En Busca De Lo Perdido

Bocón

El día de la reunión había llegado y se había acordado que se llevaría a cabo un picnic en un lago. Inicialmente, Rayla se mostraba reacia a asistir, ya que comprendía que los demás continuaban siendo amigos de Michael y no deseaba ser un obstáculo en sus interacciones. Sin embargo, Charles insistió de manera considerable hasta lograr convencerla.

Cuando finalmente Charles y Rayla llegaron, Arthur y Felix, junto con la esposa de este último, ya se encontraban presentes. De inmediato, se acercaron a saludarlos de manera amistosa, mientras Asha observaba a Rayla con atención, sin mostrar ninguna expresión en su rostro. Desde el primer momento en que la vio, Asha había estado evaluando a Rayla, quien, a su vez, notó la mirada que le dirigía. No obstante, decidió suspirar, sonreír y ser cordial con todos.

—Esta es mi esposa, Asha —anunció Felix, agachándose para besar a su esposa en la coronilla mientras la presentaba a Rayla.

— Es un placer conocerla, señorita Asha. Charles me ha hablado muy bien de usted —comentó Rayla cordialmente mientras extendía su mano, pero ella no le correspondió.

— Lamentablemente, no he recibido comentarios similares —murmuró en voz baja, aunque todos la escucharon.

— Le pido disculpas por el comportamiento de mi esposa; simplemente no se siente cómoda al tocar a otras personas —dijo, excusándose rápidamente y tratando de suavizar las palabras de su esposa con una risa nerviosa dirigida a Rayla, mientras le lanzaba una mirada de disculpa a Charles.

— Mi querida prometida, ¿te sientes cómoda en este ambiente? —comentó Charles, apretando los dientes, ya que, a pesar de conocer a Asha desde el principio, no toleraba que nadie menospreciara a su mujer.

—Por supuesto, todo está bien. No permitamos que nada arruine este momento —comentó, esforzándose por no dejarse afectar por la situación. Ella era lo suficientemente madura y segura de sí misma como para no permitir que el momento se viera empañado. Asha no la conocía en absoluto, pero la juzgaba únicamente a partir de rumores ajenos, y ella no tenía intención de demostrarle nada, ya que no sentía la necesidad de rendir cuentas a nadie.

A pesar de su esfuerzo por no percibir la tensión en el ambiente, esta era evidente durante un prolongado periodo de tiempo, en el cual Rayla se sentía excluida y juzgada por las miradas de los demás, aunque intentaban disimularlo lo mejor posible. Su rostro se mantenía sereno y apacible; solo eran unas horas —se repetía a sí misma.

—La noticia que quería compartir contigo es que seré padre —anunció Félix con entusiasmo, mientras sostenía a su esposa en sus brazos y compartían miradas cómplices.

—Eso es maravilloso; realmente me alegra por ti, amigo. Era hora— expresó Charles mientras le daba varias palmaditas en la espalda a su compañero.

—¿Cuándo será tu turno? — comentó Arthur en tono jocoso, lo que provocó que Charles se atragantara con su propia saliva.

—Será cuando Dios lo disponga, pero mi prometida y yo ya hemos discutido este asunto, aunque esta joven aún no se siente preparada— respondió él con una mirada llena de amor mientras acariciaba su rostro. Este gesto no pasó desapercibido para los presentes, ya que el amor entre ambos era palpable, causando que la piel de Arthur se erizara.

—Dios, mira cómo tengo la piel de gallina, ¡busquen una cama! —dijo riendo, y luego empezó a hacer como si estuviera llorando—. Soy el único sin pareja, me están poniendo nostálgico y con celos —agregó mientras se limpiaba las "lágrimas" falsas, haciendo que todos se rieran y el ambiente se sintiera más relajado.

La noche siguió llena de risas, aunque Rayla se mantuvo lo más alejada posible y no intercambió ni una palabra con la esposa de Félix. Pero eso no afectó las risas del grupo.

Al día siguiente, Michael invitó a Félix a un restaurante durante la hora del almuerzo para ponerse al día.

—Hey, sé que las cosas han estado un poco tensas entre nosotros, pero quiero aclarar que no estaba en mis manos. Además, yo mismo me encargaré de pagarle todos los años que él invirtió en mi empresa y también lo voy a recomendar a otras empresas para que pueda volver a tener la misma posición que antes. Por eso te invité hoy, para que se lo digas, ya que no me contesta las llamadas.

Felix, al escuchar a su amigo arrepentido y con la cabeza baja, se sintió mal, porque sabía que Arthur estaba trabajando para Charles y que no tenía por qué sentirse mal, ya que estaba bien.

—No te preocupes por él, confía en mí. Me reuní con él el fin de semana pasado y está más que bien. Está trabajando con Charles en su empresa y también estaba allí con su prometida, Rayla - dijo sin pensar en cómo esto podría afectar a Michael, ya que lo soltó sin malicia ni intención de herir a su amigo.

—¿Espera, qué estás diciendo?! —gritó Michael, levantándose de golpe y haciendo que la silla chocara ruidosamente contra el suelo. Felix se sorprendió, dándose cuenta de que había hablado sin pensar. Su esposa siempre le decía que era muy bocón y que decía todo sin pensar.

—Espera, no me expresé bien. Yo... —dijo, tapándose la boca mientras notaba que todos los demás los miraban con curiosidad.

—¡Maldita sea, soy un idiota! Mira, yo preocupado por él porque no tiene trabajo y resulta que se fue a trabajar con el enemigo. ¿Eso es lo que está planeando? ¿Tú también eres parte de su plan? ¿Quieren arruinar mi empresa? Por eso sigues trabajando como infiltrado —dijo, agarrando a Felix de la camisa y hablando con rabia.

—¿De qué hablas? Si fuera un infiltrado, no te habría contado nada. No tienes sentido —respondió, zafándose del agarre de Michael.

—Espero que no, porque si es así, lo vas a lamentar —exclamó.




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