Gonzalo.
Aún recuerdo ese día, uno que muchos recordaran por el gran desastre que se provocó en la fiesta, la cual llego a tal grado que actualmente hay investigación policial de por medio tratando de encontrar el porqué de todo lo causado.
Aunque muchos recordaran el día por la casi muerte de un alumno, yo la recordare por la mirada de confusión de eddy, la desesperación de no poder decir nada coherente, solamente me estremecía mientras llegaba la necesidad de querer salir corriendo pidiendo disculpas, al mismo tiempo que culpaba al alcohol.
No he vuelto a hablar con él, ¿raro no?, antes quería que el fuera mi todo y ahora no quería encontrármelo ni por broma. No solo me distancie de el, sino también de mis demás conocidos, he estado refugiado en mi habitación sin salir ni siquiera a que me diera el sol, solamente quería estar solo y pensar sobre la pendejada que había cometido.
[...]
—¿Eddy?
—¿Quién es Eddy? —dijo Rafael al mismo tiempo que llegaba con mi vaso de agua que me había prometido.
—Mi amigo, llévame con él Rafael, por favor.
—¿Cuál es la prisa?
—Necesito que me conteste, el por qué rechazo mi invitación.
—Pues... por muchas razones pudo ser, simplemente no quería venir contigo y ya, no es para tanto, sabes que las personas no están obligadas a decir que sí.
—Lo sé, pero, ¿Por qué ella?, que tiene que atrapó tanto a Eduardo, ¿Por qué yo no?
—No te pongas sentimental conmigo amigo, no sé cómo actuar ante estas situaciones, así que mejor, vamos a sentarnos y a relajarnos.
—No, quiero ir con él, ¿me llevas?
—Esperemos que se te baje el alcohol y te llevo, no puedes ni sostenerte en pie, así que mejor siéntate, después vas con él para pasar juntos lo que queda de la noche.
—Lo impaciente que soy me dice que no, si tu no me llevas, voy por mi cuenta.
—Pero no puedes ni caminar, esperemos a que te relajes, ¿Okey?
—No—la impotencia que se iba formando en mi me hizo actuar por instinto, empujando a Rafael provocando que chocara con un alumno que iba pasando, haciendo que se derramaran un poco las bebidas que llevaba en la mano.
—Fíjate idiota—mientras este hablaba la música disminuyo de volumen, al mismo tiempo que los murmullos comenzaban a escucharse con más frecuencia.
—Perdón amigo, fue un accidente.
—¿Accidente?, te voy a enseñar que es un accidente—Aquel chico empujó a Rafael con más fuerza, comenzando una especia de pele entre empujones e insultos que desde el sofá se veía algo...rara.
Los demás "invitados" comenzaron a alejarse para dejar que ellos arreglaran sus problemas, pero entre esas personas mi vista solo divisaba a Eddy.
Empecé a caminar entre la multitud, chocando y tratando de no caer al suelo, pues todo me daba vueltas, el piso parecía que estaba demasiado lejos pero muy cerca a la vez. Las voces de todo mundo era algo que me comenzaba a estresar y algo me decía que esto terminaría mal.
Cuando ya me encontraba mas lejos de los dos brabucones, regrese mi vista a ellos para ver cómo iban las cosas entre ambos, pero solo había subido de nivel, ya se encontraban en golpes que se seguían viendo algo graciosos, quizás por culpa del alcohol que ambos llevaban encima.
Todo lo que pasaba alrededor lo estaba ignorando por completo, solo fije mi vista en Eduardo. Cuando ya me encontraba a escasos metros de él, ambos hicimos contacto visual lo que me ayudo a llegar a el más rápido, estaba a punto de caerme cuando él fue quien me ayudo para no desplomarme por el suelo.
—¿Qué estás haciendo?, ¿No tenías mucha tarea?
—Yo vine porque Moon me sacó a rastras de mi cuarto, no porque tenía ganas de venir, aún tengo mucha tarea, pero pues, aquí estamos, ¿Estas tomado?
—Solo tomé un vaso, nunca había tomado alcohol en mi vida.
—Se nota, pero bueno, ¿Quién es ese?, con el que estabas hablando.
—Se llama Rafael, es quien se está peleando por mí culpa—de un momento a otro todos los alumnos comenzaron a correr hacia las escaleras, algunos entre insultos y otros solamente con gritos exagerados.
Entre todo el borlote que se había ocasionado perdí de vista a Eduardo, quien se preocupó más por Heather que por mí, dejándome algo desconcertado, estresado e incapaz de moverme al cien por ciento por mi cuenta, solamente podía observar muchas manchas de personas que se movían a una velocidad muy rápida.
Mientras el lugar se vaciaba pude regresar mi vista hacia los dos chicos que se encontraban entre empujones y golpes, pero esta vez había ido mucho más lejos, sinceramente había pensado en lo peor.
—Ya me hartaste cabron—dijo el chico a quien se le habían derramado las bebidas, mientras comenzaba a apuntar un arma de fuego hacia Rafael, teniendo todas las intenciones de disparar.
—Espera amigo, vamos a arreglar esto solo fueron unas bebidas yo te las repongo, pero no es para tanto—mientras hablaba, iba llevando sus manos al aire mostrándole al otro chico que ya no quería más problemas, estas subían con mucha temblorina. Todo su semblante de Rafael detonaba miedo, estando incada en el suelo ya bastante golpeado y para terminar con una pistola en la cabeza.
—No sólo es por las bebidas.
—¿Entonces? —poco a poco Rafael fue retrocediendo para poder correr y salir de la azotea.
—No lo entenderías, mejor acabamos con esto—aquel chico había recargado la pistola volviendo a apuntar a Rafael, quien comenzó a temblar con más notoriedad.
—Espera ya, por favor, no es para tanto amigo, en serio—cuando Rafael acabo de hablar fue el momento preciso donde se escuchó un disparo que retumbo en mi cabeza con gran potencia.
Las pocas personas que estaban aún en el lugar corrieron a acercarse a ambos, pero mi confusión incremento como nunca cuando vi que Rafael corría hacia las rejas que estaban al borde de la azotea. Antes de llegar a estas un vaso que se había dejado a pocos centímetros del borde fue el causante del tropiezo de rafa.