Cáterin
Me pase toda lo que restaba de la noche despierta, entre lo que había pasado y el estado de Neizan el cual no se veía muy bien lo último que mi cabeza quería hacer era acostarse a dormir.
Tenía miedo que aquello que apareció y ataco a Neizan volviera a regresar y en su estado sería imposible escapar de nuevo, así que me senté en el sillón en el que minutos atrás había estado y espere a que amaneciera mientras estaba atenta a todo tipo de ruido que provenía de afuera.
En más de una ocasión escuche a Neizan quejarse así que me paraba para revisar que todo estuviese bien y volvía a que sillón.
Cuando el sol empezó a salir en la mañana yo aún me encontraba sentada en el sillón pensando en todas las cosas raras que estaban sucediendo, pero de un momento a otro me di cuenta de algo y es que no podíamos quedarnos hasta más tarde ahí ya que tenía que llegar a casa mucho antes de que alguien despertara, revire a ver a Neizan el cual seguía durmiendo y me dio un poco de pesar despertarlo después de todo lo que tuvo que pasar la noche anterior, aun me preguntaba cómo es que se encontraba con vida.
Me levante una vez más del sillón y camine hacia la cama sentándome en la orilla, levante la mano para ponerla en el pecho de Neizan pero de un momento a otro su mano agarro la mía deteniéndola en el camino.
Se sentó rápidamente en la cama mientras miraba de un lado a otro como tratando de saber en dónde se encontraba.
—estas en la cabaña, pasamos la noche aquí.
Su mirada se dirigió a la mía y lo vi mirar su mano la cual aun sostenía la mía para después liberarla.
—quisiera dejarte dormir un rato mas pero me temo que tenemos que llegar antes de que todos despierten, seria sospechoso que alguien nos vea saliendo del bosque.
Lo vi suspirar mientras se pasaba la mano por el cabello.
—No te preocupes, vamos— trato de pararse pero lo detuve en el momento, era imposible que con las heridas que había tenido la noche anterior se pudiera levantar solo.
—déjame te ayudo.
trate de pasar mi mano por debajo de su brazo pero no me lo permitió, haciéndome a un lado y parándose el solo como si nada, como si no le doliera ni un solo musculo del cuerpo o la noche anterior no hubiese apenas logrado escapar.
—pero como, estabas herido anoche como es que puedes estar de pie tu solo — seguía viéndolo confundida ya que se veía como si todo estuviese bien.
—estoy herido aun, pero las heridas no son tan grabes solo son rasguños ves— me enseño las heridas en su cuerpo y podría jurar que la noche anterior esas mismas heridas se veían mucho peor.
—bueno vamos —lo vi salir de la cabaña como si nada mientras yo aún me quedaba ahí sentada algo confundida, luego de un rato me pare para encontrarlo afuera viendo hacia el camino que nos sacaría del bosque.
Cuando sintió que por fin estaba a lado de él se giró para verme con cara de confundido.
— ¿Qué paso después de que llegue a la cabaña? Tengo unos ligeros recuerdos pero no se…
—Llegaste a la cabaña herido y te ayude a acostarte para que descansaras— dije rápidamente después de su pregunta, si él no se acordaba de lo que había pasado no sería yo quien se lo diría.
—Estas segura — su mirada era de una persona la cual no creía lo que le decían.
—claro por que tendrá que mentirte —después de eso se volvió a girar hacia el camino y con una voz más seria que la anterior me dijo que comenzáramos a caminar.
Llevábamos ya un buen rato caminando sin decir palabra alguna, la expresión de Neizan era seria como si algo lo estuviese molestando y entonces recordé que por todo lo sucedido la noche anterior no me había dicho que era eso tan importante que me tena que decir.
—anoche ya no me dijiste eso tan importante que investigaste.
No dijo nada de momento solo siguió caminando como si yo no hubiese dicho nada, así que volví a preguntar.
— ¿Me escuchaste?—lo oí bufar antes de mirarme y hablar.
—no es nada importante, es una tonta historia que algunas personas de otros pueblos cuentan.
Según lo dicho por Neizan, en este bosque Vivian dos ninfas una que era venerada por todos, los animales los árboles y demás seres mágicos que aquí ahí habitaban, su bondad era tanta que su nombre se escuchaba hasta en los reinos más lejanos, y la otra la cual siempre andaba detrás de aquella ninfa hermosa haciéndose pasar por su amiga pero que en realidad su envidia y odio era tan grande hasta el grado de hacer lo imposible para hacerla quedar mal ante todos, cosa que nunca logro.
Un día un rey el cual había escuchado todo lo que las personas decían de aquella hermosa ninfa decidió emprender el viaje hacia aquel bosque para así ver con sus propios ojos que todo fuese verdad y cuando por fin llego a aquel bosque quedo maravillado por lo hermoso y mágico que era.
Pero más fuerte fue su sorpresa al conocer a aquella ninfa tan hermosa, tan maravillado quedo al verla que decidió que aquella chica tan hermosa y de encantadores ojos seria su esposa y Reyna.
Se quedó un tiempo en el bosque hasta que llego el día de su boda, tanto la ninfa como el estaban realmente enamorados y deseosos por su pronta unión.
Pero había alguien que no había estado muy contenta de que eso pasara así que decidió viajar con una bruja la cual le dio un encantamiento que separaría a aquella pareja para siempre.
Así que justamente el día de la boda cuando el rey y su amada ninfa se encontraban a punto de dar el sí en el altar ella apareció por detrás del rey apuñalándolo en el corazón y lanzando un hechizo el cual los separaría para siempre en esa y todas las vidas que estaban por venir.
El rey cayó muerto y la ninfa solo pudo llorar su desgracia mientras se abrazaba al cuerpo de su amado.