NARRADOR OMNISCIENTE
Cáterin todos esos días había estado yendo al bosque en las noches mientras todos dormían, cada día se enamoraba mas de ese lugar para ella era la cosa más mágica que había visto jamás.
Siempre antes de que amaneciera regresaba a casa cuidando de que nadie en el pueblo la viera.
Ese día se levanto muy temprano y salió de la cabaña, el sol empezaba a asomarse así que decidió darse prisa tenía que llegar al pueblo antes de que alguien estuviera despierto, por ningun motivo alguien la podía ver.
Así que camino muy deprisa, salió del bosque y avanzo adentrándose a las calles del pueblo, avanzo un par de metros hasta que visualizo su casa al frente, más tranquila avanzo para poder entrar por la ventana trasera de la casa por la que siempre salía.
Estaba a punto de ingresar cuando sintió que alguien la agarraba del brazo.
—valla, valla, que hace una señorita a fuera de su casa a estas horas de la mañana.
Escucho que una voz decía detrás de ella, inmediatamente supo de quien se trataba.
—no creo que le interese lo que haga o no haga afuera de mi casa— menciono cáterin con un nerviosismo bastante evidente.
—claro que me interesa, o ya se le olvido que es parte de una investigación — le recordó Neizan — así que puede empezar por que se encontraba saliendo a esta hora del bosque.
Cáterin no sabía que decir, cualquier cosa que ella dijera podía hacerla ver más sospechosa de lo que ya era, y si las personas del pueblo se enteraban, las cosas se volverían muy difíciles para ella.
—si le digo que es lo que hacía en el bosque me jura no decirse a nadie —le pregunto cáterin en un vago intento por que el hombre que se encontraba en ese momento ahí con ella le guardara el secreto.
—eso será algo difícil, por si lo ha olvidado soy un agente de la policía y me encuentro aquí investigando un caso.
Cáterin se dio la vuelta para verlo directo a la cara, grave error ya que una vez que dirigió la mirada a sus ojos quedo hipnotizada, sus ojos eran simplemente hermosos, todo en el era hermoso.
Aclarándose la garganta procedió a contar lo que estaba haciendo en el bosque.
—fui a la casa de mi abuela, tiene mucho tiempo que no iba y necesitaba comprobar que todo estuviera bien.
—y para ir a la casa de su abuela tiene que salir escondida a estas horas.
Neizan la miraba, en su rostro se podía ver que no le creía una palabra de lo que decía.
—bueno no puedo ir en el día, no me gustaría preocupar a mi madre o que la gente del pueblo empiece a especular cosas que no son.
Neizan se quedo callado la observaba como queriendo descubrir lo que la mujer delante de él le ocultaba.
Dio unos pasos más quedando muy cerca de cáterin, su respiración se mesclo con la de ella.
—debería dejar de ir sola al bosque, podría pasarle algo.
Cáterin se sentía más nerviosa que nunca, la sola cercanía de Neizan la hacía no poder respirar bien, ella simplemente no entendía que era lo que le pasaba estando cerca de él.
Le provocaba desconfianza, algo en el no le gustaba pero no lograba descubrir que era.
—no se preocupe, no me pasara nada.
Neizan sonrió y agacho la cabeza hasta tener su boca muy cerca de la oreja de cáterin, ella en ese momento se tenso quiso separarse pero como si intuyera su intención Neizan puso una mano en su espalda reteniéndola.
—estas muy segura de eso no.
Dicho eso se dio la vuelta y camino hasta desaparecer de la vista de cáterin.
Esta se quedo por unos segundos más ahí, hasta que decidió entrar a su casa.
Una vez adentro verifico que su madre y hermano se encontraran durmiendo y camino hacia su habitación, se quito la ropa que andaba cambiándose a su pijama de dormir y una vez lista se acostó en la cama.
No podía dejar de pensar en todas las cosas asombrosas que había visto en el bosque, todo era tan mágico las luces que iluminaban la noche, los animales que salían de sus escondites como si supieran que ella se encontraba ahí y quisieran saludarla, el viento creaba una suave melodía al chocar con los arboles, ahora entendía el por qué su abuela había decidido ir se a vivir a ese bosque y contaba todas esas asombrosas historias.
Después de un rato de tanto pensar se quedo dormida, sin imaginarse que afuera de su casa se encontraba alguien observando la ventana por la cual había entrado.
Un ruido muy fuerte la despertó, al salir de su cuarto pudo observar a su madre en la cocina esta se encontraba metiendo algo en el ornó.
—Cariño ya despertaste — menciono su madre apenas la vio — te he dejado el desayuno listo en la mesa, siéntate a comer.
Cáterin le dio las gracias y procedió a sentarse en la mesa, su madre se veía muy bien hoy, después de haber pasado algunos días de los sucesos ocurridos el pueblo parecía haber regresado a la normalidad.
Comió todo lo que tenía en el plato y se levanto para ir a cambiarse, tenía muchas ganas de ir a visitar a Mónica pero también no quería enfrentarse al escrutinio de la gente así que decidió mejor no ir y quedarse ese día en casa, pasaría el día con su hermanito ya lo había decidido.
—Tomas — lo hablo entrando al cuarto de este — pero que haces muchachito, bájese de la cama y hagamos algo divertido.
Tomas su hermano menor tenía 10 años y era tan parecido a su padre cada que lo veía recordaba todas esas veces que la llevo agarrada de la mano al mercado del pueblo para comprarle su dulce favorito.
—cáterin tengo sueño, déjame dormir cinco minutos mas por favor.
—que 5 minutos mas ni que nada —en ese momento cáterin empezó a hacerle cosquilla para levantarlo de la cama.
—está bien, está bien ya me levante ya deja de hacerme cosquillas.
Tomas se levanto de la cama y junto con cáterin salieron a la calle
—que quieres hacer el día de hoy, hoy estaré todo el día para ti.