Estoy embarazada

Los días transcurrieron con rapidez para Lucy, quien, a pesar de haber pensado que tras haber compartido momentos íntimos con Michael en dos ocasiones, la relación entre ambos se tornaría más cercana, se encontró con una realidad que distaba de sus expectativas, resultando ser todo lo contrario.

El primer encuentro había sido satisfactorio; ambos continuaron conversando, y Michael no parecía recordar con claridad lo sucedido, sin haberle planteado ninguna pregunta al respecto. No comprendía cómo había llegado al mueble de la sala, pero poseía recuerdos vagos de haber experimentado intimidad con Lucy. Consideró que todo aquello era meramente producto de su imaginación y, sin otorgarle mayor relevancia, prosiguió como si nada hubiera ocurrido.

Sin embargo, a pesar de su renuencia a consumir alcohol al día siguiente, Lucy había ideado una nueva estrategia para reunir a todos y disfrutar de un agradable momento en familia, acompañado de bebidas. Fue en ese instante cuando comenzó a cuestionarse por qué su cuerpo había vuelto a experimentar las mismas sensaciones que el día anterior. A pesar de haber intentado mantener el control, sus instintos resultaron ser más poderosos que su propia razón, llevándolo a tener nuevamente intimidad con ella. No obstante, en esta ocasión, había logrado recordar lo suficiente como para mantenerla a distancia, negándose rotundamente a volver a ingerir alcohol.

Este comportamiento, sin duda, había irritado a Lucy, ya que, a pesar de haber tolerado esas dos únicas noches, su plan no había dado los resultados esperados. Había realizado múltiples pruebas para verificar si estaba embarazada, sin éxito en sus intentos. Aunque deseaba continuar alterando sus bebidas, él se había negado a consumir absolutamente nada que proviniera de ella, como si sospechara que el haber tenido relaciones con ella era un factor determinante en su situación.

La distancia entre ambos se volvió notable tras la finalización de su estancia en Carolina del Norte. A pesar de que Lucy había deseado restablecer una mayor cercanía con él, no logró hacerlo, independientemente del cambio de país; él se esforzaba por evitarla al máximo, llegando incluso a dormir en camas separadas.

— Es sumamente irracional que continúes culpándome después de haber pasado una semana en España y Francia, y ahora que nos encontramos en Suiza, persistas en este comportamiento. Somos individuos maduros que han perdido el control; o, más precisamente, tú has perdido el control y me has buscado como mujer. Esto es parte del pasado; no es necesario que dejes de hablarme o que me ignores, hasta tu hija ha notado esta situación, y debemos unirnos para que tus planes tengan un resultado favorable.

— Te he manifestado en múltiples ocasiones que no deseo discutir este asunto. Nunca en mi vida he buscado tener el control en lo que respecta a las relaciones íntimas. En las dos ocasiones en que mi cuerpo ardía de deseo y me sentía fuera de lugar, tú eras la responsable de las bebidas. ¿Cómo explicas esto?

—Estás alucinando —comentó Lucy, mirándolo con una expresión que denotaba incredulidad, como si considerara que él estaba loco. Sin embargo, en su interior se reprochaba, ya que de haber sabido que él contemplaba la posibilidad de mantener relaciones íntimas con ella, nunca habría recurrido al uso del afrodisíaco; se había anticipado a los acontecimientos.

》Además, si ya deseabas tener relaciones conmigo, ¿cuál es el inconveniente de que lo hayamos hecho antes de tiempo? El alcohol permitió que afloraran tus sentimientos reprimidos, Michael.

—No juegues conmigo. Pasé muchos días sintiéndome fuera de lugar, como si no tuviera control sobre mí mismo. A pesar de haber viajado a otro país, continuaba sintiéndome desconcertado; las memorias venían y se iban hasta que decidí acudir al médico, quien me informó que había presentado niveles elevados de una sustancia que había provocado todo esto.

》Le pregunté a mi hermano si había notado algo extraño en mí, y él confirmó que mis ojos parecían fuera de lugar, que no dejaba de temblar y de apretar mi pierna. Un comportamiento inusual, ¿no es así?

—No, nada inusual cuando se consume alcohol en exceso —respondió, girándose para salir de la habitación que Michael había tomado como oficina. No deseaba continuar la conversación, ya que se había vuelto peligrosa.

—No te vayas, tengo una última cosa que decir. Estoy reconsiderando si tu papel aquí es tan importante; siento que he logrado lo que quería y ya no te necesito.

—¿Qué intentas decir? —preguntó Lucy, algo aterrorizada, ya que aún no estaba embarazada y contaba con los últimos viajes para llevar a cabo algunas de sus artimañas con el fin de volver a estar a su lado. Sin embargo, si él finalizaba su viaje, todo se arruinaría, y ella no podía permitir que eso sucediera.

—Como bien puede escucharse, han transcurrido más de dos semanas y mi hija se siente sumamente cómoda en mi compañía. No la percibo tan apegada a usted, y considero que su presencia ya no es necesaria. Además, cada día me siento más disgustado y su presencia me resulta una molestia; me incomoda verlo en mi mismo espacio —expresó con evidente irritación, perdiendo la paciencia.

—No puede hacerme esto. Solo porque en su momento no logró ejercer control sobre sí mismo. Además —dijo, tocándose el abdomen mientras lo miraba a los ojos, a punto de emplear su última estrategia; ella no permitiría que él acortara sus días.

—Ni se atreva a pronunciar palabra alguna —comentó Michael, comprendiendo su señal y sus intenciones de engañarlo directamente.

—Estoy embarazada y es tu hijo, prueba de que esas dos ocasiones fueron más que suficientes para concebir. Tengo dos semanas y tres días —dijo, con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada—. Durante esas dos noches que compartimos, no utilizamos protección, y he quedado embarazada. Por lo tanto, considero injusto que desee hacerme esto; yo estaba esperando el momento adecuado...