Al día siguiente, Violet regresó al mismo lugar después de salir de la escuela, con la esperanza de que Michael y sus abuelos estuvieran allí nuevamente. Sus tres amigas la acompañaron, interesadas en conocer más sobre lo que estaba sucediendo en la vida de su amiga.
Los deseos de Violet se hicieron realidad, ya que sus abuelos y Michael estaban sentados en una mesa. Con cortesía, Violet se acercó y saludó a sus mayores.
— Es un placer verlos aquí de nuevo — comentó Violet, sonriendo amablemente.
— No sabíamos si vendrías hoy, pero decidimos arriesgarnos y venir con la esperanza de encontrarte aquí una vez más — respondió Michael.
—Antes de que te sientes, ¿qué te parece si vamos de compras? — sugirió la señora Rose, sintiéndose un poco incómoda en ese lugar, que no era de su agrado. Había venido únicamente para encontrar a Violet, ya que era el lugar favorito de la niña.
—No sabía que íbamos a salir hoy, no estoy lista— respondió Violet, señalando su uniforme ligeramente desalineado.
—No te preocupes por eso. Tu padre y yo te compraremos ropa nueva de mejor calidad. Así, cuando nos veamos mañana, podrás lucir una de esas prendas. ¿Te parece bien? —
—¡Claro que sí! — respondió Violet, emocionada, olvidando por completo a sus amigas que se encontraban a una distancia prudente.
— Bueno, dicho esto, ¡vamos! Hay un montón de cosas que quiero compartir contigo. Este día va a ser genial.
Michael y el señor Rose se miraron, notando lo positiva y emocionada que estaba la señora Rose con Violet.
— Hacía tiempo que no te veía tan feliz — comentó el señor Rose mientras salían del lugar.
— ¿Cómo no voy a estarlo? ¡Ella es mi primera nieta! Y aunque mi hija está embarazada de una niña, todavía no ha nacido. Soy una abuela afortunada por tener a esta hermosa nieta.
Nadie respondió a lo que dijo la señora Rose; simplemente se metieron al auto en silencio y se dirigieron al Mall. Las amigas de Violet se quedaron boquiabiertas al ver cómo Violet se subía al auto sin despedirse. Estaba tan emocionada que se olvidó por completo de ellas, que estaban ahí para hacerle compañía, pero parece que no las necesitaba en ese momento.
—¿Viste cómo se fue sin despedirse? — comentó una de las chicas, visiblemente molesta por la actitud de Violet.
—Sí, ni siquiera nos miró. Parecía haber olvidado por completo nuestra existencia, dejándonos a un lado— añadió otra.
—Chicas, no se enojen. Tal vez estaba tan emocionada que se le pasó. Ustedes saben lo ansiosa que estuvo todo el día hablando de sus nuevos parientes. Estoy segura de que cuando regrese, nos pedirá disculpas— respondió una tercera.
Justo cuando el automóvil estaba llegando a su destino, un sentimiento de culpa invadió el rostro de Violet al recordar a sus amigas. Inmediatamente tomó su celular para escribirles y disculparse, pero fue interrumpida antes de poder hacerlo.
—¿Qué te parece si dejamos la tecnología a un lado y disfrutamos de esta maravillosa experiencia en familia? Los celulares no nos permitirán conocernos como realmente quisiéramos. Dime, ¿no estoy en lo correcto, Violet?
— Lamento mucho, señora Rose. Solo quería disculparme con mis amigas, las he olvidado por completo.
— Puedes llamarme abuela, porque eso soy. Entiendo que estés preocupada por tus amigas, pero estoy segura de que ellas entenderán si realmente son tus amigas. Déjame el celular o ponlo en modo avión; quiero que disfrutes al máximo con nosotros sin distracciones tecnológicas.
La señora Rose tenía la intención de que Violet no contactara a Rayla en ningún momento. Había comenzado su plan de manipulación y poco a poco lograría ejercer control sobre Violet.
— Está bien, abuela, lo haré.
— Eres un verdadero tesoro. Ven aquí y dame un abrazo — dijo, con lágrimas en los ojos, mientras envolvía a Violet en sus brazos.
Michael, al volante, sonreía al ver esa faceta tan cariñosa y afectuosa de su madre, lo que le llenaba el corazón, mientras que su padre también se sentía conmovido por la ternura de su esposa.
Al llegar al Mall, Violet fue guiada a diversas tiendas de ropa, donde adquirió una amplia variedad de prendas, calzado y accesorios, sin preocuparse por los precios. Sin embargo, su experiencia no terminó ahí; su abuela la acompañó a una zona de belleza, mientras que los dos hombres se dirigieron a las tiendas masculinas.
—¡Vaya, este salón se ve bastante exclusivo! —comentó Violet al entrar.
—No te preocupes por el costo, yo puedo cubrir todo lo que hagamos aquí. Me gustaría disfrutar de un pedicure y manicure, además de un cambio de look. Quiero que tú también te lo hagas. ¡Es nuestro día de chicas!
—Me encantaría, pero nunca he tenido la oportunidad. Mi madre no suele tener tiempo y no es del tipo que me permita hacer esas cosas. Siempre dice que son para chicas más grandes y que yo aún no tengo la edad suficiente —respondió, un poco desanimada.
— No te preocupes, estás aquí con tu abuela y no voy a prohibirte nada. Haz lo que desees, además, ella no está presente. Dime, ¿hay algo que siempre has querido hacer y que ella no te ha permitido?
— Sí, siempre he querido cortarme el pelo y teñirlo —respondió con entusiasmo.
— ¿Sabes qué? Hoy es tu día de suerte, haré que tu sueño se haga realidad.
—Mmm… Mi madre se molestará mucho conmigo, no creo que sea lo correcto, sin importar cuánto lo desee. Siempre ha cuidado mucho de mi cabello, diciendo que es la belleza de la mujer.
— El cabello volverá a crecer, es solo cabello. Además, estás en un país diferente, lejos de tu madre. ¿No crees que ya eres lo suficientemente adulta para tomar tus propias decisiones? Tu madre lo sabe, por eso te ha permitido vivir lejos de ella. Y si se molesta, no te preocupes, solo échame la culpa. Dile que tu querida abuela te dio el permiso. ¿Aceptas?
—Acepto— dijo, moviendo la cabeza con determinación.
Violet estaba emocionada por el cambio que estaba a punto de experimentar. La alegría se reflejaba en su rostro, y su amplia sonrisa no se desvanecía en ningún momento del proceso. Su cabello, negro como la noche y que caía hasta su busto, siempre había sido un deseo para ella llevarlo sobre los hombros. Ese día, bajo la atenta supervisión de su abuela, finalmente iba a lograr ese nuevo look.