Empíreo

IV. El libreto de la obra

¿Había algo mejor, en todo el universo, que el pastel? Les tengo una respuesta muy simple y concreta: Azafeth.

Contemplar su belleza irreal estos días ya hacía que mi cabeza diera vueltas. Despertar junto a él ya era una cosa de muerte.

Sinceramente, verlo junto a mi dormido, con el cabello mojado y con los labios entreabiertos hacía que mis sentidos se volvieran locos. Mis hormonas se volverían tan alborotadas como las de Lola.

Créanme, no estaba exagerando.

—Buenos días —murmuró Cam desde la puerta del baño. En su boca estaba un cepillo de dientes y tenía espuma sobre sus labios.

Azafeth gruñó en cuanto me senté en la cama y moví mi cuello.

—¿Qué tienen de buenos?, debemos ir a la clase de Teatro igualmente.

Vaya, ahora sabía que Azafeth se despertaba amargado todas las mañanas.

Mi cabello seguía algo mojado de mi episodio de la noche anterior y sentía mi piel fría.

Cuando Azafeth por fin se levantó de la cama, se dirigió al armario que estaba junto a la ventana. Sacó unos jeans negros, una camisa blanca, una chaqueta negra y unas botas. Este chico era adicto al negro, pero no sé dé que me quejaba yo. También me obsesionan ciertas cosas.

Cam salió del baño como nuevo, llevaba unos jeans junto con una camisa gris. En sus pies llevaba unas zapatillas de correr muy lindas de color azul oscuro.

Estos dos chicos sí que tenían estilo.

—Diana, ayer fui personalmente a buscar ropa a tu habitación. Espero que sea de tu agrado —dijo Cam cuando su compañero salió del baño impecable como siempre, solo que con cara de amargado y harto de todo.

Era mi turno de ponerme como nueva. Dentro, doblado sobre el retrete había un pantalón denim, una chaqueta marrón claro y un suéter blanco, y mis botas negras militares estaban al pie del retrete; cuando por fin deje de mirar mi conjunto me quite mi ropa del día anterior y me duche. Al salir me sequé y me vestí con la ropa que me había elegido Cam. No estaba mal.

Tomé una liga que llevaba siempre conmigo en mi muñeca y me hice una coleta en mi cabeza, dejando parte del cabello suelto atrás.

Cam estaba viendo el bosque por la ventana, mientras que Azafeth arreglaba mis cuadernos y libros en mi mochila. Me sentía super avergonzada de que él tuviera que ayudarme a terminar mis deberes.

—Bueno, es hora de irnos a clase. —Tomé mi teléfono y lo guardé en el bolsillo de mis jeans. Me sentía mejor que ayer, pero temía que me ocurriera otra vez lo de la fiebre.
Salimos del edificio hacia el caluroso día.

—Diana, si sientes frío otra vez no dudes en llamarme. Por favor —murmuró Azafeth cuando llegamos a los salones, Cam parecía ir absorto en sus pensamientos.

Nadie parecía prestarles atención, hasta que vi a Lola y Shawn a lo lejos.

Luego me pregunté cómo rayos es que podría llamar a Azafeth, si nunca lo había visto con un teléfono celular.

—¡Diana! —gritó Lola desde unos cuantos pasos. Shawn se giró y al vernos sonrió, pude ver como las mejillas de Cam se ponían rojas.

Esperen, ¿Cam estaba nervioso? ¿Por Shawn?

—Tonta, ¿dónde te habías metido anoche? Cuando Lola regresó de clases, no estabas —dijo Shawn tomándome de la cara y revisando si tenía algo diferente.

Rodee los ojos fastidiada.

—Estoy bien, Shawn. Estaba con ellos. Basta, me estás apretando los cachetes —dije dándole un manotazo.

Shawn podía ponerse insoportable a veces.

Miré a Lola quien miraba a Azafeth sospechosamente. Luego me miró para articular con sus labios "Mujer, este tipo sí que está ardiente", mientras acercaba su mano al hombro del chico.

No sé porque me lo repetía tanto, si yo misma lo estaba viendo con mis propios ojos. Ella sería la siguiente en ganarse un manotazo de mi parte si lo seguía repitiendo como cotorra.

Shawn rio bajo.

—Lo siento, solo nos tenías preocupados. Cuando Cam entró repentinamente a su habitación esta mañana casi me da un infarto —murmuró en mi oído como para que el rubio no escuchara, pero pude ver que una sonrisa se formaba en su rostro.

—¿No se te iba a ir algo más que solo la respiración? —Pude jurar que Lola se atragantaba con una carcajada, mientras Cam le sonrió maliciosamente a Shawn. Él pareció haberse rubor izado ante lo que dijo el rubio, al notarlo Lola aclaró su garganta cortando el momento.

—Bien, debemos irnos a clases. —Shawn pareció soltar aire, aliviado, para luego asentir energéticamente.

—Porque este semestre tomamos clases extra. Mientras Diana esté en Arte, yo estaré en Natación. —Al mencionar eso, me paralice. Temía que el demonio, Leviatán, atacara a Lola en la piscina como lo hizo conmigo.

—Teatro con Shawn —dije, tratando de despejar ese pensamiento maligno de mi mente.

Shawn asintió, pero recordé que Azafeth y Cam también estaban en Teatro. En realidad, yo no había tomado esa clase nunca. Solo estaba ahí porque yo era la maquillista del elenco y así la profesora me pondría mi nota.

—Guau, qué enorme coincidencia. Nosotros nos inscribimos en Teatro también —murmuró Cam, a lo que Shawn tragó saliva nervioso.

Traté de no reírme, me mordí el labio para ocultar mi sonrisa. Era demasiado obvio que Cam estaba por Shawn, y al parecer a Shawn le daba vergüenza que un chico tan guapo le coqueteara, ya que, normalmente él era quien hacía la parte del coqueteo.

—Vaya, si, que bueno. Entonces... Nos vemos allá. —Shawn parecía querer salir corriendo de ahí.

Cam solo rio ante la actitud del castaño, mientras que Azafeth seguía con su cara de amargado.

Lola se despidió de todos y se fue detrás de Shawn, que en realidad sí había salido corriendo.

Miré a los dos hermosos seres que quedaban frente a mí.

—Suerte con tu tarea, D. Nos vemos al rato. —Cam sonrió y se marchó al lado contrario por el que se habían ido mis amigos. En cambio, Azafeth seguía parado frente a mí. Mirándome, sin decir nada.

Daba repelús que se quedara mirándome sin hacer nada.



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En el texto hay: vampiros, demonios, amor

Editado: 22.11.2021

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