En Busca De Lo Perdido

Te lo advierto

Haruki Murakami 》 “¿A caso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear una segunda oportunidad en algo?”

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Charles entró al edificio a pasos rápidos y firmes desprendiendo una aura amenazante mientras hacia su camino hacia la oficina de Michael. Como era de costumbre la secretaria de Michael no preguntó él motivo y mucho menos le habiso la presencia de Charles pues este siempre entraba a la oficina como si era suya.

Charles habrio la puerta y se adrlentro a la oficina cerrandola tras él. Michael al percaptarse de la presencia de Charles se levanto de su asiento un poco soreprendido por verlo ahí. Pues realmente no pensaba que Rayla iría directamente a quejarse donde él.

—Esto confirma mis sospechas... — Michael no pudo terminar su frase antes de que el puño de Charles impactara en su rostro con brutalidad.

El golpe sorprendió a Michael, quien tambaleó y se aferró a su escritorio para no caer, sus ojos abiertos de par en par por la conmoción. —¿Te has vuelto loco? — preguntó con un tono de incredulidad.

Sin embargo, Charles no respondió. En cambio, lanzó otro golpe directo al rostro de Michael. Aún insatisfecho, se lanzó sobre él, y ambos cayeron al suelo. Charles continuó golpeando a Michael, quien, a pesar de sus esfuerzos por esquivar y defenderse, no tenía ninguna posibilidad contra la fuerza de Charles. La diferencia entre ellos era abismal.

—Te advertí que dejaras de lado tus ideas absurdas sobre mí y Rayla, pero persististe hasta el punto de poner en peligro nuestra amistad. Aunque eso no me molestó mucho, no podía pasar por alto el hecho de que pusiste tus manos sobre Rayla; eso era inaceptable— dijo, con la voz cargada de ira mientras agarraba fuertemente el cuello de Michael, dificultando su respiración.

—Dime, ¿qué se siente estar a merced de otra persona? No muy interesante, ¿verdad? Así es como probablemente se sintió ella, y tal vez incluso más aterrorizada. Disfrutas cazar a mujeres porque parecen indefensas, pero ni siquiera puedes defenderte contra un hombre. Patético— dijo, empujando a Michael y soltando su agarre.

Michael, instintivamente, llevó una mano a su cuello, jadeando por aire mientras tosía dramáticamente.

—Maldito, te haré pagar por lo que hiciste— exclamó Michael, su rostro enrojecido por la humillación y el dolor.

—¿Acaso has olvidado quiénes son mis familiares, Michael? — respondió Charles con una sonrisa astuta, mientras se acomodaba en el amplio sofá de la oficina de Michael, sosteniendo un vaso de husky.

—Eso no te convierte en indestructible; sigues siendo un ser humano común— replicó Michael, levantándose del suelo y tratando de arreglar su ropa.

—Oh, créeme, lo sé muy bien. Pero al menos yo sé cómo defenderme, a diferencia de otros que terminan con el labio partido y moretones en el rostro— dijo Charles, señalando las marcas visibles en el rostro de Michael, resultado de la pelea en la que ambos habían estado involucrados.

》Además, no necesito depender de mi familia para llevar a cabo mis responsabilidades. Aunque tengo el respaldo de mi familia, he aprendido a ser autosuficiente. Estoy aquí para proteger los intereses de mi padre y asegurarme de que no caigan en manos equivocadas — afirmó con determinación.

— Si ese es tu objetivo, me encargaré de adquirir las inversiones de tu padre y así eliminaré cualquier obstáculo en mi camino. Veremos si, después de perder esas inversiones, mantendrás la misma actitud — respondió con desdén, mientras se limpiaba la sangre del labio inferior.

Charles sonrió al escuchar eso. —Adelante— dijo, restándole importancia. —¿Realmente crees que no podría sobrevivir sin esta posición? La inteligencia puede perseguirte, pero tú eres más rápido. Permíteme aclararte algo: sin las inversiones de mi padre que me permiten trabajar aquí, podría fácilmente fundar mi propia empresa, y sería mucho más exitosa que esta. ¿Sabes qué? Si decides adquirir las inversiones de mi padre, me estarías dando la excusa perfecta para desmantelar esta empresa y llevarla a la ruina, simplemente al lanzar mi propio negocio— Se levantó del sofá y se acercó a Michael.

Instintivamente, se echó hacia atrás, consciente de lo difícil que sería superar a Charles en una confrontación física.

—Veremos si sigues siendo tan egocéntrico cuando no tengas nada —respondió Michael, a pesar de que la presencia de Charles le generaba un gran temor; su lengua era demasiado afilada para permanecer en silencio.

—Pronto comprobarás por ti mismo cómo puedo crear mi propia empresa y ser más exitoso que tú —dijo mientras se dirigía hacia la puerta.

—Ah, y una cosa más —agregó, volviéndose hacia Michael—. Esta será la última vez que te acerques a Rayla. Si lo haces, te quedarás sin manos. No pongas a prueba tu suerte, Michael; no seré tan moderado la próxima vez, te lo advierto —concluyó antes de retirarse.

Tan pronto como la puerta se cerró, Michael comenzó a arrojar todo lo que había en su escritorio al suelo. Su ego había sido herido por Charles, y todo por culpa de Rayla.

La culpaba internamente por todos los problemas que su presencia había traído a su vida. Su rostro estaba visiblemente adolorido y su labio no dejaba de sangrar. Sintiendo que había recuperado un poco de calma, decidió hacer una videollamada a su madre. Era importante que ella lo viera, ya que, debido a Rayla y Charles, se encontraba en una situación complicada. Estaba decidido a arruinar a Rayla y a Charles, convencido de que su madre estaría dispuesta a adquirir los bienes del padre de Charles, lo que le permitiría finalmente deshacerse de él.




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