Jasmine Fiore
Estaba riendo con mi madre al teléfono y entonces pensé que era genial que papa y ella se tomaran un viaje de dos días porque seguían tan enamorados según ellos, como el día en que se declararon su amor. Mi madre era más abierta al respecto y eso me hacía soñar en grande con enamorarme como ella, aunque había veces en las que me aburría tanto el tema que prefería decir que quería quedarme como una monja, al servicio de Dios. De todas maneras sabía que era mentira y cuando colgué el teléfono aquella noche me había sorprendido que fuesen las once de la noche.
Me preocupe porque no había rastro de mi hermano por ningún lado y cuando revise mi celular encontré un montón de llamas del chico que me había rechazado, así que molesta lo ignore, o eso hasta que leí un mensaje en donde decía que mi hermano estaba en problemas, en el foso.
Llame a Angus y él vino a recogerme nervioso, yo no le entendía y entonces, cuando freno el auto de su padre deteniéndose en aquel lugar escondido, con brillantes luces que se colaban por la entrada, lo contemple aterrada.
– ¿Qué hace Sam aquí? – pregunte.
– Él está en una fiesta con sus amigos, por la medalla de oro per… Jasmine. No tenía opción, él apareció y estaba molesto, él buscaba a Sam, eso me asusto, dijo que iría por ti, yo solo pensé en protegerte, él dijo que iría por ti si no le decía dónde estaba Sam y…
– ¿A qué te refieres? – pregunte nerviosa y cogí a Angus de la ropa agitándolo con fuerza. Aterrada, no podía pensar – dime maldita sea Angus.
– Lexel… Te lastimarían si no se los decía, si no le decía eso a él… jasmi… lo había abofeteado, lo había abofeteado tan fuerte con las lágrimas en los ojos y después me aleje sintiéndome traicionada.
Mi mejor amigo no podía haberlo hecho y me sentía muerta del miedo en pensar sobre todas las imágenes que rondaban mi cabeza.
Empuje a los dos grandulones y entre corriendo si entiendo como Angus me llamaba pero su voz cada vez era más lejana mientras que siendo empujada por los cuerpo avanzaba.
No podía ver y eso me frustraba, debía de dejar de llorar y sabía que la gente me miraba como loca cada vez que llamaba a mi hermano, entonces encontré a sus amigos pero Sam no estaba con ellos y seguí mi búsqueda hasta que llegue a una zona llena de muebles entre las luces cegadores del local, del foso y vi como Sam estaba peleando con Lexel.
Yo sabía cosas básicas como defenderme, pero pelear contra una persona era diferente y cuando los vi, me sentí inútil, me acerque corriendo, gritándoles que pararan sin saber que más hacer y entonces cuando llegue a la masa de cuerpos me había lanzado contra la espada del grandote quien me había arrojado atrás unos instantes después.
Quizá eso lo hizo reaccionar, pero le dijo algo que no entendí a mi hermano y se fue, molesto. Sam nunca me dijo que fue, pero en cambio se acercó a mi preocupado porque yo me había golpeado el brazo, preocupado como un tonto por mí cuando era él quien tenía un ojo hinchado y el labio partido.
Entonces abrace a mi hermano y llore en él.
– Pesadillas – murmure irritada mientras que sentía mi garganta seca y la boca pegajosa.
– Esta despierta – chillo alguien y la reconocí de inmediato como mi madre.
Abrí los ojos mareados, temerosos y cegados por la luz molesta de algo sobre mí. Entonces cuando la cabeza llena de una gran mata de rulos ocupo todo el espacio que podían mis ojos ver contemple como sus ojos hinchados y rojos brillaban de manera cansada pero alerta, ambos observándome.
También alguien tomaba mi mano, una gran mano callosa y gruesa que reconocí como la de mi padre antes de girarme a verlo y tenía canas, por increíble que fuera. De hecho, ambos tenían canas y aunque también había pequeñas arrugas en sus rostros me sentí envidiosa de lo hermosos que seguían siendo.
– Están hechos un desastre – hable a modo de saludo.
– Eres la peor hija del mundo – gimió mi madre mientras que sus brazos me rodearon y sentí sus lágrimas en mi cuello, lagrimas que enviaron escalofríos a través de mí.
– Perdón mami – sentí picazón detrás de los ojos pero no llore, de hecho, no pensé que pudiera, eso sería arrogante de mi parte.
– Jasmine – murmuro mi papa mientras acariciaba mi cabello y después de mucho tiempo deje que me consintieran. Ellos estaban siendo en exceso empalagosos, peso eso llenaba el vacío que sentía.
– ¿Pueden ayudarme a sentarme? – pregunte y ellos asintieron para después ayudarme a hacerlo y pasarme un vaso de agua que bebí como loca esperando no atragantarme – ¿dónde está Landon? – fue la primera pregunte real que se me vino a la cabeza y mis padres se miraron fijamente unos segundo antes de responder.