En Busca De Lo Perdido

Abre los ojos

—No considero prudente que continúes visualizando todos esos videos; no creo que te beneficien y es imperativo que te cuides —comentó Charles, observándola con preocupación, su tono de voz suave impregnado de amor.

—Estoy bien, Charles. Ya hemos discutido este asunto en varias ocasiones y, aunque soy consciente de que no estás completamente satisfecho con esta decisión, sabes que no dejaré de seguir el día a día de mi hija. Charles, por favor, compréndeme; no deseo reabrir este tema, solo te pido que me permitas ver los videos en paz, es lo único que tengo —respondió Rayla, con un leve tono de frustración, ya que habían tenido múltiples discusiones sobre la misma cuestión: la necesidad de dejar de ver los videos y fotos relacionados con Violet, algo que ella simplemente no podía hacer.

—Te comprendo más de lo que imaginas, ya que deseo cuidar de ti y de nuestro hijo que está en tu vientre. Sin embargo, parece que no comprendes esto; estás actuando de manera egoísta, torturándote, y todo esto podría perjudicar al bebé —murmuró con un atisbo de molestia.

—Si comprendieras la importancia que tienen los hijos, nunca me habrías solicitado que dejara de custodiar a mi hija —dijo Rayla, elevando la voz mientras lo miraba con evidente molestia.

—¿Acaso has olvidado que estuviste en riesgo durante aproximadamente tres semanas? A pesar de ello, no has dejado de ver los videos. Si no lo recuerdas, fue precisamente por eso que nos dimos cuenta de que estabas embarazada, después de haberte insistido repetidamente que acudieras al médico. Tus respuestas eran: “Quizás tengo la insulina baja, no necesito ir al médico para eso, estoy bien, conozco mi cuerpo perfectamente.” Tú, más que nadie, eres consciente de la agonía que experimenté al ver el dolor que sufrías y cómo un hilo de sangre se asomaba por tus piernas.

》Casi se pone en riesgo la vida de nuestro bebé debido a la ansiedad y nerviosismo que has experimentado al ver los videos. Quisiera recordarte que el impacto de observar la discusión entre Lucy y Michael fue considerable, especialmente cuando Lucy utilizó a Violet como escudo. Esta situación no solo puso en peligro al bebé, sino también a ti misma. A pesar de haber estado en cama durante casi tres semanas, continúas viendo los videos. Permíteme preguntarte, ¿cómo esperas que mantenga una actitud condescendiente si actúas como si este bebé no te importara en absoluto? Este es mi primer hijo y es lo más valioso que tengo después de ti, sin embargo, no percibo esa emoción en ti. No veo que estés disfrutando de esta experiencia única como yo lo estoy haciendo, lo cual me causa tristeza y preocupación.

Violet es mi primera hija, la luz de mis ojos, y en este momento nos encontramos distanciadas debido a Michael. Apenas hablamos por teléfono como solíamos hacerlo, y esto es lo único que me queda. No obstante, eso no significa que no ame a mi bebé; Violet solo tiene a su madre, Charles.

— No, Violet también cuenta con el apoyo de Michael, quien no permitirá que nada le suceda. Es posible que él enfrente problemas de ira y que sea susceptible a la manipulación por parte de sus padres; tal vez sus relaciones no sean las más exitosas. Sin embargo, hasta el momento ha demostrado estar presente para Violet. Usted es quien lo ha subestimado, utilizando esto como justificación para no cesar en la visualización de los videos. Su obsesión con este asunto es tal que no puedo esperar más — dijo, levantándose y abandonando la habitación con evidente molestia.

— Espera, Charles, espera — intentó ella, tratando de que él detuviera su marcha, pero parecía estar bastante irritado con ella. A su vez, ella también se sentía frustrada con él por la falta de apoyo que percibía. En ese momento, decidió otorgarle su espacio, con la intención de reconciliarse más tarde.

En cierto modo, ella comprendía su perspectiva, pero las vacaciones de Violet estaban por concluir y ella regresaría a Brasil. Quizás, una vez allí, su relación podría restablecerse nuevamente.

Al día siguiente, alrededor de las doce del mediodía, el teléfono de Rayla sonó, interrumpiendo su profundo sueño. Sorprendida por el sonido de su celular, inicialmente supuso que era Charles quien la llamaba. Sin embargo, él era consciente de que ella solía dormir más de quince horas y no se atrevía a despertarla; en su lugar, se aseguraba de dejarle un delicioso desayuno preparado cada día antes de dirigirse a la empresa.

—¿Violet? —murmuró, aún adormilada y con una voz perezosa, mientras entrecerraba los ojos—. ¿Oh, me está llamando Violet? —se preguntó a sí misma, despertando de un tirón y atendiendo la llamada.

—Querida, ¿cómo estás? —dijo, acomodándose en la cama y tratando de arreglar su cabello para no parecer tan demacrada.

—¿Estabas durmiendo? —inquirió Violet con un tono inquisitivo y las cejas alzadas. Se sentía extrañada, ya que era inusual que su madre hiciera algo así; ella siempre madrugaba y detestaba que otras personas permanecieran en la cama más allá de las ocho de la mañana.

— He estado experimentando un ligero malestar y, como resultado, he permanecido un poco más en la cama. Ahora, por favor, cuéntame, ¿cómo te ha ido en el nuevo país en el que te encuentras?

— Sabes que no revelaré en qué país me encuentro, pero puedo decirte que es un lugar maravilloso. Lo único lamentable es que me quedan solo unos días. Todo ha transcurrido tan rápidamente que siento que no he podido apreciar los lugares como debería; desearía poder quedarme a vivir en este país, es verdaderamente hermoso.

— Bueno, una vez que alcances la mayoría de edad y hayas finalizado tu carrera, podrás cumplir ese sueño. Sin embargo, me encantaría que, al concluir tus vacaciones, te reencuentres conmigo. Tengo tres sorpresas que deseo compartir contigo y no puedo contener la emoción de hacerlo — comentó con alegría.

— En cuanto a una de esas sorpresas, si se trata de informarme que tu novio Charles ha fundado una empresa para competir con la de mi padre, eso ya lo sé y es un asunto del pasado. Lo que realmente me incomoda es el rencor y la animosidad que Charles siente hacia mi padre, así como su deseo de destruirlo a toda costa — expresó con indignación.




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