Todos escucharon el secreto de Bilbo, y se quedaron atónitos. Nadie podía creer lo que acababa de decir. Nadie podía asimilar lo que acababa de revelar. Nadie podía decidir lo que acababa de proponer.
Todos se miraron, y nadie dijo nada. Todos tenían que elegir entre volver a ser zalazares, seguir siendo viajeros, no elegir, o dejar que la piedra eligiera por ellos. Todos tenían que elegir entre el tesoro y la piedra, entre el pasado y el futuro, entre el destino y el azar, entre el ser y el hacer. Todos tenían que elegir entre el amor y el sueño.
Todos se miraron, y nadie dijo nada. Todos, excepto Elanor.
· Yo ya he elegido - dijo Elanor, con una sonrisa. - Yo elijo seguir siendo viajera. Yo elijo la piedra, el futuro, el azar, el hacer. Yo elijo la libertad, la aventura, el viaje. Yo elijo el amor.
Todos la miraron, y algunos asintieron. Otros fruncieron el ceño. Otros se encogieron de hombros. Nadie le preguntó por qué. Nadie, excepto Mateo.
· ¿Por qué, Elanor? - preguntó Mateo, curioso. - ¿Por qué eliges el amor, y no el sueño?
· Porque el amor es lo que me hace feliz - dijo Elanor, sincera. - Porque el amor es lo que me hace ser quien soy. Porque el amor es lo que me trajo hasta aquí, y lo que me llevará más allá. Porque el amor es lo que me une a ti, y lo que me separa del tesoro.
· ¿Y qué es el amor, Elanor? - preguntó Mateo, intrigado.
· El amor eres tú, Mateo - dijo Elanor, emocionada. - Tú eres el amor de mi vida, y el motivo de mi viaje. Tú eres el que me apoya, me anima, me inspira. Tú eres el que me hace reír, me hace llorar, me hace sentir. Tú eres el que me hace viajera, y el que me hace zalazar.
· ¿Y qué soy yo, Elanor? - preguntó Mateo, asombrado.
· Tú eres un zalazar transformado, como yo, como todos - dijo Elanor, misteriosa. - Tú eres un viajero, como yo, como todos. Tú eres el que escapó del peligro, y el que tiene que cumplir la misión. Tú eres el que puede salvar el mundo, y todos los mundos. Tú eres el que puede conocer el gran secreto, el secreto que nos revelará la piedra si elegimos seguir siendo viajeros.
· ¿Y qué es el secreto, Elanor? - preguntó Mateo, asustado.
· El secreto es lo que nos dirá la piedra ahora - dijo Elanor, sería. - El secreto es lo que cambiará nuestros destinos para siempre. El secreto es lo que nos hará elegir entre el amor y el sueño. El secreto es lo que nos hará elegir entre el tesoro y la piedra.
Todos la miraron, y nadie dijo nada. Todos estaban expectantes, y nerviosos. Todos querían saber, y temían saber. Todos escucharon, y callaron.
· El secreto es este - dijo la piedra, y les contó el secreto.
El gran peligro que amenaza con destruir el mundo, y todos los mundos, es un ser maligno y poderoso, que se hace llamar el Señor Oscuro. El Señor Oscuro es el enemigo de los zalazares, y el responsable de su desaparición. El Señor Oscuro quiere apoderarse de la piedra mágica, y usarla para dominar el universo. El Señor Oscuro está al acecho, y se prepara para atacar.
La gran misión que consiste en salvar el mundo, y todos los mundos, es una tarea que solo vosotros podéis cumplir. Vosotros sois los elegidos, los que tenéis la sangre y el espíritu de los zalazares. Vosotros sois los que podéis enfrentaros al Señor Oscuro, y derrotarlo. Vosotros sois los que podéis usar la piedra mágica, y liberarla. Vosotros sois los que podéis restaurar el equilibrio, y la paz.
Pero para cumplir la misión, tendréis que hacer un sacrificio. Tendréis que renunciar a vuestro amor, y a vuestro sueño. Tendréis que renunciar a vuestro tesoro, y a vuestra piedra. Tendréis que renunciar a vuestra vida, y a vuestra muerte. Tendréis que renunciar a todo, y a nada.
Porque la misión consiste en fusionaros con la piedra mágica, y convertiros en uno con ella. La misión consiste en dejar de ser zalazares, y dejar de ser viajeros. La misión consiste en dejar de ser humanos, y dejar de ser seres. La misión consiste en dejar de ser, y ser.
Así que, pensad bien, y elegid con el corazón. Elegid entre el tesoro y la piedra. Elegid entre el amor y el sueño. Elegid entre el poder y la libertad, entre la historia y la aventura, entre la identidad y el viaje. Elegid entre volver a ser zalazares, o seguir siendo viajeros. Elegid entre vivir, o morir. Elegid entre ser, o ser. Elegid vuestro destino. Elegid vuestro futuro. Elegid vuestra felicidad.
Todos escucharon el secreto de la piedra, y se quedaron atónitos. Nadie podía creer lo que acababa de decir. Nadie podía asimilar lo que acababa de revelar. Nadie podía decidir lo que acababa de proponer.
Todos se miraron, y nadie dijo nada. Todos tenían que elegir entre volver a ser zalazares, seguir siendo viajeros, no elegir, o dejar que la piedra eligiera por ellos. Todos tenían que elegir entre el tesoro y la piedra, entre el pasado y el futuro, entre el destino y el azar, entre el ser y el hacer. Todos tenían que elegir entre el amor y el sueño.
Todos se miraron, y nadie dijo nada. Todos, excepto Elanor y Mateo.
· Yo ya he elegido - dijeron Elanor y Mateo, al mismo tiempo, con una sonrisa. - Yo elijo seguir siendo viajero. Yo elijo la piedra, el futuro, el azar, el hacer. Yo elijo la libertad, la aventura, el viaje. Yo elijo el amor.
Todos los miraron, y algunos asintieron. Otros fruncieron el ceño. Otros se encogieron de hombros. Nadie les preguntó por qué. Nadie, excepto Bilbo.
· ¿Por qué, chicos? - preguntó Bilbo, curioso. - ¿Por qué elegís el amor, y no el sueño?
· Porque el amor es lo que nos hace felices - dijeron Elanor y Mateo, sinceros. - Porque el amor es lo que nos hace ser quienes somos. Porque el amor es lo que nos trajo hasta aquí, y lo que nos llevará más allá. Porque el amor es lo que nos une a nosotros, y lo que nos separa del tesoro.
· ¿Y qué es el amor, chicos? - preguntó Bilbo, intrigado.
· El amor somos nosotros, Bilbo - dijeron Elanor y Mateo, emocionados. - Nosotros somos el amor de nuestras vidas, y el motivo de nuestro viaje. Nosotros somos los que nos apoyamos, nos animamos, nos inspiramos. Nosotros somos los que nos hacemos reír, nos hacemos llorar, nos hacemos sentir. Nosotros somos los que nos hacemos viajeros, y los que nos hacemos zalazares.