Después de que Violet se marchara de la casa de su madre sin despedirse, esta última no se dignó a comunicarse con ella ni a responder las numerosas llamadas que Rayla le había realizado. No fueron uno ni dos intentos, sino más de cien llamadas, y nunca obtuvo respuesta alguna de su hija.
A pesar de esta situación, Rayla no se dio por vencida; continuó dejando mensajes en los que preguntaba por su bienestar, indagando si la estaban tratando adecuadamente. Además, mencionó que sus vacaciones estaban por concluir y que esperaba poder reunirse al menos una última vez con ella en el aeropuerto antes de su partida hacia Brasil, pero tampoco recibió respuesta.
Ante esta circunstancia, el primer día de clases, Rayla decidió contactar a la directora con el fin de obtener información sobre su hija. Para ella, era evidente que Violet había regresado a sus estudios, ya que no le había firmado ningún permiso y Michael no podía actuar sin su consentimiento. Sin embargo, para su sorpresa, la respuesta de la directora fue completamente diferente a lo que ella había anticipado.
Las declaraciones de Aline De Oliveira fueron inequívocas, y su descontento, así como su temor, se percibían claramente a través de la línea telefónica. Ella había confirmado que Violet ya no formaba parte de su institución y que su padre había tomado posesión de todos los documentos pertinentes, amenazándola en el proceso y dejándole como única opción ceder y entregar toda la información relacionada con Violet.
Una vez que la directora concluyó su relato sobre los acontecimientos y las razones por las cuales había optado por el silencio, Rayla le inquirió si podría actuar como testigo. A lo que la directora, visiblemente aterrorizada ante tal sugerencia, respondió que no deseaba involucrarse en sus problemas, afirmando que lo más beneficioso para ella había sido la salida de Violet de la institución, sin generar más complicaciones. Insistió en que no la contactara nuevamente y que se olvidaran por completo de que Violet había sido estudiante allí.
Por supuesto, Rayla comprendía la situación desde la perspectiva de Aline, ya que la experiencia que Michael le había hecho atravesar no había sido en absoluto sencilla, y parecía haberla afectado considerablemente.
Rayla había compartido toda esta situación con Charles, quien se mostró sorprendido ante tal revelación. Michael había descendido a un nivel muy bajo al actuar de esa manera. Sin embargo, al reflexionar sobre los acontecimientos, se hizo evidente que todo formaba parte de su plan. La conducta de Violet hacia Rayla parecía estar diseñada para romper de manera definitiva su relación materno-filial, de tal forma que, a pesar de encontrarse en el mismo país, no existiera ningún tipo de contacto entre ellas.
No obstante, esta no fue la única dificultad que enfrentó Rayla. A pesar de haber transcurrido un mes en la oscuridad, sin tener conocimiento alguno sobre el paradero de su hija, y de haber intentado comunicarse tanto por escrito como por teléfono, tanto Violet como Michael se mostraron indiferentes y no se dignaron a responder. Es evidente que Rayla experimentó un mes de profunda angustia, ya que, a pesar de su intención de emplear métodos de vigilancia a través del celular de su hija, Violet había dejado de utilizar dicho dispositivo y sus antiguas redes sociales. Todo esto había sido orquestado para asegurar que no existiera contacto alguno entre madre e hija.
Una mañana, Rayla recibió una citación de la corte que requería su presencia en una audiencia para presentar su defensa en relación con la solicitud de custodia interpuesta por Michael en su contra. Aunque Rayla había anticipado este momento desde que se le prohibió salir del país, la realidad de la situación resultó ser abrumadora.
A pesar de su angustia, Charles le había prometido encontrar el mejor abogado para garantizar que Michael no obtuviera la custodia total, sino que se alcanzara un acuerdo equitativo, tal como correspondía. Esta promesa brindó a Rayla un alivio temporal; sin embargo, había días en los que la ansiedad la invadía, provocándole una falta de apetito que resultó en que el bebé no alcanzara un peso adecuado.
Charles se encontraba en una situación difícil, intentando ser el pilar de fortaleza y ánimo para Rayla, con la esperanza de que pudiera distraerse de la adversidad que enfrentaba. No obstante, la situación no mejoraba; ella continuaba en reposo, ya que el bienestar del bebé seguía en riesgo, especialmente debido a su inadecuado peso.
Estaba triste y devastado, las ojeras en sus ojos eran sin duda notables pero pretendianestar bien pues su mujer lo necesitaba, pero ella tampoco ponía de su parte y esto era lo que más le dolía a Charles, que no todo era Violet ella también tenía que pensar en el nuevo integrante en la familia, pero él no decía nada, todo lo callaba por no querer estresarla aún más.
—Tienes que comer algo, cariño. Ven, levantate, te he comprado unas arepas de esas que tanto te gustan, frutas y una sorpresa— dijo mientras trataba de levantarma de la cama en la cual Rayla yacía mirando al techo sin mostrar emoción alguna en sus ojos.
—No tengo hambre, no tengo apetito alguno. Siento una pesadez en mi estomaga que no me deja comer y con tan solo pensar que mañana es el primer día de audiencia me tiene los nervios a flor de piel.
Charles depositó la palma de su mano sobre la apenas visible barriga de Rayla, quien ya contaba con cuatro meses de gestación. Aunque su abdomen no mostraba un crecimiento significativo, él podía sentir a su criatura moverse y comunicarse con él cuando le hablaba. En ese momento, el bebé daba pequeños golpes, como si quisiera hacerle saber que reconocía a la persona que lo tocaba. Sin embargo, le preocupaba que, en ocasiones, su pequeña criatura pasara hambre debido a que Rayla no se alimentaba adecuadamente.
Una lágrima se asomó por una de sus mejillas ante tal pensamiento, abrumado por las emociones que lo invadían. A pesar de ello, intentaba disipar esos sentimientos con el profundo amor que sentía por Rayla. No obstante, le resultaba cada vez más difícil mantener esa serenidad al observar que ella parecía desinteresada en el cuidado de su bebé.