Después de finalizar sus clases por el día, Violet, sintiéndose estresada, se dirigió rápidamente a su casa, ya que debía prepararse en dos horas para asistir a la feria. Sin embargo, sabía que era importante llamar a su madre. Con esto en mente, decidió hacer una videollamada mientras se duchaba, con la esperanza de que su madre no notara su cabello corto ni sus uñas pintadas.
A pesar de que Rayla aún estaba en el trabajo, optó por atender la llamada de su hija. Su rostro reflejaba una evidente ira, y su expresión era lo suficientemente intimidante como para afectar a cualquiera.
—Hola, madre —comenzó Violet, notando que su madre permanecía en silencio, lo que evidenciaba su malestar.
—Podría preguntarte dónde estuviste ayer, pero ya sé la respuesta y con quién estabas. Lo que no entiendo es por qué no contestabas mis llamadas. Claro que sé que tu teléfono me enviaba directamente al buzón de voz. ¿Por qué, Violet?
— He puesto mi teléfono en modo avión, madre — se disculpó mientras continuaba en la ducha.
— Desde cuándo decides poner tu teléfono en modo avión? Nuestro acuerdo siempre ha sido mantener el teléfono cargado y con servicio. Por eso pago una mensualidad cada mes, para poder comunicarme contigo cuando lo necesite. Ese fue nuestro acuerdo y tú lo aceptaste. ¿Acaso no consideraste que podría estar preocupada por ti toda la noche, esperando tu llamada? No fue hasta las cuatro de la taquede hoy que decidiste llamarme.
— Yo... madre...
— No, Violet, no intentes excusarte, porque no hay justificación para tu comportamiento imprudente. Si estuvieras en mi lugar, ¿no estarías horrorizada por no poder comunicarte conmigo? Si no fuera por Lola, no habría podido dormir anoche, ya que mi hija decidió cortar toda comunicación conmigo.
— No fue mi intención. Mi abuela me sugirió activar el modo avión ayer para que pudiera disfrutar del día sin interrupciones, pero luego me olvidé de desactivarlo, ya que no es algo que haga con frecuencia. Lamento la confusión.
Ahora Rayla comprendía la situación y se daba cuenta de quién era realmente la responsable: la señora Rose. Sabía que su hija no tenía ese tipo de comportamientos, pero, como cualquier joven, podía ser fácilmente influenciada.
— Hoy no quiero discutir contigo, Violet. Solo te pido que me prometas que no volverás a hacerlo, sin importar quién te sugiera poner tu celular en modo avión. Soy tu madre y, a pesar de la distancia, me preocupo por tu bienestar. Independientemente de si estás con familiares, necesito que me lo hagas saber. No quiero enterarme por terceros, ¿de acuerdo?
—Sí, mamá, te lo prometo, no volverá a suceder— respondió mientras se duchaba, evitando mostrar su rostro. Para no preocupar a su madre, inventó una excusa —Hoy mis amigas y yo iremos a la feria con mis abuelos y mi padre. Necesito cambiarme rápido porque ellos llegarán pronto. Te prometo que te llamaré cuando regrese de la feria.
—Oh, entiendo, suena emocionante, pero no te he visto desde ayer. Déjame verte y muéstrame qué te pondrás— comentó Rayla, ya que su hija siempre le pedía su opinión sobre la vestimenta para actividades escolares o visitas a casa de amigas.
—Estoy un poco apurada, mamá. Realmente necesito darme prisa porque ellos llegarán pronto. Pero no te preocupes, mi abuela me compró algunas prendas hermosas ayer— respondió rápidamente, intentando finalizar la llamada.
— Estás actuando de manera extraña. ¿Acaso no deseas seguir conversando conmigo o hay algo que me estás ocultando? Porque, sin duda, mi hija Violet me habría mostrado toda la ropa nueva que le compraron ayer. Violet, por favor, muéstrate en la cámara— Rayla no era ingenua; conocía perfectamente el comportamiento de su hija y lo que estaba sucediendo en ese momento le parecía inusual.
— No quiero que te enojes conmigo, madre.
— ¿Por qué debería enojarme contigo, Violet? — respondió, frunciendo ligeramente el ceño.
— Yo... — dijo, tomando su celular y revelando a su madre su nuevo corte de cabello.
— Dime que esto es una broma - exclamó, sacudiendo la cabeza en señal de negación. — ¿Tienes el cabello recogido o algo así? No puedo creer lo que estoy viendo. Por favor, dime que no te cortaste el cabello, Violet.
— Lo siento, siempre has sabido que quería cortármelo. Estuve con mi abuela en el salón ayer y ella me dio permiso para hacerlo.
— ¿Me estás diciendo que tu nueva abuela tiene más autoridad que yo? Te estás escuchando. Primero, pones el celular en modo avión porque ella te lo sugirió, sin considerar que yo podría llamarte y preocuparme. Luego, decides cortarte el cabello, a pesar de que sabes que nunca he estado de acuerdo con eso, simplemente porque ella te lo permitió. No llevas ni una semana conociéndola y ya te ha influenciado para hacer cosas que sabes que no tolero — expresó con descontento y en un tono firme.
— Pero te pido disculpas, realmente lo siento y no volverá a suceder.
—He mencionado en varias ocasiones que las disculpas no son suficientes después de que se cometen errores, Violet. No resolverás nada con un simple "lo siento", ya que eres consciente de tus acciones y de que estas han sobrepasado los límites establecidos. Ignoraste mis instrucciones y eso es inaceptable. Por lo tanto, no quiero escuchar más disculpas que no reflejan un verdadero arrepentimiento— Rayla se preocupaba pues Violet vía comportamientos que ya había visto en Michael en el pasado.
—Lo que digo es que si te hubiera pedido permiso, la situación habría sido diferente. Sin embargo, siempre dices que no, eso me lleva a actuar sin tu consentimiento. Estoy a punto de cumplir trece años y es natural que desee tomarrepentimiento mis propias decisiones.
— Oye, todavía eres una niña. Estar en otro país no te da permiso para hacer cosas que sabes que están mal. Para eso estoy yo, tu mamá, para guiarte y ayudarte a tomar buenas decisiones. No puedes hacer lo que quieras solo porque decidiste hacerlo. Y no creas que por estar lejos te vas a escapar del castigo. Así que, no vas a salir en toda la semana.