Y aquí estaba, a punto de conocer la luz al final del camino. Nunca creí en aquel dicho de; “Un clavo saca otro calvo”. No lo creí hasta que me tocó vivirlo en carne propia. Mi vida ha cambiado mucho en tan pocos meses. Jamás me imaginé sentirme tan solo y frágil como lo hice hace tres meses. Aquel trágico accidente automovilístico, me arrebató lo que más quería en el mundo: Alice. Ella era todo lo contrario a mí. Siempre solía estar apartada del mundo, y yo me encargaba de integrarla al mundo. Aunque, ella siempre tenía razón; las personas son una mierda. Nótese el “era”. Me duele que ella ya no esté conmigo y me duele aún más saber que yo tal vez fui el culpable de su muerte.
Hace tres meses «justo cuando desperté del coma» no podía hacer otra cosa más que culparme por su muerte. Ambos íbamos ebrios y teniendo una acalorada discusión. Era nuestra última noche en Portugal, y estaba lloviendo. Apenas habíamos llegado a Portugal, habíamos alquilado un Renault Clio en color azul royal. En un momento, perdí el control del auto cuando volteé por un segundo «¡Maldita sea, juro que solo fue un maldito segundo!» a observar a Alice, pues aún con sus episodios de epilepsia controlados bajo la medicación, el haberlos combinado con alcohol, no fue una buena idea.
Juro que quise orillarme para ayudarla con su episodio epiléptico. Sin embargo, ya era muy tarde. Lo último que recuerdo es cuando vi el cuerpo de Alice lleno de sangre. Su cuerpo había atravesado el cristal frontal del auto. Sus brazos reposaban sobre el capo del auto. De ahí en adelante, todo es borroso para mí.
Cuando, finalmente, desperté. Estaba en un hospital. Los médicos no se creían que yo estuviera vivo y mucho menos cuando, en la recuperación, se dieron cuenta que no tenía ninguna dificultad para poder caminar. Claro que las buenas noticias siempre vienen junto a un trago amargo. La noticia de la muerte de Alice me la dieron tan solo dos semanas después de haber despertado. En esas dos semanas en las que viví en completa ignorancia de su estado de salud, tenía entendido en que solo estaba a un par de cientos de kilómetros a distancia de mí. En un hospital de Madrid al que fue trasladada una vez estuvo estable. Yo fui trasladado a Madrid solo unos días después de haber sido dado de alta. Justo después de que me dieran la noticia de la muerte de Alice.
Todo esto fue mucho más de lo que yo pude soportar. No estaba preparado para enterarme de aquello. Enterarme de la muerte del amor de mi vida, no fue nada agradable para mí. Por lo que, sufrí de una crisis nerviosa. Fui internado en un hospital psiquiátrico de Madrid. Concretamente en el Hospital Psiquiátrico Jose Germain. Es un lugar un tanto…peculiar. No estoy muy seguro de si ese es el mejor adjetivo para describir aquel lugar. Lo cierto es que, estuve en ese lugar solo un par de días. No creo que haya estado ahí más de dos semanas.
Lo bueno de haber estado en ese lugar es ella. La mujer con la que estoy a punto de pasar Navidad. Y casi como arte de magia. Ella aparece en el umbral de la puerta.
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Editado: 20.12.2021