— Me complace observar cómo el corte de cabello te favorece, aunque debo admitir que extraño tu hermoso cabello largo. Afortunadamente, he notado que tu cabello está creciendo rápidamente. No sé si es la falta de tiempo desde la última vez que te vi, pero te ves muy bella y has crecido considerablemente — comentó mientras ponía el automóvil en marcha.
— Realmente no lo disfruté tanto, mi cabello crece con rapidez —respondió ella.
— No te preocupes, tendrás tiempo de sobra cuando seas mayor y me solicites mi consentimiento - dijo mientras la miraba de reojo. — Dejando de lado ese tema, ¿recuerdas las sorpresas que tengo preparadas para ti? La primera es que me he mudado, y estoy seguro de que te encantará la casa, ya que cuenta con una zona de piscina, un amplio jardín, un área para ver películas, y lo mejor de todo, he decorado una habitación especialmente para ti. Estoy convencido de que te entusiasmará cuando veas la casa. La segunda sorpresa es que pronto me casaré con Charles, aunque será una ceremonia muy sencilla, y me encantaría que estuvieras presente. Por ello, he pensado en realizarlo antes de que regreses a Brasil; será algo rápido y sencillo.
— La casa suena sumamente interesante y estoy ansiosa por visitarla; sin embargo, me imagino que Charles también estará presente, y en lo que respecta a tu matrimonio, no estoy de acuerdo con ello y me opongo firmemente.
— Vaya, Violet, ¿desde cuándo has adoptado una actitud tan negativa y despectiva hacia otras personas sin justificación? Si no recuerdo mal, eras una niña muy sana, dulce y amigable con todos. Además, ¿qué tan grave ha sido el comportamiento de Charles hacia ti? Hasta donde sé, él no ha hecho nada más que ser comprensivo ante tu actitud hacia él.
— El deseo de querer destruir a mi familia es más que suficiente para no querer tener relación con él.
— De acuerdo, considero que eso no es cierto; sin embargo, propongo que evitemos este tema, ya que no nos aportará nada nuevo, y en su lugar, disfrutemos de los pocos días que tenemos juntas.
Justo al concluir su declaración, el teléfono móvil emitió un sonido, revelando el nombre de Charles en la pantalla. En su interior, Rayla se reprochó, ya que había esperado tener tiempo suficiente para regresar a casa y poder conversar con él en privado, consciente de que él, sin duda, se daría cuenta de que Violet se encontraba en la residencia.
—Hola, cariño —murmuró, activando el altavoz mientras su atención se mantenía en la carretera.
—He regresado a casa con sopa de pescado, algunos bollos de arroz de tu lugar favorito y tu postre preferido, ese del cual no me dejas ni las migajas. ¿Ha ocurrido algo? ¿Dónde te encuentras, cariño? Sabes que debes seguir manteniendo el reposo, aunque falte poco para que la doctora te permita retomar tu vida normal —su voz, a pesar de su tono cariñoso, reflejaba una leve preocupación.
— Buenas tardes. Tuve que salir para encargarme de un asunto; no te llamé para informarte porque se trata de una sorpresa. ¿Podemos discutirlo cuando llegue a casa? Estoy a menos de quince minutos.
— Está bien, solo te pido que tengas cuidado en donde te encuentres. Los amo con todo mi ser. Besos, te estaré esperando aquí afuera - concluyó antes de colgar.
— ¿Los amo? Si él no sabe que estoy aquí, ¿por qué se expresa en plural?
— Siempre tan perspicaz. Te lo explicaré cuando lleguemos a casa, en lugar de simplemente mostrártelo — respondió, sonriendo con picardía.
Durante el trayecto, Rayla aprovechó la oportunidad para preguntar sobre sus emocionantes viajes: cómo los disfrutó, qué comió y, sobre todo, cómo la trataron. Aunque ella ya conocía todos estos detalles, escuchar sobre su hija resultaba mucho más gratificante que verlo a través de una pantalla.
Como Charles había mencionado, él había estado esperando pacientemente en la puerta el regreso de su amada. Al observar el automóvil estacionarse, se apresuró a abrir la puerta para recibir a Rayla y tomarla entre sus brazos.
—¿Qué haces? Espera —dijo ella, riendo entre dientes, avergonzada por la forma en que Charles la sostenía.
—Has realizado mucho hoy; permíteme llevarte a la cama para que te acomodes y luego disfrutes de algo delicioso. ¿Qué opinas?
—Estamos olvidando algo sumamente especial: Violet —exclamó Rayla, llamando la atención de Charles. Este, abrumado por la preocupación que había sentido, ni siquiera se había percatado de que había otra persona en el automóvil, y mucho menos que los había seguido hasta la casa.
—Mis disculpas, hola, Violet —se disculpó con sinceridad, visiblemente apenado por no haberla notado, mientras sostenía a su esposa en sus brazos.
—Madre, ¿cuál sería mi habitación? —no respondió al saludo, sino que optó por actuar de manera descortés y simplemente inquirir sobre su dormitorio.
Rayla dirigió a Charles una mirada de apenada reproche, para luego volver su atención hacia su hija con una expresión de desaprobación. —Eso no fue en absoluto cortés.
—Está bien, querida, simplemente muéstrale su habitación; yo me encargaré de preparar más comida para la inquilina y servir tu comida para que puedas relajarte. ¿De acuerdo? —dijo, colocándola en el suelo y dejándola a solas con su malcriada hija.
— Reconozco que su relación con él no es la más cordial; sin embargo, eso no justifica que actúe de manera irrespetuosa en su propio hogar.
— Si esa es la situación, puedo solicitar a mi padre que venga a recogerme y pasar el resto de mis días con él. ¿Es eso lo que realmente deseas? —dijo con una mirada desafiante.
Ante tal respuesta, Rayla decidió optar por la ignorancia y la paciencia, considerando que brindarle un tiempo para que ella pudiera aceptar la situación sería lo más adecuado.
— Esta es tu habitación. ¿Qué opinas? Es un espacio pequeño, pero ingeniosamente diseñado. He elegido un estilo moderno y acogedor especialmente para ti. ¿Qué te parece?