En deuda con el Diablo

Un peligro de muerte

En el avión estuve releyendo toda la información que había encontrado

 

Por alguna razón no podía evitar sentirme vigilada

 

Pero por más que mirara a todos lados, no encontraba a nadie que estuviera observándome

 

Cuando llegue al aeropuerto, comencé que caminar por el enorme pasillo hasta la salida

 

Poco a poco fui notando que las personas eran menos concurridas aunque al principio no presté atención a ello

 

Hasta que vi a un grupo de siete hombres armados esperándome en la entrada del aeropuerto

 

Comencé a caminar hacia atrás para notar que otros siete hombres estaban de igual forma detrás mío

 

—Solange: (asustada) quién... quienes son?

—Grajan: (sonrisa falsa) mujer yo diría que te comiences a portar bien y vengas con nosotros

—Solange: (lo esquiva frenética para estar lo más lejos de ese tipo que pudiera) ¡Aléjate!

—Grajan: (hace señas y un grupo de hombres agarran a la fuerza a Solange) ¡no intentes escapar mujer! ¡Tenemos todo bajo control!

—Solange: (grita) ¡¡Ayuda!! ¡¡Me están secuestrando!! ¡¡Ayuda!!

—Grajan: (despreocupado comienza a caminar mientras arrastran a Solange por el pasillo) no te molestes mujer, aquí todos conocen a la mafia Saudí y ¡Nadie se meterá en nuestro camino!

 

Me metieron en un auto de lujo negro con vidrios polarizados

 

De un lado tenía a un hombre armado hasta los dientes

 

Del otro al tipo que me hablaba en español

 

Y al frente a tres tipos más armados como el primero

 

Yo temblaba y estaba aterrada

 

—Solange: yo... ¡yo no he hecho nada!

—Grajan: a nuestro jefe no le gusta ser investigado por extranjeros metidos, y tú no solo te atreviste a usar la red para buscarlo sino también viniste a nuestro país, a nuestra tierra sagrada y eso lo ¡Pagarás caro!

—Solange: (tranquila Sole tranquila recuerda lo que dijo Evans no puedes morir... no puedes morir)

 

Intentaba repetirme eso para tranquilizarme pero había una pregunta que me carcomia la cabeza y era si podía sentir dolor si me torturaban

 

Una eterna agonía sin fin era lo que menos quería vivir

 

¿Por qué no le hice caso a Evans y me quedé tranquila en la mansión?

 

Pero no, ¡tenia que hacerle caso a ese sueño estupido!




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