NARRA MADISON
—Entonces te ayudo a recoger.
Remangue un poco mi sudadera y tome unas herramientas que estaban tiradas en el suelo, las guarde en la caja, él tomo la llanta y la guardo, yo le pase la caja con herramientas y subí nuevamente al auto, mientras lo esperaba quise mirar la hora, pero me concentre en algunos mensajes de mis amigos, hasta que sentí un flash en mi cara, baje la ventana y saque la mitad de mi cuerpo por ella, mientras Jef no dejaba de tomarme fotos, así que comencé a posar siguiéndole el juego.
—Tendré que cobrarte por cada foto —soltó sin dejar de reír.
—Y yo te cobraré por usar mi imagen sin mi permiso —le saque la lengua y ambos reímos.
Amaba esto, el poder reír con él siempre, era algo que me fascinaba de pasar tiempo con Jef, también que cuando estábamos los dos, todo y todos dejaban de existir e importar, sólo éramos él y yo.
Se acercó a mí y me robó un beso.
—¿Estás lista? —pregunto y lo mire confundida.
—¿Para qué?
—Para que todos estén en Busca de Ti —se giró y trazó su camino a la parte del piloto.
—¿Cómo así? —pregunté acomodándome en mi asiento.
—Pues, señorita Madison Parker oficialmente ha sido secuestrada por todo el fin de semana.
—¿Qué? —abrí mis ojos de par en par— No Jefnier, tengo cosas que hacer, tengo que cumplir con la coreografía y tengo que trabajar, si no pago el alquiler dormiré bajo un puente —comencé a alterándome un poco, hasta que él rio.
—Baby, cálmate —me miró de re ojo—. Hable con Matt y prometió ayudarme para cubrirte en el trabajo y en cuanto a la coreo, no te preocupes siempre y cuando puedes ensayar en la casa a la que vamos —termino restándole importancia.
—Jefnier, esto no está bien, no puedo desaparecer así como así —dije aún preocupada.
—Mira baby —paro la camioneta y se giró hacia mí—. Por un momento de tu vida olvida lo que pensarán los demás, olvida en todo lo que "tienes" —hizo comillas con sus dedos— que hacer, relájate un poco y disfruta de esto, tómalo como unas vacaciones —sonrió como niño pequeño.
—No lo sé Jef —la idea me parecía genial pero aún me preocupaban muchas cosas.
—Hazlo por mí —hizo puchero y no pude resistirme a sus labios, así que le di un beso.
—Bien, acepto —sonreí antes de que nos volviéramos a besar.
....
—Es que está muy grande, no va a caber Jefnier —reproche.
—Quédate quieta que si no te va a doler.
—¡Au! —me queje y el saco la pañoleta de mi cabeza.
—Esto no es como yo lo imaginaba.
Habíamos parado unos kilómetros antes de llegar a la casa porque Jefnier quería vendarme los ojos y darme una sorpresa, el único problema era que la pañoleta que había conseguido estaba muy pequeña y no me quedaba.
—Sabes que, mejor yo cierro mis ojos y te juro que no los abro —crucé mis dedos.
—Bien, pero júralo —me señaló y yo hice una x en mi pecho.
—Lo juro —sonreí y dio la vuelta para subir al asiento del piloto, se giró hacia mí y yo de inmediato cerré mis ojos.
NARRA LUNAY
Aunque sabía que la casa había estado "abandonada" unos días, quería darle una sorpresa ya que el paisaje era hermoso, además el vecino más cercano estaba a casi media hora caminando. Podía tener la tranquilidad de que estaríamos solos y nadie nos molestaría.
Seguí conduciendo unos minutos, y de vez en cuando mirando que Madison no hiciera trampa. Pasaron uno minutos hasta que estacione frente a un portón.
—No vayas a abrir los ojos —advertí antes de bajar y abrir aquel portón para poder ingresar, volví a subir y acomode la camioneta enfrente de la casa, baje nuevamente, pero esta vez di la vuelta para ayudarla a bajar—. Cuidado —termino de bajar y vi como movió sus ojos—. No mires —regañe.
—¡Que no estoy mirando! —respondió.
Caminamos un poco, hasta que quedó frente a la casa.
—Voy a prender las luces, no vayas a abrir los ojos —señalé aunque no me podía ver.
—Que sí, intenso.
NARRA MADISON
Estaba nerviosa, no sabía dónde estaba Jefnier y a juzgar por la hora y en donde estamos comenzaba a crecer esa preocupación en mí. Pasaron unos minutos y Jefnier no volvía, tampoco escuchaba ruido ni nada, entonces mi preocupación cambio y me comencé a asustar.
—¿Jefnier? —no obtuve respuesta— ¡¿Jefnier?! —volví a decir, pero esta vez más fuerte— Jefnier esto ya no es gracioso, voy a abrir los ojos.
Antes de poder abrirlos sentí unos brazos rodearme y su voz en mi odio me tranquilizó de inmediato. Causaba un gran conflicto dentro de mi que él tuviera ese poder.
—Ya, ya, tranquila —susurró—. A la cuenta de tres abres los ojos.
Asentí.
—Uno...dos...tres…
Abrí mis ojos y no podía creer lo que estaba viendo, la casa era gigante, tenía gigantescos ventanales y estos eran iluminados por un montón de luces que le daban un aspecto de ensueño, llevé mis manos a mi boca y solté un pequeño chillido, me giré y lo abracé.
—¿Te gusta? —pregunto devolviéndome el abrazo.
Asentí y nos separamos.
Luego sacamos las cosas del auto, no sé en qué momento Jefnier había comprado tanta comida, gargerias y hasta algo de ropa.
—¿Cuándo compraste esto? —pregunté bajando unas bolsas con ropa.
—Cuando te quedaste dormida, me tome el atrevimiento de comprar algunas cosas.
—¿Cómo ropa interior? —lo interrumpí sacando unos calzones de una bolsa, él ni siquiera me miró, yo solté una risa y se los tire, rápidamente se los quito y aunque no lo podía ver bien sabía que estaba avergonzado. Reí aún más fuerte— ¿Y cómo la escogiste? —recosté mi cadera en la camioneta.
Él no me respondió y siguió su camino a la casa.
—Jefnier —lo seguí—, responde —reí y escuché un suspiro de su parte, siguió hacia la cocina, y yo decidí seguir mirando lo que había en las bolsas, habían hoodies, sudaderas y hasta unos trajes de baño. Mire hacía la cocina y Jefnier aún no venía, así que corrí hacía un cuarto con uno de los trajes en mi mano.