En el corazón de la mafia

Capítulo 8

El regreso a casa fue por demás silencioso, no uno cómodo sino letal, al menos así lo sintió Hester, se había concentrado en ver por la ventana, no se había atrevido ni siquiera a ver el móvil para saber si Lola estaba bien, temía que Faddei arremetiese contra ella en ese momento.

Tras unos minutos llegaron, Faddei bajo hecho una furia, ella fue tras él con rapidez, estaba tentada a irse a su habitación, pero sabía que sería peor, lo mejor era enfrentar el problema de una buena vez.

- Es increíble que uses a tu abuela de pretexto para salir a divertirte –casi había ladrado en cuanto cerro las puertas–, te recuerdo que eres mi maldita esposa, ¿sabes dónde me dejaría eso parado si se enteran de que andas en ese tipo de lugares? –se había acercado a ella, a pesar de temerle, no se movió–. No volverás a salir –sentencia, Hester resopla, estaba harta de todo esto– y si te atreves a desobedecerme, ya sabes quienes pagaran el precio –la apunta con el dedo.

- Sabes una cosa Faddei, estoy harta de esto, soy un ser humano no un animal ni mucho menos uno de tus hombres, tengo derecho a salir sin que me estes autorizando –le mira con el ceño fruncido–, además, yo si fue a ver a mi abuela, puedes preguntarle a Jasha o a Yakov, ellos estuvieron conmigo en todo momento, si me encontraste ahí fue porque quería ayudar a Lola, fuimos al supermercado a comprar unas cosas porque quería hacerte la cena, la vi y estaba bastante tomada así que decidí entrar para buscarla y llevarla a casa, entonces esos tipos de interceptaron, no quería beber con ellos pero me obligaron, eso es todo –lo mira atenta, firme–, y puedes amenazarme con hacerles daño todo lo que quieras, pero si sigues con esto cancelaré nuestro matrimonio y le diré a todos que es falso, así de decidido estoy a que me respetes, o al menos que me veas como un ser humano –podía ver el enfado en la cara de Faddei conforme ella hablaba, pero cambio por completo al mencionar el divorcio.

- Esta bien, pero debes comportarte y evitar ese tipo de espectáculos, no puedes andar por ahí coqueteando con el primero que se te cruce enfrente, te recuerdo que eres mi esposa –le mira serio, Hester rueda los ojos y asiente.

- Yo no estaba coqueteando con nadie, ¿acaso me escuchaste? Esos tipos me interceptaron, me bloquearon el paso y me querían hacer beber, me resistí y por eso huelo a alcohol, yo no coqueteo con nadie –alza los brazos con desesperación, en realidad, no tenía ni el talento natural para coquetear ni identificaba cuando le coqueteaban.

- Como sea, procura no ir sola a ese tipo de lugares, así este en peligro la hija del presidente, déjame solo –se gira dándole la espalda.

- Eres tan –aprieta los puños antes de darse la vuelta y salir, quería golpear su precioso rostro contra la pared.

Casi había corrido a su habitación, cierra la puerta y se deja caer en la cama suspirando de alivio tras calmarse y pensar mejor las cosas, eso había sido muy arriesgado y por demás estúpido, si él hubiese decidido hacer caso omiso de su advertencia, seguro las habría mandado matar, sin embargo había estado dándole vueltas a ese asunto, él la necesitaba y tarde comprendió que a estas alturas le sería muy difícil cambiar de esposa, todo el mundo ya sabía de su existencia, su desaparición o muerte repentina lo pondría en aprietos, así que eso le había jugado a favor.

Tras calmarse sale de la habitación, prepararía la cena para que viese que no le mentía, y si de plano él seguía desconfiando de ella, no le daría importancia.

- Aquí están las cosas señora. –Jasha se había acercado para darle las bolsas.

- Gracias, ve a descansar –el hombre asiente y sale, ella comienza a preparar la pasta con salsa Alfredo, había comprado un Pinot Grigio ya que era un gran acompañante para este tipo de pasta.

Sin tiempo que perder, comienza a coser la pasta y preparar la salsa, la había escogido por ser rápida y sencilla de preparar, además, seguro Faddei ya estaba harto de la comida rusa de esa última semana.

Una vez que tiene todo listo, sirve dos platos y los coloca en una bandeja que encontró. Abraza la botella y con esa mano toma las dos copas, con la otra equilibraba la bandeja, camina decidida al despacho, toca usando el pie.

- Adelante –empuja un poco y suspira de alivio al ver que esta entreabierta, la abre por completo y entra.

- Traje la cena –se acerca hasta él y deja la bandeja en una mesita de noche junto con las copas y por último, la botella–. No sé si te gusta el vino blanco, pero es el mejor acompañante para la pasta –se gira a verlo una vez que termina de acomodar todo, lo ve acercarse y sentarse en el suelo, ella lo imita.

- Sí, lo tomo –dice bajo, ella comienza a servir.

- Provechito –dice suave antes de comenzar a comer, estaba delicioso y la verdad es que tenía mucha hambre.

Tras aquella cena todo estuvo más tranquilo, ella podía ir y venir a su antojo, siempre estaba acompañada por Jasha o Yakov, ambos hombres eran muy amables pesé a su apariencia seria y ruda.

- Hester –su voz la hace dar un respingo, había estado leyendo algunos casos clínicos ya que pensaba en volver a trabajar, esta vez en otro lugar y tenía que estar preparada para cualquier pregunta que le hicieran.

- Dime Faddei –lo mira atento, él nota que deja el móvil para ponerle atención, su cabello estaba recogido en un moño desordenado y lucía una camiseta simple y jeans holgados, podría decirse que era una belleza natural.




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