En Busca de Ti

26. La solución a nuestros problemas.

"Me gustan las cosas que llegan solas y me toman por sorpresa, esas que te empapan el alma como la lluvia..." 

Anónimo.


Samuel 

No tardamos mucho tiempo en llegar a nuestro destino, pero en el trayecto, Paris cayó rendida en mis brazos. Se encontraba demasiado cansada de tanto llorar y sus hermosos ojitos marrones se cerraron lentamente, hasta caer en un profundo sueño. 

Aterricé con cuidado sobre el suelo para no despertarla y como pude, abrí la puerta principal. Ahí se encontraban todos, que al verme se levantaron de sus lujares, como alma que corre el diablo. Paris se removió en mis brazos, despertando poco a poco. La bajé despacio para que no se cayera y refregándose un ojo, observó a todos bastante adormilada. Bostezó por lo bajo antes de mirar a todos de vuelta con culpa. 

-Mi amor.- Dijo Adara con cariño, mientras se acercaba a su amiga somnolienta. La abrazó con fuerza pero cuidando de no dañar la hermosa panza de siete meses- ¿Por qué no vas a dormir a "la habitación"? - Soltaron una risita que hizo que todos los demás frunzamos el ceño- Ya sabes de cuál te hablo y si quieres, lo puedes llevar a conocerla.- Ella asintió despacio y me lanzó una mirada de soslayo. 

-¿Ustedes cómo van a dormir?- Preguntó con la voz ronca por el sueño, tomándome del brazo para acurrucarse. 

-Si quieres podemos hacer una pijamada en "la habitación"- Dijo Bacarra pasando un brazo por los hombros de Paris, alejándola de mí. 

Me crucé de brazos y alcé una ceja interrogante a la propuesta. Ella dejó escapar una risita e intercambió una mirada con el ángel oscuro para luego mirarnos a Emma y a mí. 

-Me parece una gran idea.- Dijo ella respondiendo a su gesto, a lo que nosotros abrimos los ojos como platos. Los dos bromistas se rieron de la cara que pusimos la sirena y yo. 

-Por tu salud física, querido Bacarra, aléjate por lo menos diez metros de ella.- Dije sacando el brazo de mi amigo para pasar el mío. 

-Pienso lo mismo.- Apoyó Emma roja de cólera, posándose al lado del acusado. 

-¿Perdón?- Respondió el ángel coqueto- ¿Estás celosa,  mi querida Emma?- Dijo con una sonrisa socarrona, acercándose al rostro de la pobre sirenita. 

¿De qué me perdí? 

-Bien niños, tenemos que dormir para estar listos para mañana.- Dije interrumpiendo la discusión que tenían- Y ustedes dos, tengan cuidado. No me gustaría darles la charla de como lo deberían hacerlo.- Le señalé a mi amigo. Paris estalló en risas al igual que yo y al ver que todos nos fulminaban con la mirada proseguí- ¿Qué?, Adara esta embaraza pero eso no le impide hacer algo con mi hermano.- Sonreí al ver como los nombrados se sonrojaban, mientras Bacarra, Emma, Paris y yo nos reíamos por eso. Me acerqué a última parejita, y muy bajo les dije- Chicos, el sexo de reconciliación es el mejor, no lo desaprovechen.- Cuando estaban por replicar tomé de la mano a Paris y corrimos escaleras, sin dejar de reírnos.

Ella me guio escaleras arriba, hasta la habitación donde solía quedarse la mayoría del tiempo para no estar sola en su casa. Atrás de una puerta blanca se encontraba una habitación adornada con unas paredes pintadas de verde y una cama matrimonial en el centro. Le ehché una mirada de solsayo a Paris y ella a mí, nuestras miradas se conectaron divertidas, esperando el primer movimiento del otro. La tomé por las piernas y la alcé como una pluma sin problema, sobre mi hombro, para luego dejarla caer  sobre la cama entre risas, mientras me posicionaba a horcajas sobre ella. Capturé sus muñecas con mi mano derecha y las posicioné sobre su cabeza, dejándola inmóvil. 

-Di que me amas.- Ordené con una sonrisa. Vaya, ésta niña me estaba volviendo todo un cursi. 

-Oblígame, palomita.- Dijo contraatacando y alzando la barbilla con suficiencia. Mi pequeña guerrera no iba a darme fácilmente el brazo a torcer, por lo visto. 

-Con qué quieres que te obligue, ¿eh?- Ella afirmó con una sonrisa- Muy bien, pequeña mocosa. Tus deseos son órdenes.- Entonces, tomando fiel juramento a su palabra, deslicé la mano que me quedaba libre por debajo de su blusa, moviendo mis dedos sincronizadamente y generándole cosquillas, que provocaron que se empezara a retorcer debajo de mí, mientras reía fuerte. 

-Pa-para, Por-por Favor- Dijo entre risas estruendosas, tironeando un poco de mi agarre. 

-No, hasta que digas lo que quiero oír.- Chantajeé sin detenerme. 

-Es-está bien, lo-lo diré.- Pudo decir mientras intentaba tomar aire por la boca para recuperar el aliento perdido- Pero detente, por favor.- Asentí y sin soltarla, deje de hacerle cosquillas para que así pudiera hablar. 

Cuando se recuperó de la falta de aire, me miró con una sonrisa malévola, algo estaba planeando pero no sabía qué, y en un rápido movimiento me quitó de encima e hizo que cambiáramos lugares, ahora ella estaba sobre mí con ambos brazos a cada lado de mi cabeza. 

-Wow.- Dije totalmente sorprendido por su ágil movimiento. 

-¿Todavía te sorprendes, lindo?- Asentí aún embobado por su agilidad. Se acercó a mí y su aliento chocó contra mi oído haciéndome estremecer por completo- Tengo más movimientos bajo mi manga que podrían improvisarte.- Ronroneó, se separó un poco para mirarme a los ojos y rozó nuestros labios, haciendo que miles de dragones volaran en mi estómago. 

¿Qué? Los hombres bien machos como yo no sentimos maripositas, eso es muy cursi. 

Mientes, sientes mariposas, unicornios, jirafas y el zoológico entero en el estómago. 

Sh, está bien. Estoy locamente enamorado de ésta chica y no puedo quitar mi cara de estúpido cuando la veo. ¿Feliz? 

Por supuesto que sí, ya te domaron. 

Felizmente domado.

Lentamente fue tirando la cabeza para atrás y yo la seguí para unir nuestros labios, los cuales nunca se unieron. Al contrario, recibí unas cosquillas por parte de ella. 

-Er-eres una tram-tramposa.- Intenté decir, aunque más bien una risa de cerdo salió de mis labios. 

-No, juego limpio.- Dijo riendo, se dejó caer a mi lado, acurrucándose lo más que pudo. Me giré para que estuviéramos cara a cara y pasé un brazo por su nuca para que lo usara de almohada, mi otro brazo lo pasé por su cintura para acercarla más a mí y poder acariciarla. 

Nos quedamos un largo tiempo mirándonos sin decir ni una sola palabra, perdidos en nuestros ojos que hablaban por sí solos y no necesitaban palabras para que se entendieran. Se acurrucó en mi pecho, mientras yo apoyaba mi barbilla en su cabeza. 

-Como quisiera estar así contigo...- Dije en voz baja, como un secreto, más para mí que para ella- Sin problemas, sin nadie que se metiera en medio.- Suspiré cansado de la misma mierda, soltando un gruñido. 

-Juntos encontraremos la solución.- Me miró a fijamente a los ojos y la esperanza que vi en ellos me infló el pecho de orgullo. Esos ojos que me volvían loco, me hacían recordar la madera oscura de los árboles- Podremos tener la vida que queramos, sin prisa pero sin pausa.- Dijo en el mismo tono de voz que yo mientras me regalaba una sonrisa tímida. 

-Eso espero.- Dije tristemente, dejándome consolar por ella una vez más. 

-Basta, no quiero que te deprimas.- Ordenó. Se volvió a acurrucar en mi pecho como antes.- Cántame una canción para que me duerma.- Mi pecho vibró de la risa que contuve por ese pedido. 

-Está bien.- Con una sonrisa me puse a pensar en la indicada. 

Darling, I will be loving you till we're seventy 
And, baby, my heart could still fall as hard at thirsty 
And I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways 
Maybe just the touch of a hand 
Well, I fall in love with you every single day 
And I just wanna tell you I am 
So honey now 

Take me into your loving arms 
Kiss me under the light of a thousand stars 
Place your head on my beating heart 
I'm thinking out loud 
That maybe we found love right where we are 

When my hair's all but gone and my memory fades 
And the crowds don't remember my name 
When my hands don't play the strings the same way 
I know you will still love me the same 
Because honey your soul could never grow old, it's evergreen 
And, baby, your smile's forever in my mind and memory 

Paré por unos segundos para ver si Paris se había dormido y estaba en lo correcto, su pecho subía y bajaba con lentitud, me detuve por un momento para apreciarla dormir tan pacíficamente. 

-Te amo mi ángel.- Fue lo último que dije antes de caer rendido junto con ella. 




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