Narra Mía
Después de un silencio, viajamos comunicándonos con nuestras miradas hasta llegar a casa de Axel.
- Hola, Jessica, ¿estás aquí? - preguntó Axel.
- ¿Manuel? ¿Dónde estás, hermanito? - Pregunté.
- Parece que no hay nadie - dijo Axel con una sonrisa pícara.
- Al parecer, tu hermana aún no ha llegado - añadí.
- Bueno, si pregunta, llegamos temprano - respondió Axel.
- Entonces, ¿estamos solos? - pregunté con una sonrisa coqueta.
- No me perdería ni un segundo de estar a solas contigo - respondió Axel con una sonrisa pícara, y yo le golpeé el brazo con una sonrisa juguetona.
- ¿Quieres agua, café o jugo? - pregunté.
- Te quiero a ti - respondió Axel con una sonrisa seductora.
- Eso está en espera - dije sonriendo.
- No le veo la gracia - dijo Axel.
- Te amo - dije besándolo, y un minuto después se escuchó la puerta abrirse.
- Al fin llegan - dijo Jessica.
- ¡Mía! - exclamó Manuel corriendo a mis brazos.
Axel y yo nos separamos.
- Hola, hermanito - dije abrazándolo -, ¿te divertiste con Jessica?
- Sí, ella es muy divertida, pero te extrañé mucho - respondió Manuel.
- Yo también te extrañé, hermanito - dije.
- Jessica, te estábamos esperando... llegaste tarde - dijo Axel.
- No mientas, Axel... vine a las 8 am y todavía no estaban. Esperé por más de una hora y decidí irme - respondió Jessica.
Axel y yo nos miramos a los ojos y solo sonreímos.
- Disculpa, Jessica, se nos hizo tarde - dijo Axel.
- Sí, ya lo noté... tengo que irme - se despidió de Axel y de mí, y después jugueteó un poco con Manuel y se fue.
- Bueno, creo que ya me tengo que ir...
- Espera - dijo Axel, interrumpiéndome - ya son las 12 - miró su reloj - ¿y si vamos a almorzar a un restaurante?
- ¿Y Manuel? - pregunté.
- Puede venir con nosotros... - respondió Axel.
Solo asentí y lo besé.
- ¿Vamos? - dijo cargando a Manuel en sus brazos.
- Sí, vamos - entrelazamos nuestras manos y nos fuimos.
Durante el camino, le pregunté:
- ¿A dónde vamos?
- Tengo un amigo que acaba de inaugurar su restaurante... te va a gustar - respondió Axel.
Yo solo pude sonreír.
- Llegamos - dijo Axel, bajando del auto y luego abriéndome la puerta como todo un caballero.
- Gracias.
Luego bajamos a Manuel y le tomamos su pequeña mano los dos y entramos al restaurante.
- Buenas tardes, Señor Cromwell, su mesa está por aquí por favor, síganme por aquí por favor – Dijo el camarero
Nos llevó a una mesa para tres, pasamos un momento mágico, después Manuel fue al área de niños a los juegos y nos quedamos solos todo era perfecto hasta que escuchamos una voz chillona que decía.
- Axel, Axel Cromwell ¿Eres tú?
Axel giró de golpe y yo me quede mirándola, era una mujer de caballo castaño, alta, se veía más o menos de la edad de Axel, pero lo que me llamo la atención fue sus ojos totalmente grises, ¿Quién es esta mujer?
- ¿Samanta? ¿Qué haces aquí? – Preguntó Axel sorprendido
Ahora ya sabía que se llamaba Samanta, pero ¿Quién era? ¿Y qué importancia tiene en su vida? ¿Habrá sido su novia? Es obvio que sí, está claro que Axel tuvo varias novias, Pero ¿Por qué me molesta tanto? Si su novia ahora soy yo.
- Estoy de viaje por trabajo ¿Y qué fue de tu vida?
- No me quejo, sigo trabajando en escuela, pero ahora soy el director
- Sabía que te iban a ascender, siempre fuiste muy buen maestro – Dijo Samanta sonriendo
Seguían hablando y yo ahí como una tonta, ¿Qué pasa? ¿Por qué aún no me presenta? ¿Y por qué ella le sonríe tanto? Estaba pensando, hasta que ella me vio.
-Hola, Lo siento no te vi – Dijo mirándome – Perdón Axel no sabía que estabas acompañado
Axel me miro y después hablo.
- Mía ella es Samanta mi exnovia…
- Querrás decir tu ex prometida – Dijo interrumpiéndolo - ¿Te olvidaste que estuvimos comprometidos?
- Ah, si – Axel se puso nervioso – Samanta, ella es Mía ella es…
- Su novia – Dije interrumpiéndolo – Soy su novia – Dije con antipatía
Axel me miro sorprendido y noté como Samanta me miro con detenimiento de arriba abajo.