En el corazón de la mafia

Capítulo 1

Estaba cansada, adolorida, tenía sueño y harta de los constantes acosos de aquel hombre, y claro, como siempre que ocurría, la persona con más poder era la víctima, no malinterpreten, amaba lo que hacía, ser enfermera era lo más cercano a un doctor, ella habría querido serlo pero sus posibilidades no se lo permitieron, así que optó por enfermería, le encantaba atender a los pacientes, los sentía como de su familia. Pero también estaban tipos nefastos como el doctor Cranston, que pretendía a todas las mujeres de aquel pequeño hospital a pesar de ser un hombre casado, pero ella no quería y no tenía el tiempo de seguirle el juego, y eso lo molestaba mucho.

Lo único que le importaba era su abuela, pagar las deudas y sobrevivir un día más sin caer en colapso por estrés ya que era la única que trabajaba, la pensión de su abuela no era mucha y su padre, su querido y desobligado padre no aportaba nada, salvo problemas y más deudas.

Se dejó caer en el asiento del autobús, esta semana había estado doble turno, necesitaban con urgencia el dinero para que no los echaran de la casa, su padre había perdido su patrimonio en una apuesta, ahora tenían que rentar y el casero no era muy paciente que digamos, con lo de este mes esperaba ponerse a mano con el hombre.

Su viejo móvil suena y sonríe al ver el nombre en la pantalla, su mejor amiga Dolores, o mejor conocida como Lola, era una preciosa chica latina que había conocido en la universidad, ella había estudiado comercio internacional. Su actitud y forma de ser la habían atraído desde el primer momento, y ahora era su mejor amiga en el mundo.

- Miren quien anda ahí, mi esclava amiga ‒dice en tono bromista nada más responder.

- Hola Lola, me da gusto saber de ti, perdona que no te respondiera antes, pero me tocó en el área de urgencias y fue un caos ‒suspira, algunas noches eran más pesadas que la anterior.

- Lo sé Hest, no necesitas disculparte, sé lo ocupada que estás pero espero que no lo suficiente para ir a comer conmigo en tu próximo descanso, y no te preocupes ya que yo pagó, ¿vienes? ‒casi podía ver el puchero en su rostro, no puede evitar sonreír.

- Bueno, pero vayamos a un lugar tranquilo, así te cuento como me ha ido esta semana ‒se pone de pie al ver la parada cerca de su casa.

- Perfecto, hasta ese día ‒canturrea antes de colgar, baja cuando el autobús se ha detenido, sólo debía caminar una cuadra y al fin podría descansar, sin embargo, lo que le esperaba en casa no lo habría imaginado nunca.

Mira a unos matones salir de su casa, esto no podían ser buenas noticias, así que se apresura para entrar, al hacerlo nota a su padre en el suelo, su rostro con algunos moretones, el labio partido y sostenía su costado izquierdo.

- Querida, yo ‒su padre intenta ponerse de pie pero se rinde debido al dolor.

- ¿Qué pasó? ‒ella se apresura para ayudarlo a sentarse, alza la camisa de su padre y nota los horribles y grandes moretones‒, ¿otra vez debes dinero? ‒pregunta colocando las manos en su cintura, lo mira mal, suspira antes de ir por el botiquín de primeros auxilios, limpia la herida del labio y tras revisar que no tenga nada fracturado, procede a vendarlo.

- Sí, lo siento Hester, creí que esta sería mi noche ‒ella suspira, siempre era lo mismo con él, desde la muerte de su madre se había vuelto un irresponsable, no siempre pero la mayoría de las veces, sobrevivía gracias a su abuela.

- ¿Cuánto y a quién le debes? ‒pregunta con resignación mientras guarda las cosas.

- Medio millón a los Grigoryev ‒ella se gira a verlo con horror, las cosas caen de sus manos.

- ¿¡Estás loco!? Sí, debiste volverte loco, ¿medio millón? ­‒se gira negando‒, eres imposible padre, de verdad que eres ‒muerde su labio evitando decir el resto, era su padre después de todo.

- Lo sé, lo sé, soy un estúpido pero iba tan bien, y en algún momento empecé a perder lo ganado y ellos me ofrecieron un poco, pero lo perdí y mi cuenta se fue haciendo cada vez más grande ‒dice con la cabeza agachada.

- ¿De dónde demonios crees que vamos a sacar medio millón, eh? No crece en los árboles y ni en un año podría ganar eso en el hospital, ¿lo pagaremos con tu sueldo? ‒suelta lo último en sarcasmo‒, lo siento papá, pero no pienso ayudarte, es más, no tengo como ayudarte, estamos ahogados en deudas, no tengo nada que empeñar o escrituras para poder hipotecar o pedir un crédito, tú te metiste en este lío, tú verás como sales ‒se gira dejando al hombre solo, no podía más.

Camina a la habitación de su abuela, al entrar ella no estaba, gracias al cielo no había presenciado nada, seguro estaba en el parque en su reunión.

Gracias al cielo al día siguiente tenía descanso, iría a comer con Lola y se desahogaría con ella, sin embargo, su padre tenía otros planes.

- Gracias por acompañarme, quiero que veas que quiero cambiar, por eso te voy a llevar al lugar donde conseguí un empleo, para que veas que no te engaño como siempre, te quiero mucho mi pequeña Hester, sé que he sido un padre horrible pero este es el inicio del cambio, te lo prometo ‒aprieta suave su mano, ella sabía que no era un mal hombre, era amable y amoroso, sólo por eso había accedido a presentarse con él en su nuevo trabajo, al parecer trabajaría de subgerente o algo así en un burdel, no es que le gustase mucho la idea pero según su padre, le pagarían muy bien, lo suficiente para ponerse a mano con los rusos, y de verdad eso era primordial para su paz mental y sobre todo, la de su abuela.

- Charles, un gusto ‒un hombre regordete lo había saludado nada más llegar, se había sentido incómoda con la evaluación que le había hecho, pero había decidido ignorarlo lo mejor posible‒, tú debes ser Hester, estas muy guapa muchacha ‒aquello lo había dicho de tal manera que la había hecho sentir asqueada, sonrío con falsedad y se quedó ahí mientras su padre se alejaba con aquel hombre, algo sobre firmar un contrato y no sé qué más.




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