En busca del Amor

Capítulo VIII

Guardo la última maleta en el asiento trasero y cierro la puerta. Me dirijo donde se encuentra mi amiga – vecina, la cual se encargará de la limpieza en mi casa, no sé cuánto tiempo estaré afuera por eso le pedí que me haga ese favor.

—Voy a echarte mucho de menos —dice Anastasia. —Aún me parece una mala idea que te vayas sin decirle a nadie, especialmente a Rodrigo.

Desde hace tres semanas me puse a investigar un lugar dónde podamos descansar sin tener problemas. Encontré uno. Nuevo México, un pueblo pequeño. Perfecto para quedarnos por un tiempo.

Como lo tenía planeado Roderick estuvo de acuerdo, el también cree que es lo mejor alejarnos. Por Rodrigo no me preocupe ni se presentó más en mi casa. No me quejo después de lo que hizo no pienso hablarle.

—¿Qué pasara con tu trabajo? —pregunta.

—Hable con Linda, ella me comunicara si hay algún problema con la empresa, y sabes que la mayor parte paso en casa trabajando que saliendo de ella.

Hace una pequeña mueca, pero asiente y toma las llaves del mostrador.

—Te extrañare y cuida mucho de ese niño —se muerde el labio y me abraza antes de que yo pueda hacer algo. —Tomate el tiempo que desees, solo no nos olvides.

—Eso jamás pasara —le digo besando su mejilla, cuando me alejo veo sus ojos llenos de lágrimas, sonrió. —Volveré en unos meses, trata de no extrañar mucho.

—Cuídate mucho. Roderick tu igual, cuida mucho de Ángela.

Roderick asiente.

Abrí la puerta y me senté en el interior del coche, le hago adiós con mi mano a Anastasia y aceleró el coche antes de salir de la ranura en la que estaba estacionado y salimos a la carretera.

Una vez que llegamos al aeropuerto, Roderick me ayuda llevando las maletas hacia el terminal. Como ya había comprado los boletos desde hace una semana no tuvimos que estar haciendo fila, nuestro vuelo salía en una hora, así toco sentarnos a esperar que nos llamen.

—¿A dónde iremos?

En toda esa semana, no le dije a Roderick exactamente donde iremos, tenía miedo que no le guste así que mi plan era decirle cuando ya estuviéramos en el avión.

—Iremos a Nuevo México, ¿lo conoces? ¿Te gustan los animales? Porque hay también un rancho, donde podríamos montar unos caballos.

Roderick puso una mueca

—No me gusta mucho los animales, pero tal vez quiera montar a un caballo.

Sonreí.

—Pasajeros del vuelo 1433 con destino a Nuevo México favor de presentarse en la primera entrada.

Era nuestra señal, nos dirigimos allí con nuestras maletas.

—Es la primera vez que me subo a un avión.

Nos sentamos en nuestros respectivos asientos y el avión empezó abordar.

El vuelo duro cinco horas, en todo el viaje Roderick no dejaba de mirar por la ventana, no sabía lo mucho que me alegraba verle una sonrisa. Sin duda era una idea que seguro no me arrepentiría por nada del mundo.

Recogemos nuestras maletas y esperamos a la chica que era la que estaba encargada de guiarnos. Mientras la buscábamos no pude evitar notar que aquí el sol es mucho más intenso, la gente pasa caminando sonrientes en un día normal, soleado y agradable mientras yo era un manojo de nervios que trataba de disimular.

Es un pueblo chico pero muy lindo. Me gustaba la tranquilidad que había. A lo lejos puedo notar a una chica de más o menos de mi edad de cabello negro corto con un letrero que decía mi nombre. Me acerco a ella.

—¡Hola! Espero hayan tenido un buen viaje y bienvenidos a Nuevo México.

Su entusiasmo me agrada casi hace que me olvide de porque estoy aquí.

—Gracias —responde Roderick.

—Bueno síganme los llevare a su casa.

Bueno mientras hacia los planes claramente tenía que tener un hogar donde vivir y obviamente no iba hacer en un lugar rentado. Pero la suerte estaba de mi lado que vi en una publicación que estaban vendiendo una propiedad. Se veía muy bonita. No lo pensé mucho y me puse en contacto con el propietario. La cual resulto ser Miranda, se ofreció ser mi guía cuando le comenté que me iba a quedar por un tiempo.

Y aquí estamos en su camioneta, no está nada mal comparando con mi auto, tal vez debería también comprarme un auto.

 —¡Estoy muy emocionada! Desde hace mucho tiempo no tenemos vecinos nuevos, creo que a mi hija le gustara tener un amigo. ¿Qué me dicen?

Por el rabillo del ojo veo como Roderick pone una mueca.

—Claro que le encantara, ¿verdad Roderick?

—Sí, sí, claro.

—¿Roderick? Que nombre tan original, ¿de dónde lo sacaste?

¡Ja! Yo también desearía saber de dónde viene ese nombre.

—Um, y ¿Cómo se llama tu hija?

Roderick hace la pregunta, le eche una mirada, pero el fingió en estar interesado mirando una revista que corresponder mi mirada.

—Se llama Annie.



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En el texto hay: adopcion, romance, vaquero

Editado: 13.01.2021

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