En El Corazón No Se Manda

Capítulo 36: Un Nuevo Comienzo

Narra Axel

 

Permanecíamos abrazados en silencio, pero sentía la necesidad de aclarar algo.

 

- Tus síntomas no eran solo por el embarazo, ¿verdad? - pregunté, mirando fijamente a los ojos de Mía.

 

Mía me devolvió la mirada y suspiró.

 

- No he comido ni dormido bien desde que terminamos - confesó, su voz llena de tristeza.

 

Sentí un nudo en mi garganta mientras escuchaba sus palabras. Me había dolido mucho saber que la había lastimado de esa manera.

 

- Amor, debes dormir bien y alimentarte adecuadamente, ahora más que nunca - dije, acariciando suavemente su mejilla.

 

- Lo sé, pero realmente me dolió que me dejaras así - dijo, con una mezcla de tristeza y reproche en su voz.

 

La abracé con más fuerza, sintiendo cómo se aferraba a mí.

 

- Te amo - le susurré, acariciando su cabello - Perdóname por haberte lastimado de esa manera. Lo lamento mucho.

 

Mía me miró a los ojos, y pude ver el amor y la comprensión en su mirada.

 

- Descuida, solo pensabas en mi bienestar - dijo, intentando consolarme.

 

Sonreí, agradecido por su comprensión y amor incondicional.

 

- ¿Quieres que te lleve a tu casa? ¿O prefieres quedarte un rato con el futuro padre de tus hijos? - pregunté, tratando de alegrar el momento.

 

Mía me miró con una sonrisa pícara en su rostro.

 

- Mmm, prefiero irme - dijo, juguetonamente.

 

Hice un puchero, fingiendo estar herido.

 

- ¿Por qué eres así? - dije, haciendo un gesto de tristeza.

 

Mía se acercó y me besó suavemente.

 

- Es mentira - dijo, sonriendo - Claro que quiero quedarme. Estoy nuevamente con el hombre que amo, será difícil regresar a casa.

 

Mi corazón se llenó de alegría y alivio al escuchar sus palabras. No podía imaginar mi vida sin ella.

 

- Entonces, Mía Montgomery, ¿me harías el honor de ser nuevamente mi novia? - pregunté, con una sonrisa en mi rostro.

 

Mía sonrió ampliamente y asintió.

 

- Me encantaría - dijo, con un brillo de felicidad en sus ojos - Señor director, lo amo.

 

No pude contener mi alegría y la abracé con fuerza.

 

- ¿Y también podrías perdonar las estupideces que hizo este hombre? - pregunté, buscando su perdón.

 

Mía acarició mi mejilla y me miró con amor.

 

- Claro que te perdono - dijo, con una dulce sonrisa.

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras la abrazaba con más fuerza.

 

- Nunca dejaría de amarte - susurré, sintiendo cómo el amor nos envolvía.

 

- Ni yo - dijo, con ternura y convicción en su voz.

 

Una idea cruzó mi mente y una sonrisa traviesa se formó en mi rostro.

 

- Ya sé cómo compensarte - dije, con una mirada juguetona.

 

- ¿Cómo? - preguntó Mía, con curiosidad y una sonrisa traviesa.

 

- Con una cita - respondí, con emoción en mi voz.

 

Mía rió y asintió.

 

- Me encantaría - dijo, con entusiasmo - Estoy lista para comenzar de nuevo, juntos.

 

Sonreí, emocionado por el nuevo comienzo que estábamos a punto de vivir.

 

- Yo también, Mía. Juntos enfrentaremos cualquier desafío que se presente. Este es solo el comienzo de nuestra historia - dije, con determinación en mi voz.

 

Tomé su mano y la besé suavemente, sabiendo que estábamos listos para enfrentar cualquier obstáculo y construir un futuro lleno de amor y felicidad.




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