Mario Benedetti 》”Repite: No puedo y no es mi deber cambiar la conducta de nadie, sobre todo si esa persona no ve ningún problema en lo que hace. Ni te desgastes… esto aplica con familia, parejas, etc.”
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A pesar de todo, Rayla se repetía que nadie podía sacarla de esa situación; no había salida y era ella quien debía enfrentar las consecuencias de sus acciones. A pesar de la amabilidad y el apoyo que Charles le ofrecía, ella se negaba a aceptar su ayuda.
—No creo que puedas ayudarme, Charles, pero realmente aprecio tu intención y el tiempo que te has tomado hoy para advertirme sobre las intenciones de Michael hacia mí— dijo Rayla, esbozando una sonrisa de agradecimiento.
Antes de que Charles pudiera responder, el mesero llegó para tomar la orden de ambos, interrumpiendo su conversación.
Charles esperó pacientemente a que el mesero terminara de tomar las órdenes antes de mirarla directamente a los ojos y decir: —Escucha, por la forma en que reaccionaste hace unos momentos, es evidente que tu hija es hija de Michael— El cuerpo de Rayla se tensó y su rostro se tornó de un rojo intenso; parecía que la verdad le había incomodado. Charles no era ajeno a su reacción y comprendía la situación que se estaba desarrollando entre ellos.
—Escucha— continuó, levantando la mano para evitar que ella interrumpiera. —No quiero que te molestes conmigo, ya que sé que estoy entrometiéndome en un asunto que no me concierne. Sin embargo, debo ser sincero. No estoy intercediendo por mi amigo, ni mucho menos; respeto tu decisión y admiro la fortaleza que demuestras como mujer. Pero, ¿no crees que él merece conocer la verdad? — musitó, inclinándose hacia adelante.
》Él no tiene hijos y no puede tenerlos. No sé si estás al tanto de esto, pero creo que la existencia de esa niña podría traer felicidad tanto a él como a tu hija. Ambos merecen conocer la verdad. Tal vez la relación entre ustedes podría transformarse en una amistad.
El rostro de Rayla pasó de la ira a la sorpresa y luego a la incomodidad. —Escucha, mi hija solo me necesita a mí. Siempre he sido yo quien ha estado a su lado; la decisión de tenerla fue mía. Si hubiera optado por no tenerla, él nunca se habría enterado de su existencia. Por lo tanto, es mi responsabilidad protegerla. Ella no necesita saber nada, y Michael nunca ha sido su padre. Ella no tiene y nunca tendrá un vínculo con él— dijo con un tono apático, y sus palabras reflejaban una dura resignación.
—Si yo estuviera en la posición de Michael, me gustaría conocer la existencia de una hija, sin importar lo que haya sucedido en el pasado o las circunstancias que rodearon su llegada. Sin embargo, es un poco egoísta de tu parte no compartir la verdad. Además, en esta vida, la información tiende a salir a la luz, sin importar cuán bien se oculte — comentó con cierta firmeza al notar la resistencia de Rayla a revelar la verdad.
—No creas que he venido aquí para que me digas qué hacer, y mucho menos para que te involucres en esto, Charles. Todo lo que hago es por el bienestar de mi hija, porque no tienes idea de la situación y aún así te permites opinar. Es mejor que todo permanezca en secreto. Tanto para mi hija como para él, lo más conveniente es que no se enteren de la verdad. No lo entenderás, y no me importa si no lo haces.
— Entiendo tu preocupación, pero creo que es importante considerar que Michael podría estar interesado en conocer a su hija. No creo que él le haga daño; de hecho, podría ser beneficioso para ambos saberlo. A pesar de las circunstancias entre ellos, creo que es lo correcto.
— No se trata solo de Michael. Si él se entera de la existencia de mi hija, podría poner en riesgo mi custodia y perderla para siempre. Te pido encarecidamente que mantengas esto en secreto; no quiero que él se entere. Esta situación es más compleja de lo que parece, y necesito que no te involucres en mis decisiones, por favor — respondió, sintiéndose acorralada.
— Estoy convencido de que Michael no intentaría quitarte a tu hija. Puede que esté molesto y confundido, pero si se entera, las cosas podrían cambiar. No creo que él actúe de manera tan cruel — dijo, incrédulo ante la idea de que su amigo pudiera hacer algo tan dañino.
— No creo que sus sentimientos cambien; por el contrario, es probable que se intensifiquen y que me odie aún más por ocultarle la verdad. Además, su madre haría todo lo posible para verme sufrir. ¿Entiendes a lo que me refiero? Esto no es un asunto trivial, Charles— Rayla sentía que no tenía otra opción que confesarle la verdad a Charles para que no considere revelársela a Michael, ya que tenía razones de peso para no hacerlo.
— Escucha, sé que tienes una gran amistad con Michael y puede que te resulte difícil mantener este secreto, pero te pido, por lo más sagrado que tengo, que no lo hagas.
— Rayla, no me pidas algo así.
— Espera, escúchame primero. Quiero compartir un secreto contigo, y es una de las principales razones por las que es mejor mantenerlo en privado y no revelar la verdad. La señora Rose me abordó y me informó que está al tanto de la existencia de mi hija. Me dejó muy claro que si él llega a enterarse, yo enfrentaré serias consecuencias.
Esto tomó a Charles por sorpresa, dejándolo atónito, ya que no esperaba tal revelación y le resultaba difícil de procesar.
— ¿Qué? ¿La señora Rose sabe que tiene una nieta por parte de Michael y se niega a aceptarlo? — dijo, confundido mientras se rascaba la cabeza.
— Así es. Ella fue muy clara con sus amenazas. Si Michael se entera, hará todo lo posible para quitarme la custodia de mi hija, y perderé todo lo que tengo. Si no me crees, entiendo que puede ser difícil de aceptar, pero tengo una grabación que lo respalda. — afirmó con confianza.
—No es que no te crea, Rayla— dijo, visiblemente sorprendido. —Es solo que no entiendo por qué ella haría algo así— Suspira profundamente, sintiéndose inusualmente incómodo ante la situación.