En el Foso

CAPITULO 34. Asesina

Jasmine Fiore

Deje de inspeccionar el cuarto ante la repentina palabra del hombre delante de mí y agache la mirada hacia donde estaba mi anillo tratando de despejar mi mente.

Había llegado antes a pensar que lo primero que tenía que decirle al señor Green era una disculpa pero al verlo de frente, portando todo ese poder sobre sus hombros y contemplándome como si yo fuese algo que normalmente encuentra, me sentí pequeña y me senté en donde él me señalo.

El señor Green contemplo a mi hermano quien no tomo asiento sino que se colocó detrás de mí como un fuerte guardaespaldas pero no le tomo importancia a aquel acto de desafio y continúo su camino de contemplarme en su lugar.

Trague por lo dura que era su mirada y entonces nuevamente me encontré viendo como el anillo que mi mejor amiga que había emprestado hacia lucir largos mis dedos los cuales también iban decorados en las uñas, aunque las llevara cortas.

Fue entonces cuando Manson ingreso rápido con el cabello alborotado y mi mejor amiga entro detrás suyo buscándome rápidamente con la mirada antes de observar desconfiada al señor Green y acercárseme sentándose a mi lado como toda una dama, una preciosa dama con el cabello diferente a como llego, imagino por los apuros.

Después de ellos parecía que el señor Green había decidido dejar de verme para contemplar a mi mejor amiga, cosa que me puso más nerviosa pero entonces la puerta se volvió a abrir y entraron dos personas más, una Elizabeth y el otro Landon.

Ellos me observaron y la mirada del chico de ojos fríos se endureció como hielo pero camino en silencio a ocupar el asiento que estaba reservado para él así como Elizabeth. El único que permaneció en pie fue mi hermano.

– Parece que ya estamos todos aquí –hablo el señor Green– así que será mejor que comencemos.

– Señor Green –apareció un señor de lentes y traje quien acerco a las manos del señor Green un sobre y este lo acepto conforme, enviándolo a retirarse con su cabeza.

– Como imaginan, me tome la libertad de investigarlos –hablo de vuelta el padre de Landon pero sus ojos retornaron a los míos y las palabras adquirieron forma en mi boca cuando adivine su pregunta– ¿Hay algo que quisieran decirme respecto a lo ocurrido?

– Padre –hablo Manson con una nota de molestia en su voz– no sé qué es lo que…

– Silencio –ordeno el señor Green y Manson guardo silencio irritado mientras que los demás tomamos la orden también– ¿señorita Fiore?

– Lo siento –hable de manera instintiva y rehuí los ojos de los demás enfocándome solo en aquellos ojos hielo con mis propias lágrimas encerradas al fondo de mis ojos, aplastándolas para no liberarlas– lo siento.

– ¿Eso es todo lo que tiene que decir? –pregunto de nuevo el señor Green y yo apreté la mandíbula furiosa conmigo, molesta con todo. Trague el nudo de mi garganta y hable de nuevo.

– Fue mi culpa, Landon solo trato de ayudarme pero las cosas terminaron mal. Lo siento por involucrarlo –encare al señor Green y este me volvió a contemplar evaluativo.

– Deberías de hacerlo –concordó– porque si él moría, no solo me hubieras quitado un hijo sino también al heredero de mi compañía.

– Padre –insistió Manson.

– He dicho silencio Manson.

– No padre. Tú estás siendo injusto. ¿Qué crees que sabes?

Los ojos fríos del señor Green se clavaron en su hijo menor de la misma manera en que lo había hecho conmigo.

Él lo estaba midiendo y al mismo tiempo calculaba que palabras debía de usar con ellos, con él.

– ¿Qué crees que sabes tú, mi hijo? –pregunto a cambio y Manson se tensó– eso creí.

– No padre, ella salvo a mi hermano –contrarresto Manson y yo lo observe aturdida. ¿Qué yo lo había salvado?

– No estoy seguro de que hubiera necesitado ser salvado si ella no lo hubiera involucrado.

– Me involucre solo, padre –hablo Landon por primera vez y evadió mi mirada olímpicamente– yo fui el que trato de ayudarla.

– Y ese es el punto que no entiendo de todo esto –la mirada del señor Green volvió a mi como si pidiese una explicación, algo que no creía capaz de dar.

– De todas maneras no estamos llegando a nada –se burló mi mejor amiga y contemplo al magnate– y usted señor, lo que está buscando son culpables, aunque no entiendo el propósito de eso. Si desea culpar a alguien, entonces cúlpeme a mí, me hare responsable –me horrorice con las palabras de Isabel pero su mano estaba en la mía ordenándome silencio antes de que pudiera intervenir apretando tan fuerte que me parecio increible.

– Señorita Welklyn, me gustaría escuchar su motivo.

– Bien –hablo Isy y lo miro desafiante– ella es Jasmine Fiore, deportista destacada en la nación y como tal se dedica de integro a sus entrenamientos y estudios. Fue ese el motivo por el cual yo quería que se divirtiese un poco y la llevé al foso para sacarla de su rutina, fue ahí donde conoció a sus dos hijos, uno que casualmente comenzó a asistir a sus partidos poco despúes..



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En el texto hay: muertes, secuestro, amor y aceptacion

Editado: 28.01.2019

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