NARRA MADISON
Escuché una pequeña risa burlona e inmediatamente obtuve nuevamente mi espacio personal, abrí mis ojos y él solo me miro mientras soltaba una carcajada, volví a cerrarlos mientras maldecía para mis adentros, pero antes de poder hacerlo en voz alta decidí salir de la habitación, pero una mano alrededor de mi brazo no me dejó.
—¿Qué? No me digas que… ¿Querías que te besara? — el tono burlón era palpable en su voz y eso solo hizo que mi autocontrol se fuera por un tubo
—¿Yo?, que tu hicieras ¿Qué? ¡ja!, por favor— me solté de su agarre dispuesta a salir.
—Dime la verdad ¿En serio querías que te besara?
—¿Sabes que es lo único que siento por ti? — pausé acercándome un poco a él- asco.
Fui testigo de cómo su rostro paso de un matiz burlón a uno muy serio, corto un poco más el espacio entre ambos.
—Conozco las chicas como tú— se acercó un poco más a mi rostro, tal como estábamos hace unos momentos, la diferencia era que estaba vez la tensión de la ira se podía cortar con un cuchillo. Era claro que había herido su orgullo, pero esta vez no retrocedí.
—¿Las chicas como yo? — solté una pequeña risa carente de gracia—, te escucho ¿Cómo son las chicas como yo, según tú? — antes de poder pensarlo mi dedo índice choco contra su pecho desnudo, instintivamente lo aparte cuando las palabras salieron de su boca y fui consciente ello.
—Chicas como tú solo buscan llamar la atención, son odiosas, manipuladoras y aprovechadas— se abalanzó hacia mi arrinconándome contra su pecho y una de las paredes—, tienen el capricho de querer llamar mi atención para conseguir fama y dinero fácilmente.
Sin pensarlo dos veces mi mano fue a dar a su mejilla izquierda, mis ojos estaban aguados y odiaba admitirlo, pero me había dolido la forma en que su voz y su mirada reflejaban el mismo sentimiento. Desprecio.
Él se apartó de mí.
—Tú no conoces nada de mi— lo señale con mi dedo índice.
Quise golpearlo y gritarle mil cosas más pero no quería compartir un solo segundo más con él. Así que opté por irme lo más rápido que mis pies me lo permitieron.
Me adentré en el pasillo y justo doblando una esquina para tomar el ascensor me encontré con Jeimax y Elisa.
—¿Como sigues?
—¿Que te dijo el médico? — se unió el rubio.
—Nada, se me pasará. Me tengo que ir— sin esperar una respuesta pasé por el medio de los dos y llamé al ascensor.
NARRA LUNAY
Mi mejilla aun ardía, pero decir que le daba asco me enfureció y me hizo decir cosas que no quería, ella tenía razón, no la conozco, no sé nada de ella, pero estoy seguro de que no es verdad lo que dije. Y me preocupaba estar tan seguro de ellos porque no la conocía.
—¿Qué diablos pasó aquí? — Jeimax entro al cuarto algo enojado— ¿Qué le hiciste? — me señaló con su dedo índice.
De la misma forma en que ella lo hizo.
El solo recordar como golpeó mi pecho con el y luego lo quito como si estuviera prendido en fuego me quito el mal genio y me hizo sonreír, inconscientemente lleve mi mano a la zona adolorida.
Puñeta que tiene una mano pesada
—¿Jefnier?
Recordar la presencia de mi hermano me hizo volver a la realidad, sabía que me había preguntado algo, pero sin saber que responder me metí al baño.
—Estaba muy enojada y si decide contar lo que sea que le hiciste vamos a tener problemas— escuché su voz al otro lado de la puerta y como un idiota solo pude mirarme al espejo antes de formar una oración coherente.
—No va a hacer eso.
—¿Y tú qué sabes idiota? Ni siquiera la conoces— refunfuño y luego el sonido de las sábanas chocando contra su cuerpo lleno mis oídos.
—Puede que no la conozca, pero sé que no hará eso- susurré más para mi mientras la imagen de ella, cerca a mi llegaba a mi mente y me arrepentía de no haberla besado.
—¿Qué? — gritó
—Que tu no estas preocupado por lo que ella pueda decir de mi en las redes— abrí la puerta y me recosté en el umbral.
No me había equivocado al decir que se había tirado sobre la cama, al verme se acomodó mejor tomando una almohada para ponerla debajo de su cabeza.
—¿Entonces porque crees que estoy aquí preguntándote que paso? — ironizó.
—Porque quieres saber cuál fue la razón por la que ella se fue y se llevó a su amiga sin que le pudieras sacar el número.
Entre cerró los ojos e inevitablemente solté una carcajada, él me lanzó una almohada como respuesta, pero antes de que esta impactara contra mi, me adentré en el baño.
—Madison— pronuncie articulando cada silaba—, tal vez tenía razón en algo. Si querías llamar mi atención o no, puedo asegurar que lo lograste— mis labios rozando con los de ella llagaron como una ráfaga de imágenes a mi mente— tengo que encontrarte— susurré y me sentí idiota al estar hablando solo encerrado en un baño.
Aun así, su recuerdo no salió de mi cabeza, de verdad tenía que encontrarla, no importaba el tiempo que me llevara, voy a estar en busca de ti cuanto sea necesario. Madison.
.....
Horas después....
Luego de que se diera por terminado el concierto y minutos después de subirnos a la camioneta, Chris se sentó junto a mí.
—Jefnier ¿Qué coño te pasó ahí? — reprochó.
No supe que responderle, desde que se fue había tenido a Madison rondándome por la cabeza, lo que solo había ocasionado que se me olvidaran partes de la letra o me quedara hipnotizado al ver su reflejo en alguna de las chicas presentes. Me sentía tan mal por lo que había dicho, que quería disculparme y a la vez sentía frustración por haberme quedado con las ganas de probar sus labios.
¿Qué habría pasado después de ese beso? ¿Estaría aquí? ¿Tendría su número? ¿Habría alcanzado a pasar más allá de un beso? Yo vi cómo se puso cuando me acerqué, estoy seguro de que lo quería tanto como yo.