Como consecuencia del enojo
bajamos a una vibración con
característica de un animal
ya que no nos deja pensar,
endurece el corazón afectando
así nuestra comunión
con la energía creadora.
En lo físico, se desequilibra
el sistema inmunológico
aumentando el riesgo de padecer
enfermedades, a nivel celular
tus células envejecen
más rápidamente.