"Una persona como tú es difícil de encontrar, fácil de querer e imposible de olvidar."
Anónimo.
Samuel
Todos la miraban extrañados por la pregunta que acababa de hacer y no los culpó, nadie sabía de mi trato con la muerte.
-Es broma, ¿cierto? Sé que tiene la barba más larga y apariencia de vagabundo porque hace días que no se baña pero tampoco esta tan irreconocible, cielo.- Dijo de forma burlona Bacarra y ella lo miró aún más extrañada que antes.
-¿Tendría que conocerlo?- Cuestionó con el ceño fruncido en su dirección- Y no me digas cielo, ni que fueras mi novio.- Reí ante ese comentario, ella nunca iba a cambiar su actitud. Nunca le gustó que algún hombre le dijera apodos, me lo hizo saber el día que la llevé a mi departamento. Un aplauso me sacó de mis recuerdos- ¿Vas a contestar o te comió la lengua el gato?- Dijo mientras alzaba una ceja.
Me levanté de la mesa y caminé hasta ella. Extendí mi mano y tomé la suya entre mis dedos, besé el dorso de su mano en forma de saludo.
-Me llamó Samuel, Samuel Arcángel, un gusto conocerte al fin, Paris.- Ella no rechazó mi saludo pero me miraba con cierta desconfianza. Una leve corriente eléctrica me recorrió de pies a cabeza y creó que sintió lo mismo, porque me miró con sorpresa- Soy amigo de Bacarra y me a hablado mucho sobre ti.- Miró con desconfianza a mi amigo y volvió su vista a mí, sin separar nuestras manos. Por un momento, tuve la esperanza de que me reconociera, pero ese brillo de duda seguía en sus ojos y toda esperanza en mí se desvaneció.
Separó despacio su mano de la mía y miró a todos, como si tratara de descubrir el secreto que estaban escondiendo.
-El gusto es mío, creo.- Abrió levemente la boca para decir algo pero dudo y la volvió a cerrar dudando- Perdón, pero me siento mal, voy a ir al balcón a tomar aire fresco.- Sin dejar que digamos algo, salió disparada hacía arriba. Todos me miraron como si fuera un bicho raro, antes de empezar hablar solté un suspiro y me senté en la mesa donde había estado acostado hace unos minutos.
-¿Qué fue todo eso?, ella nunca actúa así, pensé que se lanzaría a tus brazos en vez de salir corriendo como si fueras un monstruo.- Preguntó Bacarra rompiendo el silencio que se había instalado en la habitación.
-Fue lo que tuve que pagar para que la devolviera a la vida.- Murmuré para que ella no escuchara- Ese fue el precio, él la devolvería a la vida a cambio de todos sus recuerdos míos. Ella no me recuerda ni lo va a ser nunca.- Bajé la vista. No me podía quejar, ella había vuelto pero que me tratará así me estaba matando- Necesito salir un momento, ésta opresión en el pecho me está matando.- Fue lo último que dije antes de salir de la casa.
Caminé durante lo que parecieron unas horas, la noche había caído y apenas podía ver en la oscuridad. Llevaba un buen rato caminando en el bosque sin dirección alguna, necesitaba despejar mi mente de toda la locura que estaba viviendo.
¿Desde cuando mi vida se había vuelto un drama?
A lo lejos divisé un tronco seco y me senté ahí. Apoyé los codos en mis piernas y recosté la cabeza en mis palmas.
-¿Qué me has hecho, Paris?- Una risa sarcástica brotó de mis labios al recordarla- Rompí todas las leyes naturales que existen, probablemente me echen del cielo por todas las locuras que hice.- Levanté la vista y me dejé caer en el pasto, mirando las estrellas- Enfrenté a la muerte.- Reí sólo mientras me acordaba de ese suceso- Creí por un momento que me orinaría en sima pero me sorprendió que no lo haya hecho.- Cerré mis ojos con fuerza, pensando en su sonrisa al contarle ésta locura- Si tan sólo me recordarás...- Lamenté interiormente todo lo sucedido.
-¿Samuel?- Una voz interrumpió mis pensamientos, era una que conocía perfectamente.
-Creo que ya me volví loco.- Me mofé ante la ridiculez de haber pensado que la escuché.
Recosté mi cabeza en el tronco y cerré los ojos de vuelta. De repente me sentía incómodo, como si alguien me estuviera observando pero seguro que era mi imaginación, aunque después de unos minutos esa sensación no se iba, abrí los ojos de golpe y levanté la cabeza. Un gran dolor en mi frente hizo que cerrará los ojos de vuelta.
-Auch.- Escuché a mis espaldas.
-¿Paris?- Me paré rápidamente y la vi tirada en el piso riendo mientras se frotaba la frente con una mano.
-Sí que tienes la cabeza dura.- Dijo entre risas.
-Perdón, estaba pensado y no prestaba atención. ¿Estás bien?- Dije extendiéndole mi mano para ayudarla a levantarse.
-Sí, estoy bien. Fue un simple golpecito.- Tomó mi mano y la impulsé con cuidado para que pudiera levantarse más fácil.- ¿Qué haces aquí solo?
-Necesitaba pensar algunas cosas.- Dije mientras me sentaba en el tronco de vuelta- ¿Y tú qué haces aquí?
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Editado: 16.03.2019