En El Corazón No Se Manda

Capítulo 37: El Amor Supera las Adversidades

Narra Axel

 

- Parece que sabes muy bien cómo compensarme - dijo Mía, con una sonrisa juguetona - Aunque creo que tenías algo más en mente.

 

La miré con curiosidad, preguntándome qué estaba tramando.

 

- ¿Qué pasa por esa cabecita loca tuya? - pregunté, riendo.

 

Mía me miró a los ojos con amor y de repente me plantó un beso en los labios.

 

- Entonces, tendremos una cita - dijo, sonriendo.

 

Sonreí ampliamente, emocionado por la idea de pasar más tiempo juntos.

 

- Sí, pero la mala noticia es que tendremos que esperar hasta el domingo, porque hoy es lunes - dije, fingiendo decepción.

 

Mía rió y negó con la cabeza.

 

- No me importa esperar - dijo, con ternura en su voz - Te amo.

 

Bajamos juntos a la cocina para encontrarnos con Manuel, quien ya había terminado su merienda. Pasamos el resto de la tarde jugando, viendo películas y disfrutando de una cena en familia.

 

Antes de dormir, decidí hacerle una pregunta importante a Mía.

 

- Mía, ¿te gustaría vivir conmigo? - pregunté, nervioso pero emocionado.

 

Mía me miró con amor en sus ojos y sonrió.

 

- Me encantaría - dijo, con una alegría evidente en su voz.

 

Sonreí ampliamente, sintiendo cómo la felicidad se apoderaba de mí.

 

- Podemos comenzar con la mudanza cuando quieras - sugerí.

 

- ¿Podemos empezar mañana? - preguntó Mía, emocionada - Ya no quiero esperar más.

 

Me sorprendió su entusiasmo, pero luego recordé que solo quedaba una semana de clases y luego vendría la graduación.

 

- Pero, ¿y la escuela? - pregunté, preocupado - Todavía estás estudiando y yo soy el director.

 

Mía me miró con determinación en sus ojos.

 

- No importa - dijo, con convicción - Solo queda una semana y luego viene la graduación. Después de eso, no habrá motivos para escondernos.

 

Sonreí, admirando su valentía y determinación.

 

Narra Mía

 

Al día siguiente, en la escuela, me encontré con Valentina, mi mejor amiga.

 

- Mía, te veo mucho mejor - dijo Valentina, preocupada - ¿Estás bien?

 

Sonreí y asentí.

 

- Estoy bien, muchas gracias por preocuparte - respondí, sintiéndome agradecida por su amistad.

 

Valentina me miró con curiosidad.

 

- Mmm, ¿volviste con él? - preguntó, con una sonrisa pícara.

 

Justo en ese momento, escuché a alguien llamándome.

 

- Alumna Montgomery, ¿puede pasar a dirección, por favor? - era la profesora Vanessa, la profesora de química.

 

Fruncí el ceño, preguntándome qué podría ser tan importante.

 

- ¿Qué pasa? - pregunté, sintiendo un tono de seriedad en su voz.

 

- Por favor, vaya. Es una orden - dijo, con voz firme.

 

Suspiré y asentí.

 

- De acuerdo, nos vemos después, Valentina - dije, despidiéndome de mi amiga.

 

Entré en la dirección y me pregunté qué podría estar sucediendo. Mi mente se llenó de inquietud mientras esperaba descubrir el motivo de esta llamada inesperada.

 

- Así los quería ver - dijo Vanesa, señalando a Axel, quien estaba sentado en los sillones.

 

Me di cuenta de que el vicedirector estaba ocupando el escritorio de Axel.

 

- ¿Qué pasa? - pregunté, sentándome en el sillón junto a Axel.

 

- ¿Acaso no le dije, señor director? - dijo Vanesa, con tono de reproche.

 

- ¿Qué cosa? - pregunté confundida.

 

Axel la miró con indiferencia, esperando una explicación.

 

- Le advertí que terminara su relación con esta chica - dijo Vanesa, señalándome.

 

- La amo demasiado como para hacerlo - afirmó Axel con determinación.

 

El vicedirector intervino, interrumpiendo la conversación.

 

- Señor Director - dijo el vicedirector - Mantener un romance con una estudiante está prohibido.

 

- Yo también lo amo - intervine, defendiendo nuestra relación.

 

Vanesa parecía satisfecha con nuestras respuestas.

 

- Excelente, ahora los dos juntos pagarán las consecuencias - dijo Vanesa, con una mirada desafiante.

 

- ¿Qué piensa hacer? - pregunté, mientras Axel y yo nos levantábamos del sillón.

 

- El vicedirector y yo hemos hablado con el Ministerio de Educación - explicó Vanesa - Y van a enviar a alguien para investigar. No sé qué pasará con ustedes.

 

- ¡Vanesa! - exclamó una figura desde la puerta de la oficina.

 

Miré hacia la entrada y vi a un hombre canoso de ojos azules entrar.

 

- ¿Papá? - dijo Vanesa, sorprendida.

 

- Hola, soy el Señor Gómez, el antiguo director de esta escuela - se presentó - Pero antes de eso, también fui profesor, al igual que usted, señor Cromwell.

 

- ¿Qué haces aquí, papá? - preguntó Vanesa, confundida.

 

- Me enteré de lo que está pasando con el director actual y una estudiante - dijo el señor Gómez - Y me di cuenta de que ustedes dos están enamorados y se merecen vivir felices.

 

Axel me abrazó, mostrando su apoyo y amor.

 

- Sí - dijo Axel, con convicción - Nos amamos.

 

Vanesa parecía desconcertada por la intervención de su padre.

 

- ¿Qué dices, papá? - preguntó, buscando respuestas.

 

El señor Gómez miró a su hija con tristeza en sus ojos.

 

- ¿Alguna vez te conté cómo conocí a tu madre, Vanesa? - dijo, con voz suave.

 

- ¿En un bar? - preguntó Vanesa, confundida.




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