En Busca De Lo Perdido

Emboscada

Jael Medina》 “Muchas cosas cambian cuando aprendes a decir: no merezco esto”.

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Después de su último encuentro, Charles y Rayla no habían tenido la oportunidad de reunirse ni de comunicarse, lo que había afectado el estado de ánimo de Charles. Habían transcurrido dos semanas desde la última vez que la vio o escuchó su voz, y aunque esto le generaba cierta tristeza, también le ofrecía un alivio, ya que la distancia podría ayudar a que los sentimientos que había desarrollado se desvanecieran.

Sin embargo, Charles se dio cuenta de que el proceso podría llevar más tiempo del que había anticipado. A pesar de la distancia, no había logrado olvidar a Rayla, y mucho menos había tenido la oportunidad de reencontrarse con alguien más. Esta situación lo frustraba aún más, especialmente porque el ambiente laboral se había vuelto tenso entre él y Michael.

En las ocasiones en que se encontraban en reuniones, la tensión entre ellos era palpable. Ambos intentaban evitarse, sin intercambiar ni una sola palabra, lo que no pasó desapercibido para sus amigos. Normalmente, Charles solía hacer comentarios inapropiados, pero incluso él se mostró sorprendentemente reservado. Asistían a las reuniones obligatorias, pero al finalizar, cada uno tomaba caminos separados.

Arthur y Félix notaron esta dinámica, pero cada vez que intentaban abordar el tema o preguntar sobre la situación entre ellos, ambos se mostraban evasivos. Ya no se reunían para discutir temas triviales como solían hacerlo, ni salían a clubes a disfrutar de sus fines de semana.

Con el objetivo de llevar a cabo una reunión con todos los involucrados, se decidió no mencionar que tanto Arthur como Charles estarían presentes, ya que esto podría disuadir a Michael de asistir. Para evitar cualquier resistencia, se optó por omitir este detalle, dejándolos sin opción. La reunión se llevaría a cabo en la casa de Félix, quien utilizaría la discusión de algunos contratos de la empresa como excusa para el encuentro.

Michael, al enterarse de la reunión, preguntó quiénes asistirían, mostrando su intención de no participar si Charles estaba en la lista. Sin embargo, Félix desmintió la presencia de Arthur y Charles, con el fin de asegurar que Michael se sintiera más cómodo y convencido de asistir, evitando así la percepción de que se trataba de una trampa entre amigos.

Charles, por su parte, no se preocupó por preguntar quiénes asistirían, ya que no consideraba la presencia de Michael como un inconveniente. Comprendía la molestia de Michael hacia él, pero al mismo tiempo, no le desagradaba la idea de que lo evitara, ya que eso le permitiría sentirse menos culpable por mantener en secreto la situación de Rayla sin compartirla con su amigo. Sin embargo, también deseaba que Michael no asistiera a la reunión, ya que eso haría que disfrutara más de su tiempo allí.

Michael fue la primera persona en llegar y se encontraba conversando con Félix, mientras que Arthur esperaba en el estacionamiento la llegada de Charles para ingresar al lugar.

Al llegar, Charles saludó amistosamente a Arthur.

Charles, un tanto sorprendido por la presencia de su amigo, preguntó: —No sabía que me esperarías aquí afuera cuando me llamaste para saber si venía. ¿Por qué lo hiciste?

—No era mi intención esperarte aquí— respondió Arthur con una sonrisa. —Simplemente salí a buscar algo en mi auto y, por casualidad, llegaste justo en ese momento.

—Eso tiene más sentido— dijo Charles, restándole importancia mientras se adentraban en la casa.

Al llegar al patio, Michael notó la llegada de Charles y su expresión se tornó incómoda.

—Finalmente llegan— saludó Félix con cortesía a sus amigos.

—Pensé que solo estaríamos tú y yo aquí para hablar de negocios— comentó Michael, visiblemente molesto y lanzando una mirada fulminante a Félix.

—¿Cuándo dije eso? — preguntó Félix, sin mirar a Michael, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, consciente de la situación que había creado.

— Entiendo, ¿cuál es el propósito de este plan? —comentó con una actitud arrogante.

— Es sencillo —intervino Arthur— No me parece apropiado que, siendo adultos, ustedes dos se comporten como niños. Cada vez que hacemos una pregunta, prefieren no responder, lo que nos ha llevado a tomar medidas y organizar esta reunión.

— Si no he proporcionado explicaciones, es porque no es asunto suyo —respondió, visiblemente incómodo por la presencia de Charles.

— Creo que no es justo que se queden en silencio sobre la situación, especialmente cuando ambos nos sentimos afectados por lo que está ocurriendo entre ustedes. Necesitamos que resuelvan sus diferencias de inmediato —expresó Félix.

—Mis problemas personales no deberían afectarles. Todos estamos cumpliendo con nuestras responsabilidades como siempre, nada ha cambiado— dijo, levantándose de su asiento con la intención de irse.

—Estás actuando de manera inmadura. Solo mírate, tratando de evitar esta conversación. Esto sí afecta a la empresa; se puede sentir la tensión entre ustedes en las reuniones. Ya no nos llamas para compartir como antes. Si deseas irte, la puerta está abierta. Somos adultos, y si lo que sucede entre ustedes es tan grave, ¿por qué no lo resuelven? — dijo Arthur, sintiendo que su paciencia se estaba agotando. —Si realmente quieren saber, pregúntenle a él— añadió, señalando a Charles, quien había permanecido en silencio, escuchando lo que sus amigos decían sin interrumpir.

—Yo no tengo ningún problema con nadie aquí— dijo con indiferencia mientras se acercaba a la parrilla y tomaba una pata de pulpo ya cocida, llevándola a la boca. Su actitud dejaba claro que la situación no le afectaba en absoluto; él estaba allí para disfrutar de la barbacoa, sin importar quién más estuviera presente.




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