El rostro de Lucy reflejaba su descontento al ser interrumpida en su conversación; su mirada era fría y altanera al observar al hombre que se encontraba frente a ella.
—¿A qué se debe su intervención? Además, ¿de qué área es usted para presentarse en mi oficina sin previo aviso? —cuestionó con severidad.
—Mis disculpas por no haberme presentado adecuadamente. Soy Bancho, el nuevo secretario de la señora Harper. El motivo de mi presencia es para solicitar su asistencia en la oficina del señor Walter.
Al escuchar cómo aquel hombre pronunciaba el nombre de Rayla, la furia de Lucy aumentaba considerablemente. ¿Cómo se atrevía ella a solicitar su presencia para una reunión en la oficina de Charles? ¿Acaso se creía con el derecho de imponer tales demandas? ¿Ignoraba aún quién era realmente? Para Lucy, Rayla no tenía el más mínimo derecho a convocar una reunión, ya que, a sus ojos, su opinión carecía de valor.
—Disculpe, señora Tejado, su presencia es requerida en este momento. ¿Podría acompañarme, por favor? —comentó con cortesía al notar que no recibía respuesta alguna de su parte.
Este comentario, sin duda, hizo que Lucy frunciera aún más el ceño y que su enojo alcanzara su punto máximo. Se levantó de su asiento con pasos pesados y, a regañadientes, siguió a Bancho, mientras en su mente se repetía que haría que Rayla pagara por aquella humillación.
El banco había dejado a Lucy en la entrada de la oficina y se había retirado poco después de haber cumplido con su cometido. Con una expresión altanera, Lucy ingresó al lugar, con la expectativa de encontrar a Rayla, pero para su sorpresa, solo encontró a Charles, quien se encontraba sentado detrás de su escritorio, mirándola fijamente a los ojos.
Lucy sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante aquella mirada, una mirada que la hacía suspirar y encender su deseo. Sin lugar a dudas, había estado profundamente enamorada de Charles desde el inicio de su relación; sin embargo, él había sido claro al manifestar que para él solo era un pasatiempo y nada más. A pesar de ello, ella creía que podría cambiar su perspectiva; tal vez, si se esforzaba más, podría hacer que él reconsiderara su postura. No obstante, ninguno de sus intentos resultó fructífero. Aunque deseó quedar embarazada, nunca lo logró, quizás en parte debido a su situación económica, pero su atractivo para ella era algo que no podía explicarse.
—¿A qué se debe esta reunión inesperada? —preguntó, sentándose frente a él mientras exhibía sus atributos. Al no ver a Rayla presente en la reunión, se sintió motivada a aprovechar la situación a su favor, recordándole todo lo que estaba perdiendo.
—La he convocado para felicitarla. Sin duda, su estrategia de marketing ha logrado que nuestro nuevo producto se posicione en el segundo lugar. Aunque enfrentamos una baja debido a la filtración de información, nuestra recuperación en el mercado ha sido un éxito rotundo. Sin lugar a dudas, usted ha puesto todo su esfuerzo en este proyecto, y eso lo aprecio enormemente —respondió, mirándola directamente a los ojos. Ni por un instante desvió la mirada, lo que decepcionó un poco a Lucy. Sin embargo, el hecho de que él la hubiera convocado a su oficina únicamente para felicitarla representaba un logro significativo para ella, y sus esperanzas comenzaron a florecer. Ella estaba demostrando cuán capaz era y que, sin duda, era una mejor opción para él.
—Agradezco sinceramente que se haya tomado el tiempo de convocarme y comunicarse conmigo en persona. Sin lugar a dudas, esto me motiva enormemente, y le aseguro que continuaré esforzándome al máximo para contribuir al crecimiento de esta empresa, así como para seguir recibiendo este trato tan apreciado — comentó, guiñando un ojo mientras se recogía el cabello, dejando su cuello al descubierto, y su voz adquiría un tono melódico y seductor hacia Charles.
—Asimismo, valoro el esfuerzo y dedicación de los empleados, y estoy dispuesto a ofrecer incentivos adicionales a aquellos que se esfuerzan por hacer crecer mi empresa. Por otro lado, detesto a quienes actúan en sentido contrario, como bien sabe, señorita Tejado.
Este comentario generó cierta inquietud en Lucy, quien, a pesar de intentar buscar alguna señal en los ojos de Charles que indicara si él tenía alguna sospecha sobre ella, no encontró nada. Por lo tanto, decidió continuar con la interacción.
— Sí, por supuesto, existen personas que no saben conformarse y que carecen de pureza en su corazón. La confianza es un valor que muchos no saben apreciar en absoluto, y el dinero tiene la capacidad de corromper incluso al corazón más inocente. Esa es la realidad. Como mencioné anteriormente, lamento profundamente lo que hizo esa mujer, pero lo positivo es que cuentas con un equipo excepcional que realiza su trabajo de manera impecable.
— Resulta curioso que lo menciones — comentó Charles, incapaz de mantener la fachada, ya que se sentía repugnado por la habilidad de aquella mujer para actuar sin remordimientos. — Tu corazón fue fácil de comprar, y la información llegó rápidamente a la empresa BlueRose, ¿verdad? — dijo con una mirada severa que hizo que Lucy temblara, sintiéndose diminuta ante él.
— ¿De qué hablas? — titubeó, intentando defenderse ante la acusación de Charles; no esperaba ser descubierta tan pronto.
—Por favor, deja de actuar, Lucy. Desde el primer día, he estado al tanto de la situación; permití que trabajases en este proyecto con la intención de despedirte posteriormente. Así como tú has aprovechado el esfuerzo de cada uno de los colaboradores de esta empresa, yo también he utilizado tus habilidades. Sin embargo, debo reconocer que realizaste un trabajo excepcional, y es probable que, en el fondo, hayas sentido remordimiento, lo que contribuyó a que el producto alcanzara un valor significativo. Lamentablemente, ha llegado el momento de finalizar tu relación laboral con nuestra empresa; estás despedida.