Cuenta la leyenda que hace muchísimo tiempo, cuando el mundo era joven, las noches eran iluminadas por las estrellas. Dos de ellas, Alioth y Dubhe, las más hermosas e inseparables hermanas, tenían la tarea de cuidar el sueño de las nacientes civilizaciones humanas observando incansablemente al mundo desde el norte de la bóveda celeste. Su propósito era especial, pues protegían a las personas de las malas vibras y desgracias, demonios que habían sido liberados al mundo en una época mucho más remota, cuando Pandora abrió su caja prohibida. Estas fuerzas negativas podían atacar en cualquier momento, pero durante las noches, cuando la aurora ilumina el cielo, se escuchan sus aullidos desgarradores, como de lobos agonizantes que causan pesadillas, así como otros males tales como codicia y envidia entre los hombres. El par celestial mantenía sus maldades a raya.
Pero ni siquiera los entes más perfectos del universo son incorruptibles. Se dice que un día Dubhe, quien ya no brillaba tanto como su compañera, comenzó a sentirse insegura de sí misma. Este momento fue aprovechado por Alchnost', que era quizás, el peor de los espíritus malignos. La inseguridad causó grietas en su corazón, y estas fueron llenadas por sentimientos negativos, como los celos y la codicia. Estas emociones iniciaron progresivamente a oscurecer su alma, al igual que lo que ocurría a los humanos.
Ella hizo un pacto con Alchnost', quién le prometió que la convertiría en la más brillante de todo el firmamento, sin saber que el precio a pagar era ser hechizada para convertirse en una marioneta suya por toda la eternidad. Alioth, al enterarse de esto, tuvo con ella una gran discusión. El corazón de Dubhe, enterrado en la ira y el dolor que le provocó la pelea con su compañera de toda la vida, se endureció y ella cayó a la Tierra.
Alioth decidió descender de los cielos en la forma de un pájaro de fuego para buscar a su hermana y salvarla del hechizo que la condenaría eternamente a ser un instrumento del mal. Pero fuerzas oscuras la atraparon en una montaña humeante a la que solamente personas de corazón puro, libre de maldad e intenciones corruptas pueden acercarse a liberarla. Muchos reyes del mundo han enviado a sus hombres en busca de las estrellas perdidas del norte, pero ninguno ha vuelto con vida...
Editado: 11.08.2024