—¿La conoces?
—Buena pregunta, mejor responde tú.
—Es mi mejor amiga.
—¡Ah! Bien , yo soy su vecino.
Eso más que una presentación sonaba como una guerra de quien era o podría ser más cercano a la chica. Estaba claro eso sería una guerra.
Segundos después Emmy acudido a la puerta. Y al abrir esta se encontró con aquellos ojos cafés en vez de los ojos verdes azulados que siempre ha admirado.
—¡Kered!
—Buen día linda.
La habría llamado por su nombre, si supiera. Pero resultaba más cautivador llamarla «Linda»
—Emmy, ¿me vas a ignorar?
—¡Oh! Kendall, lo siento. Bajo en un segundo —Haciendole saber que deseo hablar con Kered.
—Esta bien pero no tardes.
Tenía una sensación amarga. Me molesta que Emmy le sonría a otro hombre, no es bueno confiar en las personas que acabas de conocer. Aun así me diriji al auto, dejando a Emmy atrás con ese desconocido. «Kered, que te trae de nuevo por aquí»
Enserio, «de nuevo».
...
Después de hablar con Kered ambos bajamos, el regreso a su casa y yo subí al auto de Kendall.
—Nuevo vecino, cuando me lo hibas a decir.
—Kendall, no seas infantil. Lo conocí ayer en la noche.