En el bosque

capitulo 10

CATERIN.

La noche se encontraba  fría y oscura el aire invernal que soplaba solo terminaba de helarme aún más la piel del rostro, Salí de mi casa faltando poco para las nueve y aunque no habíamos quedado en una hora exacta para encontrarnos esperaba que Neizan ya se encontrara ahí o al menos no tener que esperarlo por mucho tiempo, a mi madre no fácil convencerla pero al final término accediendo al percatarse  que así no estuviera de acuerdo terminaría yendo.

Camine unos pasos alejándome de la puerta, afuera está desierto ya que con los sucesos ocurridos últimamente nadie se atreve a andar afuera de sus casas más allá de las ocho de la noche por miedo a que algo de lo ocurrido días anteriores se vuelva a repetir. Avanzo un poco más pensando que tal vez la hora de vernos era a media noche como siempre y yo por mientras he salido demasiado temprano aunque al dar un par de pasos más puedo ver una camioneta negra estacionada a la vuelta de mi casa.

Me debato entre acercarme o no pero al final término caminando hasta ella y al pararme del lado del conductor puedo ver a alguien adentro y cuando  el vidrio empieza a bajar y del otro lado puedo ver a Neizan recostado sobre el asiento mientras fuma un cigarro.

—No pensé que fumaras — mencionó para romper con el silencio incómodo que había, la mirada que me devuelve es intensa como si hubiese pensado  que nunca llegaría.

—Al fin estás aquí.

—Bueno nunca dijiste a qué hora exactamente nos encontraríamos — asiente ante mi respuesta mientras baja de la camioneta para ayudarme con la mochila que traigo conmigo.

—Vamos a subir a la camioneta, al lugar donde vamos queda a dos horas de aquí así que lo mejor es no atrasarnos más.

 Me quítala mochila para subirla en la parte de atrás mientras yo avanzo al lugar del copiloto, lo veo entrar mas no prende la camioneta si no se queda quieto en su asiento mirando al frente vacilando como si dudara de algo pero al final lo veo negar con la cabeza para arrancar y salir del pequeño pueblo.

El camino a dónde nos dirigimos es oscuro y tenebroso por un momento siento como si alguien nos observa desde los árboles a la orilla de la carretera más me digo una y otra vez que solo es mi imaginación.

La neblina hace más difícil la visualización del camino y en más de una vez tenemos que parar para tratar de enfocar por donde vamos a ir.

Reviro a Neizan el cual se mantiene concentrado en manejar permitiéndome ver el perfil de su rostro, sus rasgos varoniles y bien formados pero lo que más impresiona son esos ojos color miel tan profundos y misteriosos como si quisiera gritar mil cosas.

Lo veo sonreír al percatarse de que no le quito la mirada de encima y voltea a verme pero en el momento en que su mirada se posa en la mía un aullido se escucha del lado derecho de la camioneta al mismo tiempo que algo la golpea haciendo que Neizan pierda el control por un instante en el que la camioneta se mueve sin control hasta que por fin se logra detener, afuera no se alcanza a ver nada gracias a la intensa neblina y por más que trato de enfocar lo único que se ve es una oscura y espesa negrura que me cala hasta los huesos haciendo que la desesperación y miedo sean aún peor, un segundo aullido se esculla delante de nosotros y al revirar a ver podemos captar dos luceros cafés frente a nosotros.

Dos enormes y brillantes ojos se posaron justo delante de la camioneta, reviro a ver a Neizan el cual se ha quedado estático en su lugar sin mover un solo músculo del cuerpo como si su mente aún no procesaba lo que está pasando, veo como esos dos grandes ojos se acercan cada vez más a la camioneta y por un momento creo ver el cuerpo al que esos ojos pertenecen más sin embargo la espesa noche no hace más que volver imposible esa tarea.

Con cada centímetro que aquel ser está más cerca no puedo sino recordar la pesadilla que me acecha  cada noche y que no deja de darme vuelta en la cabeza y es que aquellos ojos frente a mí son iguales a los de esa pesadilla y con ello un escalofrío recorre por toda mi columna vertebral al recordar lo que esa voz dice una y otra vez.

Yo vendré por ti pequeña cáterin.

Con ese recuerdo en mente no puedo hacer más que voltear a ver a Neizan y gritarle que acelere logrando sacarlo del trance en el que se encontraba, al ver mi desesperación acelera rápidamente tratando de llevarse por delante a lo que sea que tenemos enfrente, pero esa cosa es más rápida haciéndose de lado y quedándose atrás, lo último que escuchamos mientras nos alejamos es un aullido enojado.

El corazón lo tengo acelerado y la punzada en mi cabeza amenaza con provocar un dolor de cabeza intenso, no puedo dejar de mirar hacia atrás tratando de ver si algo nos viene siguiendo, mas no puedo ver nada.

— ¿estás bien? —Las palabras de Neizan llegan varios minutos después pero logran tranquilizarme un poco al darme cuenta que a diferencia de las pesadillas aquí no estoy sola.

—eso creo.

Nos quedamos en silencio por varios minutos más en los que mi  corazón va recuperando su latir normal y la presión en mi cabeza va desapareciendo un poco pero con eso llega esa sensación que te dice que las cosas no estarán bien, al menos no por un buen tiempo.

Las lágrimas comienzan a deslizarse por mis ojos sin que las pueda detener y un sollozo hace que Neizan revire a verme preocupado.

—Ya casi llegamos al pueblo, tenía pensado tratar de investigar un poco pero creo que lo mejor será que nos instalemos y descansemos por esta noche — las lágrimas siguen deslizándose por mi cara sin que las pueda detener y la mirada de Neizan se pasa de verse preocupada a verse lleno de impotencia y enojo.

—Solo necesito descansar un poco y procesar lo que ha pasado.

El no dice nada más sin embargo agarra un pañuelo que no había visto mientras me lo ofrece para que pueda limpiar mi cara.




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