En deuda con el Diablo

El Alma más Pecadora

—Solange: (se queda mirando a Evans)

—Evans: (leyendo el diario) un hombre choco en su auto y murió! (Se ríe) Jorgito, Jorgito como olvidar esa vez que me prometiste que si tú mujer no descubría tú aventura me darías tú Alma... ahora debe estar en el inframundo

—Solange: (no podía evitar recordar ese sueño de anoche, yo no era igual a Evans? Debía ayudar a alguien que estaba viviendo en tinieblas! Pero a quién?)

—Evans: ( la mira por encima del diario) ¿por qué me miras?

—Solange: (sorprendida tartamudea) tú... tú conoces a todas las almas de la tierra?

—Evans: ( la queda mirando un momento, por más que lo intentara no lograba leerle la mente y eso era fastidioso, era a la única que no lograba comprender del todo) sí, por qué?

—Solange: (si le digo que tengo que salvar a alguien que vive en tinieblas porque otra cosa me hablo en un sueño me va a creer loca) por ¡curiosidad!

—Evans: (desinteresado vuelve a leer el diario) una mujer asegura que puede hablar con... lucifer (se ríe a carcajadas) ya se que haré hoy! (Se levanta)

—Solange: (lo sigue) espera te puedo preguntar algo?

—Evans: ayer preguntaste, ahora tengo que irme y no, no vendrás conmigo!

—Solange: (sino le pregunto ahora perderé la oportunidad) ¿quién es el Alma más pecadora del mundo hoy?

—Evans: (esto lo hace frenar y se gira para mirar a Solange) y por qué quieres saber eso?

—Solange: (duda) curiosidad...

—Evans: (se acerca a centímetros de ella) no me mientas pequeña e insignificante criatura! Recuerda quién soy yo!

—Solange: (esos ojos rojos me daban terror, tartamudea) yo, yo... anoche tuve, tuve un sueño... en donde algo me decía que debía ayudar a alguien que vivía en tinieblas... y... nose que sea pero quiero descubrirlo!

—Evans: (de todas las respuestas que me podía haber dado esa era la más absurda de todas... pero conocía al creador mejor que cualquiera y sabia que esto era algo de él... resopla) no te lo diré! (Se va)

 

Me subí al auto y miré por el espejo retrovisor como la niña salía Desepcionada hacia afuera

 

Sonreí y miré al cielo

 

—Evans: ¡no te dejaré las cosas fáciles!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.