En el Foso

CAPITULO 19. Pensando en huir

Jasmine Fiore.

Me retorcí del dolor en la cama por el creciente frio y después me dirigí al baño en donde atendí a mis necesidades y me cambie de toalla higiénica, algo que Cam había traído justo para mí después de comentarle que estaba teniendo dolores de mujer, sintiendo vergüenza cuando comprendió a lo que me refería, hace dos días.

Cam había ido a prepararme alguna hierba caliente y me obligue a mí misma a distraerme con el balón que también él había traído, diciendo que esperaba me distrajera y fuese beneficioso para mi entrenamiento en la noche anterior, así que irritada la había estado tirando contra su pared aproximadamente una hora antes de que él entrara al cuarto en donde yo estaba y me regañara como si fuese un niño pequeño, aunque me estaba comportando como tal ya que estar secuestrado no ayudaba.

Él sueño lo ponía sensible, anote ese dato, pero solo dije que me dolía el vientre y él se había calmado, creyendo entenderme.

Era muy tarde en la noche, aproximadamente pasadas las 12 y aun me encontraba dando vueltas molesta, realmente furiosa y sensible como solo una mujer en esos días que no tiene absolutamente nada que hacer puede estar.

Anteriormente el entrenamiento había acabado con los habituales dolores pero ahora me sentía ahogada, acostumbrada a ver esas cuatro paredes que me encerraban, esperando que fuese el día siguiente y Cam se largara para que yo pudiese estar con Landon, mi única escapatoria.

De esa manera habían pasado dos días más y nos íbamos para el séptimo desde nuestro secuestro.

El señor secuestrador entro a mi habitación sonriendo para tranquilizarme, colocando la tasa de lo que fuese sobre la mesa de noche al mismo tiempo en que yo me levantaba de la cama soportando el flujo continuo de la sangre.

Mujer, eso tenía que ser y complicarme la vida, maldije.

– Gracias – solté mientras que cogía la taza que quemaba y me bebía el líquido hirviendo, más por cólera que porque pudiera.

– No tienes que… yo, sé que esto debe de ser difícil para ti – asentí de acuerdo esperando que continuara como lo hacía siempre que yo no hablaba – creo que, las cosas se están solucionando poco a poco. Ellos no tienen idea de donde estas – no sé si se refirió a la policía o a los tipos que querían atraparme junto a Landon.

– Estoy cansada – le dije porque era cierto.

Habíamos pasado cinco días en aquella cabaña que me hacía sentir encerrada, cada día rodeado por una rutina de estar alerta y cada noche desde aquello lleno de sueños, a veces recuerdos y otras pesadillas que no me permitían dormir.

Me sentía insegura viviendo con los fantasmas de mi pasado, incapaz de controlarlos.

Hoy no había querido dormir pero también había querido hacerlo porque mi cuerpo pedía a gritos un descanso. Ahora las ojeras coronaban mis parpados hinchados de un leve tono morado como si me hubieran golpeado. Mi piel no lucia mejor porque la sentía tan cansada que habían veces en las que picaba, quizá por falta de alguna crema hidratante.

Por otro lado mis endemoniadas uñas con su crecimiento súper rápido habían estado molestando por la suciedad que a menudo se metía en ellas y estuve segura que desde que había empezado a usar la ropa de Cam, como señal de confianza, él me veía con más deseo que antes, pero aquello podía cambiar a simple dominación y él no me forzaría por ahora porque le estaba dando lo que quería.

Una amiga a la cual enamorar con pequeños detalles e historias.

– Cuando estaba en mi vida normal, cuando entrenaba – corregí ante la leve mueca de disgusto y continúe – yo no tenía tiempo para pensar en el dolor y creo que ahora, yo… necesito salir, alguna otra distracción.

– ¿No soy suficiente? – pregunto con los labios crispados.

– Una distracción física para mi cuerpo – corregí.

– Quieres salir de casa – trague en seco bajando la mirada hacia la taza medio vacía por el nombramiento suyo de “casa”.

– Quizá deba ser hora de que me lleves a una cita, aquel lugar para esquiar parece divertido.

Y permaneció callado demasiado tiempo observándome, después afuera de la ventana en donde la nieve aun caía, cada noche haciéndose más fría que la anterior.

Termine el té que me había preparado fingiendo estar concentrada en aquello, como si no tuviera ninguna preocupación pero haciendo caras no tan apropósito, de dolor, aunque aquello iba menguando por el calor ahora en mi estómago.

Cam me quito la taza y me arropo al meterme en la cama con cuidado, siempre delicado respecto a mí y coloco un mechón suelto detrás de mi oreja, un mechón de mi trenza para que no molestara.

– ¿Qué hay del chico de abajo? – no me había atrevido a nombrarlo antes y que Cam lo recordara hizo que mi espalda se tensara.

– ¿Qué hay con él? – pregunte tanteando el terreno, esperando de que no llegara a una mala situación.



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En el texto hay: muertes, secuestro, amor y aceptacion

Editado: 28.01.2019

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