NARRA MADISON
Sentí un brazo rodear mi cintura, inmediatamente giré a mi lado y era Pipe, su mirada estaba fija frente a nosotros y una sonrisa de oreja a oreja se reflejaba en su rostro. Confundida volví mi mirada al frente y mostré una de mis mejores sonrisas.
Solo era mi amigo, esto no significa nada o ¿Sí?
—¡Holaa! —una eufórica Tatiana me saludó dándome un gran abrazo y un beso en la mejilla.
—¡Hola! —le correspondí el saludo, sin llegar a su nivel de emoción— ¿Como estas?
—¡Super bien! —dijo alegremente mientras se separaba de mi—. Ven te quiero presentar a alguien- sin esperar respuesta prácticamente me arrastro —Madi, te presento a Jefnier, mi novio —dijo mirando al anteriormente nombrado—. Jefnier te presento a Madison una de mis mejores amigas —me miró regalándome una sonrisa cálida que me apretujo el corazón.
—Si, ya teníamos el gusto —sonreí algo incómoda, mientras él solo me miraba algo burlesco, pero a la vez como si estuviera tratando de descifrar lo que pensaba con la noticia. Como un Ángel caído del cielo, Elisa llegó disculpándose para llevarme.
—Madi necesito que me hagas un favor, disculpen, me la robo —sutilmente me jalo fuera de su vista.
—Te amo —dije en forma de agradecimiento.
—Dime algo que no sepa —se mofó y yo rodé los ojos— ¿Que te dijeron? —preguntó luego de llegar al que al parecer iba a ser nuestro cuarto.
—Que es novio de Tatiana —hice de mi boca una línea mientras me sentaba en la cama.
—No te creo —paró en seco antes de entrar al baño— ¿Enserio? —se giró hacia mí, asentí con la cabeza. Se quedó unos segundos procesándolo y se adentró al baño.
Por mi parte me tiré de espalda a la cama, era impresionante lo descarado que podría llegar a ser Jefnier. ¿De todas las personas en el mundo tenía que hacerse novio de Tatiana?
—Chicas —la voz de Alan llegó a mis oídos al mismo tiempo que Elisa salía del baño— ¡Chicas! —volvió a llamar, pero a los pocos segundos ya estaba en el cuarto.
—Vamos a almorzar, bajen.
—Ya vamos.
—Oigan ¿Vieron el papichulo de Tatiana? —como vieja chismosa Alan sin invitación se adentró más al cuarto y se sentó junto a mí.
Ni Elisa, ni yo respondimos.
—¿Dónde lo conocería? —aunque hablo en voz alta, su pregunta fue más para sí mismo que para nosotras.
—Ay tampoco está tan guapo, he visto mejores —opino mi amiga, restándole importancia.
—¿Que no es tan guapo?, perdóname amor mío, pero necesitas lentes, estas más ciega que un topo.
Elisa tomó un cojín y se lo tiró en la cara, dando inicio a una pequeña pelea de almohadas entre los tres. Pero fue interrumpida por Pipe.
Como niños regañados acomodamos las almohadas y nos dispusimos a bajar, Alan y Eli iban empujándose y dándose pequeños golpes, a veces dudaba de sus verdaderas edades, más bien parecían niños de Kínder que adultos maduros.
Reí cuando Alan le pegó en la cabeza a mi amiga y salió corriendo mientras Elisa lo perseguía escaleras abajo. Antes de poder bajar Pipe me frenó suavemente del brazo.
—Oye, ¿Estas bien? —algo tímido se quedó mirándome, esperando respuesta.
—¿Por qué no lo estaría? —incline mi cabeza un poco intentando recordar algo por el cual pudiera estar mal y que a la vez Pipe supiera de eso, pero nada llego a mi mente.
Él pareció recordar algo y de inmediato su actitud cambió a una más nerviosa.
—No, ósea, por lo de ayer —arrugue mis cejas sin entender, ¿Se habrá dado cuenta de lo que pasó en la fiesta?, algo en su actitud no me convencía.
—¿Que pasó ayer? —fingí no saber con el fin de ver a donde llegaba.
—Ósea, no —balbuceo un poco más, cerró los ojos y suspiro, volvió a abrirlos y habló—. Vi que te sentías incómoda en la fiesta y creí que te habías molestado por convencerte de ir —pareció satisfecho con su respuesta así que sonrió.
¿Qué le pasa?
—No, claro que no estoy molesta, solo estaba cansada, además…
—Chicos solo faltan ustedes, ¿tenemos que pasarles invitación? —un burlesco Jack me interrumpió y prácticamente nos guio como un perro ovejero hasta la mesa.
Una vez en ella tome asiento en medio de Jack y Pipe, pasaron unos minutos donde todos charlaban animadamente mientras yo me concentraba en mi comida sin opinar nada, solo riéndome de vez en cuando de las ocurrencias de mis amigos. Hasta que llegó la gran pregunta por parte de Alan.
No es por nada, amo a mi amigo, pero quisiera matarlo en este momento.
—Bueno, yo no me voy a quedar con la duda —se limpió un poco la boca con una servilleta y prosiguió— ¿De dónde se conocieron ustedes dos? —pícaramente los apuntó con el tenedor.
Ambos se miraron y después de debatir con la mirada, Tatiana procedió a hablar.
—Pues, ¿Madi te acuerdas cuando te dije que me iría a visitar a unos familiares en Puerto Rico? —que me incluyera en su respuesta me tomo desprevenida, yo solo asentí— Pues sí, fui a visitar a los abuelos —hablo más para su familia que para nosotros—. Pero también quise conocer un poco más de PR, y en una de esas salidas, me encontré con él —miro a Jef—. Y pues ¿qué les puedo decir? Soy fan de su música y desde que lo vi en persona me pareció más lindo que en fotos, por azares de la vida intercambiamos números y estuvimos hablando y saliendo varias veces, pero no era nada serio, después yo volví a Miami y casualmente volvimos a encontrarnos y decidimos que lo mejor sería formalizar nuestra relación —al finalizar su corta historia tomó la mano de Jefnier por encima de la mesa, mientras le daba un corto beso en la boca, pero lo que llamó mi atención era que él la retiró algo incómodo.
No comprendía, si se supone que son una pareja feliz, ¿porque esta tan incómodo?
—Yo sí tengo curiosidad —la voz emocionada de Tatiana me sacó de mis pensamientos, de pronto me sentí incómoda al darme cuenta que todas las miradas estaban puestas en mí.