— Era el deporte favorito de Olivia. Josefina
la abrazó, y todos permanecieron en silencio por unos segundos. Después de un rato, la conversación retomó su curso, aunque Emma notó que sus amigos la miraban con cierta sorpresa y al tiempo con una mezcla de tristeza.
Ignacio, con una ligera sonrisa, preguntó si podría ver algunos de sus dibujos, a lo que Emma asintió, ya que desde niño a Ignacio le gustaba ver sus dibujos,siempre le decía lo talentosa que era. Todos salieron de la cafetería ya que comenzarían sus clases
Por la tarde, Emma se dirigió a la salida donde la esperaba Manuel, su chófer. Mientras viajaban, le preguntó sobre su familia. Manuel le respondió que todo estaba bien, lo que la puso contenta.
Al llegar a casa, Emma se encontró con María, la ama de llaves, a quien saludó con un beso en la mejilla. Sus padres estaban fuera del país, por lo que se encontraba sola en casa.
Emma fue directo a su estudio para pintar antes . Era su momento favorito del día, ya que la inspiraba y realmente la hacía feliz.
Antes de dormir, recibió una videollamada de sus padres preguntándole qué tal le había parecido su primer día. Ella les dijo que estuvo bien, sonriendo, y sus padres le dijeron que la extrañaban mucho y que, cuando llegaran, celebrarían.
Semanas después
De vez en cuando, Emma veía a Gabriel en la universidad. Siempre lo saludaba de manera casual, pero notaba que él parecía estar solo la mayoría del tiempo. Un día, al pasar por el patio, lo vio sentado en el césped completamente absorto en un ejercicio. Se acercó y, sonriendo, le preguntó:
— ¿En qué estás trabajando?
Gabriel levantó la mirada, sorprendido, y le respondió, un poco preocupado
— Estoy intentando resolver este ejercicio, pero no logro entenderlo. Es más difícil de lo que pensaba.
Emma, notando la ansiedad en su tono, se sentó junto a él.
— Déjame ver si puedo ayudarte —dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Gabriel dudó, pero luego asintió. Emma estudió el ejercicio y le explicó cómo resolverlo de manera más sencilla. Gabriel, finalmente, entendió, y, sonriendo nerviosamente, comentó:
— Si este es el más fácil, no quiero ni imaginar cómo serán los demás.
Emma no pudo evitar reírse al recordar lo complicado que le había parecido al principio.
— No te preocupes, se pone más difícil, pero con práctica mejora. Yo también pasé por lo mismo, hasta que contraté un tutor —le dijo mientras le explicaba más despacio.
Gabriel, aliviado, sonrió.
— Gracias, de verdad te lo agradezco.
— No hay de qué, todos necesitamos ayuda de vez en cuando —respondió Emma.
Emma pensó que, seguramente, él no podría permitirse un tutor privado, así que se ofreció a repasar con él después de clase.
Él le dijo que no debía hacer eso, que no quería abusar, pero Emma insistió, asegurándole que no era ningún problema. Además, estudiar con él le ayudaría a no olvidar lo que había aprendido.
Gabriel le dio las gracias, y en su interior estaba profundamente agradecido con ella. Aunque no le dijo nada, ese gesto era muy importante para él. Si sus notas bajaban, perdería su beca y tendría que abandonar la universidad, algo que no podría permitírselo.
Editado: 03.02.2025