Elanor y sus compañeros escucharon atentamente las palabras de la piedra mágica, y se quedaron pensativos. Tenían que elegir entre volver a ser zalazares, seguir siendo viajeros, no elegir, o dejar que la piedra eligiera por ellos. Tenían que elegir entre el tesoro y la piedra, entre el pasado y el futuro, entre el destino y el azar, entre el ser y el hacer. Tenían que elegir entre el poder y la libertad, entre la historia y la aventura, entre la identidad y el viaje. Tenían que elegir entre el amor y el sueño.
Todos se miraron, y nadie dijo nada. Todos sabían lo que querían, pero no sabían lo que debían. Todos tenían sus razones, pero también sus dudas. Todos tenían sus sueños, pero también sus amores.
Bilbo fue el primero en hablar.
· Amigos, yo ya he elegido - dijo Bilbo, con una sonrisa. - Yo elijo seguir siendo viajero. Yo elijo la piedra, el futuro, el azar, el hacer. Yo elijo la libertad, la aventura, el viaje. Yo elijo el sueño.
Todos lo miraron, y algunos asintieron. Otros fruncieron el ceño. Otros se encogieron de hombros. Nadie le preguntó por qué. Nadie, excepto Elanor.
· ¿Por qué, Bilbo? - preguntó Elanor, curiosa. - ¿Por qué eliges el sueño, y no el amor?
· Porque el sueño es lo que me hace feliz - dijo Bilbo, sincero. - Porque el sueño es lo que me hace ser quien soy. Porque el sueño es lo que me trajo hasta aquí, y lo que me llevará más allá. Porque el sueño es lo que me une a la piedra, y lo que me separa del tesoro.
· ¿Y qué es el sueño, Bilbo? - preguntó Elanor, intrigada.
· El sueño es encontrar la ciudad perdida de los zalazares - dijo Bilbo, emocionado. - El sueño es conocer su historia, su cultura, su magia. El sueño es descubrir sus secretos, sus misterios, sus enigmas. El sueño es tocar la piedra mágica, y escuchar su voz. El sueño es cumplir la profecía, y cambiar el destino. El sueño es ser el elegido, y salvar el mundo.
· ¿Y qué es la profecía, Bilbo? - preguntó Elanor, asombrada.
· La profecía es lo que me trajo hasta aquí - dijo Bilbo, misterioso. - La profecía es lo que me dijo la piedra, hace muchos años, cuando la encontré por primera vez. La profecía es lo que me reveló el secreto de los zalazares, y el secreto de la piedra. La profecía es lo que me dio la llave del tesoro, y el secreto de la expedición. La profecía es lo que me hizo zalazar, y lo que me hizo viajero.
· ¿Y qué es el secreto, Bilbo? - preguntó Elanor, asustada.
· El secreto es lo que os voy a contar ahora - dijo Bilbo, serio. - El secreto es lo que cambiará vuestras vidas para siempre. El secreto es lo que os hará elegir entre el tesoro y la piedra. El secreto es lo que os hará elegir entre el amor y el sueño.
Todos lo miraron, y nadie dijo nada. Todos estaban expectantes, y nerviosos. Todos querían saber, y temían saber. Todos escucharon, y callaron.
· El secreto es este - dijo Bilbo, y les contó el secreto.
Los zalazares no desaparecieron, sino que se transformaron en viajeros, en seres capaces de viajar por el espacio, el tiempo, y las dimensiones. Se transformaron gracias a la piedra mágica, que les dio ese poder, y les quitó su memoria. Se transformaron para escapar de un gran peligro, que amenazaba con destruir su mundo, y todos los mundos. Se transformaron para cumplir una gran misión, que consistía en salvar su mundo, y todos los mundos. Se transformaron, y se dispersaron por el universo, sin saber quiénes eran, ni de dónde venían, ni a dónde iban.
Vosotros sois los zalazares transformados. Vosotros sois los viajeros. Vosotros sois los que escapasteis del peligro, y los que tenéis que cumplir la misión. Vosotros sois los que podéis salvar el mundo, y todos los mundos. Vosotros sois los que podéis volver a ser zalazares, o seguir siendo viajeros.
Yo soy la piedra mágica de los zalazares. Yo soy el que os transformé, y el que os puede devolver. Yo soy el que os dio el poder, y el que os lo puede quitar. Yo soy el que os creó el destino, y el que os lo puede cambiar. Yo soy el que os ama, y el que os necesita.
Por eso os he traído hasta aquí, para ofreceros una elección. Podéis elegir entre volver a ser zalazares, o seguir siendo viajeros. Podéis elegir entre el tesoro y la piedra, entre el pasado y el futuro, entre el destino y el azar, entre el ser y el hacer. Podéis elegir entre el amor y el sueño.
Pero tened cuidado, porque vuestra elección tendrá consecuencias. Si elegís volver a ser zalazares, recuperaréis vuestro poder, vuestra historia, vuestra identidad, pero perderéis vuestra libertad, vuestra aventura, vuestro viaje. Y también perderéis la oportunidad de cumplir la misión, y de salvar el mundo, y todos los mundos. Y también perderéis la oportunidad de conocer el gran secreto, el secreto que os revelaré si elegís seguir siendo viajeros.
Si elegís seguir siendo viajeros, conservaréis vuestra libertad, vuestra aventura, vuestro viaje, pero perderéis vuestro poder, vuestra historia, vuestra identidad. Y también tendréis que enfrentaros al gran peligro, el peligro que amenaza con destruir el mundo, y todos los mundos. Y también tendréis que cumplir la gran misión, la misión que os explicaré si elegís seguir siendo viajeros.
Así que, pensad bien, y elegid con el corazón. Elegid entre el tesoro y la piedra. Elegid entre el amor y el sueño. Elegid entre volver a ser zalazares, o seguir siendo viajeros. Elegid vuestro destino. Elegid vuestro futuro. Elegid vuestra felicidad.
Todos escucharon el secreto de Bilbo, y se quedaron atónitos. Nadie podía creer lo que acababa de decir. Nadie podía asimilar lo que acababa de revelar. Nadie podía decidir lo que acababa de proponer.
Todos se miraron, y nadie dijo nada. Todos tenían que elegir entre volver a ser zalazares, seguir siendo viajeros, no elegir, o dejar que la piedra eligiera por ellos. Todos tenían que elegir entre el tesoro y la piedra, entre el pasado y el futuro, entre el destino y el azar, entre el ser y el hacer. Todos tenían que elegir entre el amor y el sueño.