En Busca De Lo Perdido

Infortunio

Lucy había preparado una fogata en el área de parrilla, con la esperanza de que todos se sintieran motivados a pasar la noche compartiendo y disfrutando de bebidas alcohólicas. De este modo, podría cumplir con sus objetivos y, en caso de que algo saliera mal, tendría la posibilidad de excusarse y atribuir la culpa al alcohol.

Enzo llegó con los niños y su esposa en horas avanzadas de la noche. El cansancio era evidente en su rostro, al igual que en el de Atari; parece que pasar toda la tarde al cuidado de una preadolescente y un niño no había sido la experiencia más placentera para ellos.

—Oh, vaya, se les ve muy fatigados, pero tengo la solución perfecta para ustedes. He preparado una pequeña fogata para que podamos pasar la noche relajándonos frente al fuego, disfrutando de una copa de alcohol, escuchando música, y lo mejor de todo es que puedo encargarme de Aaron y Violet; ustedes solo tienen que descansar. ¿No es tentadora la oferta? —dijo Lucy mientras caminaba con ellos, ya que desde que se bajaron del automóvil, la miraron como un estorbo y trataron de ignorarla hasta que ella les propuso su plan.

— Me parece sumamente tentador, mi amor. Considero que es necesario que me relaje sin la preocupación de lo que nuestro pequeño está haciendo o de su paradero. Creo que, por fin, alguien ha encontrado la manera adecuada de tratarnos. Me complace, y también me gustaría que prepares la parrilla y dispongas algunas alas de pollo, así como algunos churrascos— dijo mirándola con desdén.

— Bien, dado que tú te has ofrecido y mi esposa está de acuerdo, no tengo más que añadir. Me encanta la idea de tomar un merecido descanso como corresponde.

— Perfecto, todo estará debidamente preparado a las ocho, ya que debo encargarme de comprar todo lo necesario para la parrilla y otros manjares para los pequeños de la casa — comentó mientras acariciaba suavemente la mejilla de Aaron, antes de dirigirse a la habitación de Michael.

Lucy, consciente de que entrar en la habitación podría ser problemático, prefirió permanecer en la puerta y comunicarse con él desde la distancia.

—Michael, tu hermano y cuñada se reunirán en el exterior para llevar a cabo una parrillada, disfrutar de la naturaleza y escuchar el sonido de la cascada. ¿Qué opinas al respecto? Tras observarte tan molesto y alterado, lo más sensato sería que disfrutaras de la compañía de tu familia. Te sugiero que tomes una ducha y nos unamos a ustedes en el exterior.

—No me siento del todo bien; mis manos están sudorosas, mi pecho late con fuerza, siento que mi respiración está descontrolada y, además, experimento una excitación en todo mi cuerpo y lo que más anhelo es satisfacer mis más profundos deseos.

—¿De qué hablas? —lo interrumpió Lucy, observándolo mientras él divagaba, tratando de comprender lo que estaba sucediendo en su cuerpo—. Ve y toma una ducha; quizás el alcohol te esté afectando de manera negativa. Te prometo que, después de ducharte, te sentirás mejor y disfrutarás más al compartir con tus seres queridos. No es recomendable permanecer encerrado en cuatro paredes si lo que deseas es disfrutar de todas las experiencias, ¿verdad?

—Tienes razón, sin embargo, considero que no consumiré más bebidas, ya he ingerido dos vasos de whisky y siento como si hubiera consumido diez. Quizás esto se deba a que lo he hecho aquí en la habitación, recostado; tienes razón. Me daré un baño con agua fría y luego saldré para disfrutar de un agradable momento en familia. Gracias, Lucy —comentó con voz entrecortada por la embriaguez mientras intentaba levantarse de la cama.

—No te preocupes, yo me encargaré de preparar un cóctel para que puedas mantenerte hidratado —respondió mientras salía de la habitación con una expresión traviesa en su rostro. No importaba si él decidía no beber alcohol; ella podría añadirlo a cualquier bebida con sabor.

...

Lucy había asumido la responsabilidad de mantener a los más jóvenes en orden para que no interfirieran con los demás. No había resultado complicado, ya que Violet era una niña bastante sensata, y ella se había encargado hasta el momento de entretener al pequeño mientras se ocupaba de las bebidas y de la parrilla.

El reloj marcaba la medianoche cuando Enzo se retiró con su esposa hacia sus aposentos. Mientras tanto, el pequeño Aaron había estado durmiendo desde las diez de la noche junto a Violet en su habitación, dejando a los adultos conversando sobre trivialidades. Michael, quien había estado esforzándose por mantener la compostura hasta ese momento, no pudo resistir más al ver a su hermano y cuñada marcharse. Se levantó de repente, sudoroso y consumido por el deseo.

—¿Te encuentras bien? Pareces un poco desorientado —comentó Lucy, acercándose a Michael de manera insinuante, rozando su pecho contra su brazo mientras una de sus manos se movía sin pudor sobre su torso.

Michael, sintiendo una intensa calidez y su respiración entrecortada por los toques de Lucy, no dudó en sellar sus labios con los de ella en un beso apasionado, intenso y descontrolado, mientras sus manos desgarraban sin previo aviso el vestido que ella llevaba puesto.

—Espere, aquí no, alguien podría vernos; los niños podrían salir. Espere— intentó comunicase a través de los intensos besos que Michael le otorgaba, pero él no prestaba atención, no lograba razonar. Se encontraba fuera de sí, y no había marcha atrás, sin importar cuántas veces Lucy intentara hacerle entrar en razón y lo empujara; su fuerza no podía compararse con la de él.

Ella había sido tomada de manera salvaje sobre el frío suelo, en la oscuridad de la noche, acompañada únicamente por el sonido del agua fluyendo y los gruñidos que emanaban de Michael. Aunque era consciente de que había sobrepasado el límite en el uso del afrodisíaco, nunca imaginó que Michael actuaría de una manera tan irracional.

Sin embargo, para su infortunio, él poseía una notable resistencia, y a pesar de las numerosas embestidas que le propinaba, no lograba alcanzar el clímax. Los segundos se convertían en minutos, y luego en largas horas él se había venido. El cuerpo de Lucy se sentía adolorido; parecía estar falleciendo allí, en la oscuridad de la noche, sobre el frío y rústico suelo.




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