En aquel invierno

Luces en el cielo, fuegos artificiales (1)

Tras pasar lo que creía que era lo más difícil de hacer… bueno, puede que no sea así. Pero en realidad no era nada de lo que estaba preparado y, estoy seguro… que nunca nadie puede estar preparado para algo como esto cuando llega el momento.

Jajajajaja, estoy seguro de que me consideren un loco, pero no es eso, es mejor que les cuente que fue lo que sucedió en ese momento. Yo, que ahora ya tenía algunas unas semanas de haberla conocido, todo lo que pensé en ese instante, al ver que ya estaban por empezar los fuegos artificiales de varios centros comerciales y empresas como del Pollo Campero, Paseo Las Americas, Paíz Montblanc, entre otros, me llegó a la mente invitarla a ver uno de estos.

De verdad, esto siempre los miraba con mi familia, pero esta vez quería ir con ella. Si me preguntan el motivo, en realidad no tenía ni uno. Así es, no era más que un completo loco que se le ocurrió esa brillante idea de la nada. Pero para poder llevar a cabo esta operación… debía de poder decírselo. Por alguna razón, en el momento en que lo pensé lo veía como si fuera lo más fácil del mundo.

Como es eso ¿No? En la mente siempre todo parece ser más fácil, pero el hacerlo realidad es algo totalmente diferente. Es por ello que consideré que era algo que no tenía que dejar pasar por alto. Tomé mi teléfono y, mientras empezaba a escribirle el mensaje para invitarla, algo me hizo detenerme mientras en mi teléfono se veía la oración “Hoolaaa, ¿Qué tal es” no podía terminar de escribir la primera frase que debía de enviar.

Así que me quedé mirando a la nada en ese preciso momento, en mi teléfono borre eso y traté de escribir algo más, pero nada me parecía ser lo correcto. Esto en realidad me estaba frustrando mucho. De verdad ¿Qué tan difícil debería de ser el poder escribirle algo simple como “Hola, ¿Quieres que vayamos a ver los fuegos artificiales el próximo sábado?” y con eso poder obtener su respuesta ya sea positiva o negativa.

Esto es algo como lo que haría con cualquiera de mis amigos o amigas, pero esto se sentía como algo más difícil de lo que aparentaba. Después de un rato en estar tratando de pensar, mientras cambiaba mi posición en mi cama como si tratara de hacer que estas fueran algún tipo de ritual que me diera la inspiración que necesitaba.

Pero, bueno, no podía hacer nada al respecto y sólo me excusé diciéndome a mí mismo que no era buena idea escribirle, sino que sería mejor que la llamara y escuchara su respuesta. Así que, saliendo de la aplicación, me dirigí al menú de inicio del teléfono y vi inmediatamente el icono de llamada. Por alguna razón lo contemplé un poco antes de poder entrar.

En ese instante creo que pude sentir la diferencia entre buscar una justificación para llamar a un amigo cualquiera y llamar a una amiga que parecía ser diferente en algún sentido para mí. Busqué su nombre con la búsqueda que trae la aplicación del teléfono y, mientras miraba como este iba filtrando cada uno de los posibles contactos que quisiera llamar, al llegar a tener su nombre ya sólo para presionar y con eso poder llamarla, me quedé congelado.

En cierta manera era como si mi dedo se paralizó a tan pocos milímetros para poder llamarla. La verdad, no tengo ni idea de que pasaba en mi mente, por lo menos en ese entonces. Ahora sólo puedo recordarlo como algo que me sucedió y que… bueno, era algo que debía de suceder en algún momento y que lo terminaría comprendiendo conforme el tiempo iba pasando.

Al sentir mi impotencia de poder llamarla, sólo solté mi teléfono a un lado de mí, mientras que yo me cubría mis ojos con mi brazo en señal de frustración y resignación. Pero de verdad, jajajaja, ahora que lo pienso, el tiempo en que esto sucedió pudo ser lo más oportuno o posiblemente ¿habrá sido cosa del destino? No lo sé en realidad, pero empezó a sonar mi teléfono.

Yo, que en realidad terminé dando un sobresalto, tomé rápidamente mi teléfono, por supuesto que no esperaba que ella me llamara. En realidad, estaba listo para terminar reclamando a quien quiera que me haya llamada, por supuesto que a excepción que fuera uno de mis papás, si me pregunta el motivo… es simple, nadie quiere que alguno de sus papás se enoje y terminen castigándolo. Bueno, con castigo, ya deberán de saber que no es algo simple como “No tendrás tu teléfono” o “No tienes permiso de salir”, ya que eso podría ser el mejor castigo que podría suceder.

Pero bueno, mientras no digas o hagas algo que lo amerite, no tendrás que temer del zapato o el cinturón ese. Bueno, no es que sea el ultimo recurso, pero si de verdad metes la pata pero bien metida, es mejor esconderse por unos meses, jajajajaja.

Pero, regresando a lo que me sucedió en ese momento, en realidad se me paró el tiempo en ese instante al ver de quien era la llamada. Así es, era ella, era Edilia la que llamaba. Fue tanto lo sorprendido que esta que terminé perdiendo la llamada. Lo más terrible de todo es que en realidad no sólo perdí la llamada, sino que me quedé totalmente en blanco por unos segundos más.

En el momento en que al fin reaccioné, estando un poco agitado, devolví la llamada. Y, en el momento en que ella contesto dijo:

Edilia – Aló, ¿Luwer? –

Yo, en comparación, con el corazón latiendo a mil por hora, respondí inmediatamente – Aló Edilia… Sí soy yo… jajajaja, dispa que no te haya contestado, es que tenía mi teléfono cargando y ya no alcancé contestar por eso – con una excusa que podría ser descubierta fácilmente, o por lo menos eso creo ya que para empezar si estaba bien nervioso en ese instante.




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