En Busca De Lo Perdido

La señora Rose

Día 29 de Diciembre

Mario Benedetti 》 “¿Usted ha pensado alguna vez en el suicidio? Yo sí. Pero nunca podré. Y eso también es una carencia. Porque yo tengo todo el cuadro mental y moral del suicida, menos la fuerza que se precisa para meterse un tiro en la sien”.

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La señora Rose se encontraba en su terraza disfrutando de una taza de café cuando una de sus asistentes le entregó un sobre sellado, que solo contenía su nombre como remitente.

—Señora, este sobre ha llegado hace unos minutos —informó la asistente.

Rose, tras ajustar sus gafas de sol, miró a la asistente con desdén, tomó el sobre y le indicó que la dejara sola, pidiéndole que retirara todo lo que había en la mesa.

Sin perder tiempo, abrió el sobre y comenzó a revisar la información que había solicitado. En la primera página, encontró una fotografía de Rayla junto con su biografía familiar, detalles sobre su educación, su empleo actual y las direcciones de su trabajo y residencia. También se incluían sus movimientos y rutinas diarias.

La señora Rose sonrió mientras revisaba detenidamente las páginas del documento, asegurándose de no pasar por alto ningún detalle. Su objetivo era identificar posibles debilidades que pudieran justificar su decisión de apartar a esa persona de su camino.

Al llegar a la sección que contenía una fotografía de una joven de cabello negro, la señora Rose reconoció de inmediato que era la hija de su hijo. De sus tres hijos, solo Michael compartía un parecido tan notable con ella, y la imagen de la niña reflejaba tanto a su hijo como a ella misma.

Su rostro permaneció impasible mientras contemplaba la foto repetidamente, intentando procesar la situación y determinar el curso de acción a seguir. Era consciente de que la existencia de esa joven representaba un obstáculo en la vida de su hijo, y temía que, si él descubría la verdad, podría poner en riesgo todo el esfuerzo y dedicación que había invertido a lo largo de los años.

No solo él estaba involucrado en esta situación; ella había estado moviendo sus piezas estratégicamente para que él se enfocara en su futuro y dejara atrás a su novia, Sandrine, a quien consideraba poco adecuada. Había intentado convencer a su hijo de diversas maneras y había presentado varias candidatas que ella consideraba idóneas para él, pero nada había dado resultado. Luego, se enteró de que Sandrine estaba embarazada.

"Una drogadicta", exclamó al recibir la noticia, lo que la llenó de furia y preocupación. No estaba dispuesta a permitir que su hijo, a quien consideraba su favorito, tuviera descendencia con alguien que no cumplía con sus estándares, independientemente de la situación económica de los padres de Sandrine. Era imperativo que actuara rápidamente para alejar a esa chica de su hijo antes de que fuera demasiado tarde, ya que llevaba dos meses de embarazo.

Consciente de la vulnerabilidad de Sandrine, decidió actuar de manera drástica. En un intento por controlar la situación, contrató a alguien para que administrara una dosis elevada de una sustancia que afectaría a Sandrine de forma gradual, provocando una sobredosis que culminaría en un accidente automovilístico.

A pesar de las dificultades que había enfrentado su hijo, ella se aferraba a la esperanza de que con el tiempo superaría su situación y olvidaría su pasado, convencida de que nunca había sido la persona adecuada para él. Además, se preocupaba por la influencia negativa de sus amigos, lo que le generaba un gran estrés, ya que su hijo había recurrido al alcohol tras la muerte de Sandrine.

Sin embargo, esta acción no le brindó la tranquilidad que buscaba, ya que los amigos de su hijo continuaban invitándolo a salir, exacerbando su comportamiento y dificultando aún más su recuperación.

Su hijo inicialmente se mostraba reacio a asistir a la universidad, pero tras un esfuerzo considerable, ella logró convencerlo y distanciarlo de sus amistades poco recomendables. Sin embargo, la persistencia de estos amigos resultaba molesta, por lo que decidió tomar medidas más drásticas para asegurar el futuro de su hijo. Contrató a un profesional para monitorear sus actividades y, en el momento oportuno, cuando todos sus amigos se encontraban de viaje, tomó acción decisiva.

Aunque su hijo sufrió por la pérdida de sus amigos, a largo plazo, la señora Rose alcanzó su objetivo. Su hijo comenzó a asistir a la universidad de manera constante y las influencias negativas desaparecieron de su vida. Con el tiempo, se transformó en un hombre enfocado y, tal como ella había planeado, llegó a convertirse en CEO.

Ella siempre se decía a sí misma que todo lo que había hecho era por el bienestar de su hijo, que sus acciones habían sido en su propio interés.

Sin embargo, ahora, con la llegada de esta niña, su hijo podría desestimar todos sus esfuerzos en un intento por recuperar el tiempo perdido. ¿Qué debía hacer? La niña se parecía mucho a ella en su juventud, lo cual no le desagradaba, ya que ninguno de sus nietos había heredado sus rasgos. Aun así, no sentía ningún vínculo emocional con la niña.

La idea de eliminarla del panorama le resultaba complicada en este momento, pero su única opción era mantener a la niña en secreto de su hijo. Además, la niña ni siquiera estaba en el país; actualmente se encontraba estudiando en Brasil.

Sin embargo, así como ella había descubierto esa información, su hijo también podría acceder a ella. Debía ser cautelosa en su relación con él y, al mismo tiempo, estar al tanto de los planes de Rayla. Era fundamental que realizara una visita a Rayla antes de tomar cualquier decisión.

Ambas eran adultas, y todo dependía de si Rayla optaba por mantener a su hija en secreto o si decidía manipular a su hijo. Si Rayla elegía no revelar nada, ella se encargaría de proporcionarle información errónea a su hijo, asegurando así que todos salieran beneficiados. Sin embargo, si decidía hablar, no dudaría en eliminar a ambas del escenario.




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