Narra Mía
Después de la tormenta de celos, Axel y yo logramos encontrar un poco de paz. Manuel, ajeno a los conflictos de los adultos, seguía en la sala, jugando con sus juguetes. Axel, aunque se disculpó por su reacción, aún tenía una tensión palpable en su mirada. Decidí que era hora de hablar con Valentina y pedirle que borrara la foto.
Me encerré en la habitación de Axel, tomé mi teléfono y marqué el número de Valentina. Cuando contestó, su voz sonaba alegre, sin saber lo que estaba por venir.
- Hola, Valentina. Necesitamos hablar – comencé, intentando mantener la calma.
- ¿Qué sucede, Mía? – preguntó, su tono se volvió serio al detectar la gravedad en mi voz.
Le expliqué que la foto con Tim había causado un malentendido con un amigo y le rogué que la eliminara. Valentina, sorprendida, prometió hacerlo de inmediato.
- Lo siento mucho, Mía. No pensé que causaría tal revuelo. La borraré ahora mismo – dijo con sinceridad.
Después de colgar, sentí un alivio inmenso, pero la tensión aún flotaba en el aire. Salí de la habitación y encontré a Axel en la sala, su expresión aún mostraba cierta incomodidad.
- Ya solucioné lo de la foto – le informé, intentando aliviar la tensión.
Axel asintió, pero su rostro aún reflejaba preocupación. Decidí abordar el elefante en la habitación.
- Axel, sé que te afectó la foto, pero también necesitamos hablar de nosotros – expresé con sinceridad.
Él suspiró y me pidió que nos sentáramos. Comenzamos una conversación honesta sobre nuestras expectativas, miedos y el futuro de nuestra relación. Axel reveló sus inseguridades sobre la diferencia de edad y su posición como director. Le aseguré que estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío a su lado.
Nuestra charla nos unió aún más, y aunque las dudas persistían, decidimos seguir adelante, enfrentando juntos lo que viniera.
Narra Axel
Después de nuestra conversación, sentí un peso levantarse de mis hombros. Mía entendió mis preocupaciones y expresó su apoyo. Aunque las circunstancias eran complicadas, estábamos decididos a enfrentarlas juntos.
- Ya me tengo que ir – dijo Mía, su voz teñida de tristeza.
- No te vayas, quédate esta noche – le supliqué, poniendo cara de pucheros.
- ¿Estás loco? ¿Qué le diré a mi tía? – preguntó, preocupada.
- Pues que te quedaste en casa de una amiga – sugerí con una sonrisa. – Por favor, quédate conmigo
Mía pareció pensarlo un momento, pero finalmente asintió.
- Siempre me convences – dijo con una expresión falsa de enfado – Te odio por eso
Me besó y luego llamó a su tía para informarle.
Esa noche, después de que Manuel se durmió, Mía y yo nos acomodamos en el sofá para ver "50 sombras de Grey". A medida que avanzaba la película, debatíamos sobre las acciones de los personajes, riendo y compartiendo nuestras opiniones.
- ¿Crees que el amor puede ser tan complicado como en la película? – preguntó Mía, mirándome con curiosidad.
- Creo que el amor puede ser complicado, pero también puede ser simple y hermoso. Todo depende de cómo lo manejemos – respondí, mirándola a los ojos.
La conexión entre nosotros se fortaleció, y el amor que sentía por ella creció aún más.
El reloj marcaba la medianoche, pero ninguno de los dos quería que la noche terminara. Nos miramos con complicidad y, en un instante, nuestros labios se encontraron en un beso suave y tierno. Era como si selláramos un pacto silencioso para enfrentar cualquier desafío juntos.
Esa noche, después de terminar "50 sombras de Grey", decidimos ver "Titanic". Nos acomodamos en el sofá, abrazados, mientras la historia de amor de Jack y Rose se desarrollaba en la pantalla.
A medida que la película avanzaba, compartíamos nuestras opiniones y emociones sobre las escenas más icónicas. Discutimos sobre el sacrificio de Jack y la intensidad del amor que se retrataba en la película.
- ¿Crees que estarías dispuesta a hacer un sacrificio así por amor? – pregunté, mirando a Mía con curiosidad.
Mía reflexionó por un momento y luego respondió:
- Creo que el amor verdadero puede inspirar actos de valentía y sacrificio, pero también creo que es importante encontrar un equilibrio y no perder nuestra propia identidad en el proceso.
Nuestra conversación continuó hasta altas horas de la noche, pero finalmente decidimos ir a la habitación de Axel para desearnos buenas noches y dormir.
- Ha sido una noche maravillosa – susurré mientras nos acostábamos en la cama.
Mía sonrió y respondió:
- Sí, ha sido especial. Gracias por estar aquí conmigo.
Nos dimos un tierno beso de buenas noches y nos abrazamos, sintiendo la calidez y la seguridad del otro. Con la promesa de enfrentar juntos cualquier desafío que se nos presentara, nos dejamos llevar por el sueño, sabiendo que teníamos el amor y el apoyo del otro.
Esa noche, en nuestros sueños, continuamos construyendo un futuro lleno de amor y complicidad.
Esa noche, al quedarme solo en mi habitación, reflexioné sobre la complejidad de nuestra relación. A pesar de las adversidades, había algo especial entre Mía y yo que iba más allá de lo que podía explicar. Estaba decidido a proteger ese vínculo y a hacer todo lo posible por asegurar su felicidad.