Manson Green
Yo estaba bien y mi hermano estaba bien, callado desde hace dos días cosa que preocupaba a muchos, mucho más al servicio de la casa, pero él nuevamente se encontraba viendo por la ventana al lado de su camilla vacilando muy de vez en cuando por el pequeño ceño fruncido que llevaba y no importaba lo que dijera, no decía nada, inclusive había permanecido en silencio cuando le dije que le había enviado un ramos de flores a Jasmine cuando me entere de que había despertado.
De hecho había agradecido a la hermosa chica de ojos dorados en una tarjeta que era a mano, la cual paso por varios procesos hasta llegar a Argentina, pero Landon no dijo nada y cuando días después me entere de que los Fiore habían regresado por medio de Isy, volví a decírselo a Landon.
Bien, habían sido dos días enteros en los que no había hablado desde que despertó, pero al tercer día volvió a ser el mismo chico de siempre y acepto visitas, entre ellas de su mejor amiga Eliza y yo me sentí entre feliz y frustrado por algún misterioso motivo.
– ¿Qué harás con Jasmine? – pregunte un día de improvisto observando un pedazo de papel que tenía en la mano.
– ¿Qué hay con ella?
– ¿La buscaras?
– ¿Por qué debería de hacerlo? – pregunto observando el canal de noticias y yo enfurecí.
– Porque te salvo la vida.
– Yo también salve la suya – me informo.
– A bueno, lo sabría si es que te dignaras a contarnos que sucedió allá – y Landon permaneció en silencio viendo sin ver ¿es algo malo?
– No paso mucho.
– Tienes heridas en las manos con costras en los nudillos, tienes costuras y una cara terrible. Para mí si sucedió mucho. Landon, soy tu hermano, podría ayudarte.
– No podrías – hablo él y yo molesto apague la televisión para sentarme delante de él.
– Bien hermano, ¿tienes problemas? Todos lo tenemos, pero cada uno debe aprender a superarlos.
– Eso es lo que hago – hablo Landon.
– No, los estas evitando.
– ¿Qué problemas tienes tú? – pregunto en medio de una risa y yo reí mas irónicamente por ello.
– A ver, cuando vine a vivir a esta casa tenia a un hermano perfecto que superar, un hermano que me odiaba y después de tratar mucho, yo también empecé a agarrarle una colara estúpida, un hermano que fue secuestrado mientras trataba de huir de casa y después me di cuenta de que no lo odiaba. Tengo un padre que espera que tanto mi hermano como yo seamos perfectos, que tengamos esposas perfectas e hijos capaces de heredar nuestros conglomerados solo que soy un gigolo que es homosexual y estoy tan jodidamente frustrado por ello, porque lo tenía en claro, o al menos eso hasta que conocí a Isabel Welklyn – termine aunque habían muchas cosas más.
– ¿Eres gay? – pregunto Landon a conclusión y yo asentí – pero te gusta Isabel.
– Landon, ese no es el punto, el punto es que lo reconozco y creo que también debería de hacerlo tú también, porque cada vez que hablo de Jasmine tú tienes una expresión derrotada. Como si ella te gustara.
– Ambos decidimos que cada quien iría por su camino Manson. Quiero dejarla tranquila y que no recuerde todo el tormento que paso, cosa que hará si es que me vuelve a ver.
– ¿No importan en lo más mínimo tus sentimientos?
– No – y eso me dolió más a él que a mí.
– Pues debería. Solo tenemos esta vida Landon.
– Ella tiene novio Manson, quiero que sea feliz con ello. Yo podre superarlo… además…
– ¿Además?
– No importa – murmuro y me arrebato el control con su brazo en buen estado para volver a prender la tv.
– Nunca antes te había gustado alguien desde la chica del foso.
– Nunca me ha gustado nadie más que ella – sonrió como si ocultara algo y las palabras que soltó me dieron vueltas a la cabeza hasta que lo supe.
Cuando Landon había sido secuestrado, había logrado huir de su captor y se encontró en el foso en su intento de huida, pero ahí conoció a una chica que estaba herida en el abdomen, una chica que había asesinado a un muchacho grande con su propia arma, una chica que salió impune ante la ley porque su hermano había declarado que fue en defensa personal.
“La chica que tenía los ojos dorados” había dicho Landon y padre ni yo le dimos importancia pero Landon pensaba mucho en ella y la retrato, retrato su rostro y eso fue lo que busque cuando ingrese a su cuarto.
Entonces unos ojos dorados me devolvieron la mirada con un sentimiento que ahora entendía, con lo que pensé que quería ver Landon en ella.
Jasmine, reconocí.
Entonces sonreí por lo irónico de la vida y supe que él no podía perderla. De hecho, lo había sabido desde antes de subir a su cuarto cuando deje el número de Jasmine Fiore escrito en un papel blanco justo al frente de Landon, pero como mi hermano era un romántico trágico, justo como aquella vez, decidí darle una ayudadita y llame a Vincente, mi mayordomo personal y ordene que le sugiriera a mi padre una invitación a la representante de la nación, después de todo no sería la primera vez que se encontrarían.