Jasmine Fiore.
Hace dos noches ya que habíamos pasado por esa increíble experiencia con los policías y era hace dos días en las que había regresado al foso, todo ello parecía un sueño mitad pesadilla.
Isy hoy lucia bien con unos pantalones apretados a cada curva de sus piernas y un polo que dejaba al descubierto su estómago como la mayoría de su ropa, solo que no tan exagerado.
Yo no cambie mucho mi estilo deportivo y casual. Unos pantalones hasta más arriba de mis tobillos con zapatillas y una polera en la que las letras JORDAN resaltaban con naranja sobre el gris y el logo de la NBA debajo de las letras.
Me había amarrado el cabello en una cola alta como en los partidos y mi típico maquillaje natural era una ligera mascara que consistía en una base tipo bloqueador con color, hidratante para mis labios de tono coral y rímel transparente. Yo era de esas chicas que no lucían menos femeninas por tener mi estilo, solo era de las que resaltaba con un poco de ayuda lo bonita que era.
Caminamos hacia nuestro salón, ambas con la misma maleta estilo cartero pero lleno de colores que resaltaban en el negro, algo hippie pero muy bonito. Una vez adentro ubicadas descubrimos que nuestro profesor de Filosofía estaba atrasado así que nos permitimos relajarnos al típico estilo de una mujer, Isy fue la que me enseño que hablar de chicos no era malo.
– Entonces yo, bueno, no recuerdo mucho más allá del jugoso beso, recostados en mi carro y eso. Creo que…
– Te metí al auto y te dormiste.
– Y creo que prometiste helado –me recordó por lo que asentí.
– Será más tarde –comenzamos a sacar nuestros libros.
– Oye Jasmine, creo que es necesario un reencuentro con Manson pero yo no iba a por él, ¿crees que este mal si deseo ir a por Landon a pesar de que pase buenos momentos con su hermano?
– Creo que podrías cavar tu propia tumba Isy.
– ¿Qué hay de ti? Fuiste en el auto de Landon.
– ¿Auto?
– ¿No? ¿Entonces como llegaste ahí?
– Un carro como el de Scooby Doo. Una camioneta.
– Eres increíble…
– Oye florcita –apareció Wendy e inevitablemente comencé a sonreír. Si Isy era mi mejor amiga, su hermana, Wendy llegaría a ser la molestia con quien normalmente peleaba.
– Que paso Troya –y ella sonrió también. Era como el caballo de Troya, bien vestido de algo que no era en lo absoluto.
– Oí de Isabel que el viernes estuviste con Landon –se cruzó de brazos. Arrugue mi nariz.
– ¿Qué hay con ese chico?
– ¿No lo sabes? –preguntó y la mire confundida– Isabel, ¿no lo sabe?
– ¿Saber qué? –pregunte ahora molesta.
– Él es el líder de “Imagine The End” –me encogí de hombros y encontré mi celular que había estado lleno de mensajes de números desconocidos.
Había un par en particular de entre esos mensajes que me habían llamado la atención y mientras que los revisaba, ignoraba los comentarios de Troya, de lo geniales que eran y de cómo se desempeñaban en el escenario, sobretodo de nombres que no me entraban en la cabeza porque ella hablaba muy rápido.
– No sé quienes serán –y ella detuvo su palabreo.
– Landon es el vocalista principal y también toca la guitarra.
– ¿El chico que reparte golpes?
– Por dios florcita. ¿Te das cuenta de con quién estuviste?
– Oye Troya, recuérdame quien soy –deje el celular en paz y la mire. Ella de mala gana comenzó a contestar mientras que Isy reía muy bajito.
– Eres Jasmine, capitana de la selección femenina de básquet de la universidad y de selección nacional, elegida mejor jugadora por dos años seguidos y reina del baile el año pasado. Poseedora de un premio a mejor escritor juvenil y promesa a futuro de llegar a ser la mejor de la generación en médicos. Tu hermano seleccionado nacional de Taekwondo que ira a las próximas olimpiadas al igual que tú y…
– En conclusión, una completa reina sin novio –deje escapar una mueca al comentario de Isabel y ella rio.
– ¿Y me explicarías con que tiempo puedo buscar novio?
– No es mi culpa que estés ocupada todo el tiempo Jas, aunque aun así decidiste acompañarme al foso.
– Y te odio por eso.
– Buenos días clase…
Entro el guapo profesor de filosofía y todas las bocas se cerraron un minuto a contemplar como su cabello húmedo resaltaba el color negro de sus lentes de montura.
Teníamos un profesor guapo pero entonces comenzó a hablar de lo aburrido de la filosofía y todo se echó a perder. Nuevamente me encontré a mí misma aprovechando ese tiempo para revisar los mensajes y darle vueltas al asunto.