Nicolae Lorga 》”pierdes años en la vida y, frente a la muerte, mendigas un momento”.
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La señora Rose apareció de inmediato en la pantalla del celular y se encontró con el rostro de Michael, visiblemente lastimado por los golpes que le propinó Charles. Su voz resonó histérica al otro lado de la línea.
—¿Qué te ha pasado? ¿Quién se ha atrevido a hacerte algo así? Dímelo y me encargaré de esa persona; le haré sufrir el doble de lo que tú has sufrido. ¡Habla, Michael! —exclamó con desesperación.
—Madre, por favor, mantén la calma, ya que tu salud no es la mejor —respondió él, intentando tranquilizarla.
—¿Cómo puedo calmarme, hijo mío? Mira cómo te han dejado el rostro, mi querido hijo —dijo entre sollozos incontrolables mientras intentaba secar sus lágrimas.
—Madre, no es nada grave, pero quiero que te sientes cómodamente para contarte lo que me acaba de suceder.
La señora Rose, como por arte de magia, dejó de llorar y, con una expresión seria, se acomodó en uno de los muebles cercanos.
Michael comenzó a relatar la inesperada visita de Rayla a su oficina, donde ella había traído una grabadora para registrar su conversación, posiblemente en busca de pruebas para perjudicarlo. Luego, narró cómo Charles había entrado en su oficina y le había propinado una serie de golpes, dejándole la cara hinchada y el labio roto.
— Esa es la razón por la que te llamo, madre. Quiero que tomes medidas contra Rayla y Charles. Necesitan entender que nadie puede desafiar a la familia Rose sin consecuencias — dijo, su rostro reflejando un profundo resentimiento hacia ellos.
La señora Rose escuchaba con atención lo que su hijo le contaba, su mirada era penetrante y sus pensamientos eran todo menos positivos.
En su mente, comenzaban a surgir ideas sobre cómo castigar a Rayla, quien no era fácil de manejar. Una vez más, había complicado la vida de su hijo, llevándolo a una situación dolorosa por no apartarse de su camino.
Sin embargo, ella se sentía impotente ante Charles, consciente de las poderosas conexiones que él poseía.
—Quiero que tomemos medidas contra Charles, madre. No me importa cuán influyente sea su familia. Necesita entender las consecuencias de sus acciones en mi contra.
—Hijo, no tomes decisiones precipitadas respecto a Charles. Si tu padre se entera de que estás planeando algo en su contra, no lo tomará a bien —respondió ella, frunciendo el ceño.
—Soy su hijo, y él debería apoyarme. Charles solo está en nuestra empresa porque su padre posee un porcentaje de ella; sin esa participación, no tiene valor. Propongo que adquiramos esa participación y lo excluyamos de nuestra compañía —afirmó con determinación.
—Lamentablemente, no podemos proceder de esa manera. Aunque su participación en la empresa es mínima, su influencia es fundamental para nuestro éxito. Permíteme recordarte que nuestra empresa enfrentó una crisis significativa hace años, y fue el padre de Charles quien nos ayudó a salir adelante. A pesar de no estar involucrado directamente en la gestión, es un hombre de gran poder y recursos, capaz de adquirir nuestra empresa si así lo decidiera. Sin embargo, él y tu padre mantienen una estrecha amistad.
》Además, es importante considerar que Charles es el único hijo de este hombre. Si llegara a sucederle algo, no dudaría en tomar represalias contra quien le haya causado daño. No es cuestión de temor, sino de evitar complicaciones innecesarias.
—Por cierto, ¿quién es exactamente el padre de Charles? No tengo mucha información sobre su familia.
Michael no tenía un conocimiento profundo sobre la familia de Charles, solo había escuchado rumores que indicaban que eran una familia poderosa con la que no se debía interferir, ya que hacerlo podría tener graves consecuencias. Sin embargo, él no creía del todo en esas historias y, durante su amistad con Charles, nunca se sintió motivado a investigar más sobre su familia. En una ocasión, intentó indagar, pero Charles le dejó claro que no le gustaba hablar de su familia, lo que llevó a Michael a respetar su deseo, valorando su amistad por encima de la curiosidad.
—No sé mucho sobre su familia; su nombre también es un misterio para mí. Aunque le pregunté a tu padre, él nunca me lo reveló. Lo único que me advirtió fue que no indagara en ella, ya que podría enfrentar consecuencias. Por eso, hijo mío, te aconsejo que dejes a Charles en paz. Yo me encargaré de hablar con él para que ustedes puedan resolver sus diferencias— dijo, forzando una sonrisa, consciente de que era astuta al saber con quién debía tener cuidado.
Para ella, Rayla representaba un simple capricho para Charles, y estaba convencida de que él la olvidaría tan rápidamente como lo hizo su hijo. Era bien conocido el carácter mujeriego de Charles; solo necesitaba mover algunas piezas en su vida para encontrar a otra mujer que lo sedujera y así poder dejar atrás a Rayla. Esta estrategia le parecía más sensata que intentar confrontarlo, ya que eso solo llevaría a su propia derrota.
En cuanto a Rayla, tenía un plan claro para arruinarle la vida a Charles. Ella ya le había advertido sobre las consecuencias de no escucharla en su confrontación anterior. A pesar de que la señora Rose había tomado medidas para castigar a Rayla por no haber tomado la decisión de abortar cuando tuvo la oportunidad, consideraba que esa era una elección que debió haber hecho en el pasado. Ahora, Rayla había regresado para complicar la vida de su hijo, y la señora Rose no estaba dispuesta a permitirlo, ya que consideraba que Rayla no era nadie en comparación con su hijo y su familia.