En busca de las estrellas del norte

Capítulo 7: En Nodvragoda, parte II

En lo profundo del volcán, lejos de todo rastro de civilización, ella seguía atrapada y en lo más profundo de su mente aún vivía el recuerdo de aquella pelea. Durante más de mil años había estado intentando escapar, pero ni el fuego de sus plumas podía deshacer sus cadenas. Ella seguía probándolo todo. Volaba dentro de su jaula intentado buscar una salida aunque ésta no iba a ceder con facilidad.

Dentro de su cabeza aún resonaban las dudas sobre qué habría pasado si las cosas fueran diferentes. No había logrado dejar de pensar en su hermana ni un solo momento desde aquel fatal día. A veces consideraba que había hecho lo correcto, otras veces en cambio sentía que había sido demasiado dura e incomprensiva con ella. No lograba conciliar el sueño cuando intentaba imaginar bajo qué crueles circunstancias se encontraría Dubhe en ese mismísimo instante, en que horrible forma estaría deambulando por el mundo y qué atrocidades estaría cometiendo bajo el hechizo de Alchnost'. Solo deseaba remendar el vínculo, borrar los malos recuerdos y que todo vuelva a ser como en los viejos tiempos, cuando el cielo era el hogar de las dos. Se negaba a aceptar que todo estaba perdido.

El dolor se mantenía latente, ya era casi parte íntegra de su ser. Sin embargo su esperanza no estaba del todo perdida. Sabía que probablemente alguien la había buscado sin resultados y aún tenía la fé de que alguien iba a encontrarla y liberarla de su prisión de fuego, hielo y piedra.

Era sabido que sólo los inocentes sin corrupción en su alma eran capaces de llegar a ella. Puede sonar algo imposible, pues la mayor parte de la gente está convencida de que no existen tales individuos, ya que si por algo es conocida la humanidad, es por su avaricia, su afán de dominio y falta de empatía. Pero ella todavía creía que entre la más sombría oscuridad era posible encontrar un rayo de luz por más pequeño que fuera. Ella aún seguía esperando a que aparezcan los elegidos y estaba segura de que existían. Sabía que las demás estrellas habían enviado a sus espíritus mensajeros en su búsqueda y sentía que uno de ellos iba a finalmente cumplir su misión. Si sus llamas aún no se habían extinto, si el horror aún no había entrado a su corazón, era por lo que quedaba de su fé.

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Vladimir llegó al mercado y encontró a varios de sus compañeros de caravana, quienes parecían haber estado comprando frutas y otros productos, siéndole indiferentes a la nieve que caía sobre ellos. Él les sugirió que lo acompañaran a la casa de su hermano para beber y comer luego del ajetreado viaje y ellos accedieron, siguiendo el paso del muchacho.

Se había quedado pensando en el curioso par de jóvenes que había conocido en la carreta en su camino a la ciudad luego de su escape. No solo presentía que estaban por enfrentarse a algo grande, se sentía incapaz de dejarlos solos en aquella tarea y además, su intuición le indicaba que existía alguna extraña conexión entre ellos y su plan para terminar con el horror que azotaba a su reino, aunque no sabía en qué consistía ésta.

Mientras caminaban por la estrecha y lodosa calle que daba a la plaza del mercado, otra idea loca se cruzó por la vivaz mente de Vladimir: decidió cambiar de destino, sugiriendo a sus compañeros ir hacia donde vivía Baba Yanga. Su verdadera intención era de alguna forma formar un equipo con los niños que había conocido. Los demás aceptaron la oferta, pues, si bien estaban cansados luego del viaje, necesitaban algo con que distraerse y conocer más de la ciudad no les parecía una mala idea. Con una mirada seria y gris como el cielo nublado y la vibra de la ciudadela misma, pero con una pequeña sonrisa en su rostro, él los guió hacia su destino.

Mientras tanto en la cabaña de Baba Yanga, Aliosha estaba aún desconcertado pero leyendo los libros que la bruja le había dejado en la mesa, los cuales no solo aclaraban sus dudas si no que también le hacían preguntarse más cosas acerca de su pasado y de cómo había sido el reino antes de la llegada de Ivar. Dylara estaba sentada junto a él, observando la carta y las espadas fijamente. Megrez los observaba a ambos con expresión de esperanza. Ella notó esto y se dirigió hacia él.

―Si dices que lo de las estrellas es real ¿Qué podría pasar si esa oscuridad se expande? ― le preguntó ella al animal.

―Es difícil saber todo lo que ello podría provocar, pero se que serían cosas muy horribles y muy peligrosas capaces de destruir la vida como la conocemos ―respondió seriamente el tigre ―.Es por eso que los necesitamos a ustedes.

―El lugar en donde está atrapado el Pájaro de Fuego es hostil. Es un volcán en lo profundo de la tundra, al que sólo pueden entrar las personas indicadas― acotó la bruja- Y con "indicadas", me refiero a quienes no tienen su corazón manchado de codicia, envidia u odio. Ningún adulto ha logrado completar el viaje, pero ustedes son niños, así que hay esperanza.
De pronto, se escuchó que alguien golpeaba la puerta interrumpiendo la conversación. La bruja observó cautelosamente por el cerrojo de la puerta para saber quién era. Era muy extraño recibir tantas visitas para ella el mismo día, pues a pesar de ser muy hospitalaria, ella siempre se mantenía alerta con los extraños porque si alguna autoridad del reino llegaba a descubrir que era una bruja, podía llegar a pagar muy caro por ello.

Cuando vio a Vladimir, le abrió la puerta y él entró junto a sus compañeros. Todos se quedaron mirando a la multitud que se había metido en la cabaña de forma torpe junto a él, chocando con algunos de los muebles que había allí. Shirkania observaba la escena desconfiada.

―Perdón por el desorden, pero no te preocupes, ellos son amigos míos― le dijo Vladimir―Sé que nos serán de gran ayuda.

―¡Hey, ustedes son los otros
polizones!― exclamó Dylara con gusto hablándole al conjunto, pero extendiendo la mano a uno de los hombres que acababa de entrar, el cual era de baja estatura y contextura robusta― ¿Ustedes ya conocían a Baba Yanga? Hace el mejor borsch que he comido últimamente.



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En el texto hay: magia, amistad, aventura fantasia

Editado: 11.08.2024

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